Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
El virus del miedo
Carlos Ravelo Galindo, afirma:
Acabamos de enterarnos que hoy, 31 de mayo, el rector de la Insigne y Nacional Basílica de Santa María de Guadalupe, monseñor Salvador Martínez Ávila, cumple treinta años de haberse ordenado como sacerdote.
Se recordó en la misa qué a las 11 horas, desde Anaheim, California, retransmite por televisión, la celebrada en La Villa, a las 9 de la mañana
Lo que no te mata te hace fuerte.
Pero qué somos nosotros para dar consejos.
Permitamos mejor a una experta darnos, como sabe la doctora y poeta Rosa Chávez Cárdenas, un sabio consejo.
Dejen el miedo a contagiarse, dice un dicho “lo que no puedes ver en tu casa lo vas a tener”.
Practiquemos estrategias de autocuidado:
Dormir con un ritmo de horario, el reloj biológico se acostumbra a despertar a la misma hora.
Actividad física, ayuda a reducir la ansiedad y mejora el estado de ánimo, bailar o ejercicio aeróbico.
Comer sano, la cafeína en exceso puede agravar el estrés y la ansiedad.
Evita el tabaco, alcohol y sustancias adictivas; el tabaco incrementa el riesgo de enfermedad pulmonar, incluso a los fumadores “pasivos”
El alcohol como evasor de las crisis, empeora y reduce las habilidades de enfrentar los problemas. En algunos casos, verdad don F.
Evita tomar medicamentos para los “nervios” pueden tener efectos similares a los que beben alcohol.
Limita el tiempo en la pantalla, aléjate 30 minutos antes de dormir.
Reserva tiempo para relajarte, elige: meditación, yoga, ejercicios de respiración, escucha música, lee un libro, teje, pinta, el arte sublima los trastornos mentales.
Piensa positivo, agradece lo bueno, hasta por los alimentos que llevas a tu boca.
Si tienes un sistema de creencias te ayuda a brindar consuelo en tiempos difíciles.
Retírate de las aves de mal agüero, esas que solo hablan de catástrofes.
Cultiva tus redes de apoyo: pareja, familia, amigos, terapeutas, sacerdotes, pastores.
Apoya a los que necesitan ayuda, si tienes recursos bien por ti, vuélvete líder, forma grupos, te vas a sorprender con la técnica de las tres D: deseo, disciplina y decisión lograran cualquier meta.
Permanecer en casa todo el día durante el confinamiento genera ansiedad, insomnio, aburrimiento, desesperación y conflictos familiares.
Se han incrementado las denuncias de agresiones entre los hijos y las parejas.
Los seres humanos necesitan el sentido de libertad, pero que paradoja, la libertad también es uno de nuestros miedos.
Los obsesivos llevan a cabo sus rituales con más intensidad como lavarse las manos, limpiar y ordenar objetos, sufren con la idea de salir a la calle, por el miedo de contagiarse.
El confinamiento por la pandemia ha traído cambios en la forma de vida, crea, incertidumbre, presiones financieras y preocupación obsesiva por enfermarse, generado por campañas que en lugar de ayudar crean pánico.
El exceso de información genera confusión y miedo. El miedo: inseguridad y ansiedad.
Como consecuencia afecta al sistema inmunológico. Los rumores, pueden causar crisis fuera de control.
Las personas en el confinamiento como los presos, sufren estrés, ansiedad, miedo, tristeza, soledad y hasta se tornan agresivos.
Estar pegados a una pantalla tiene efectos secundarios: aumento de peso, dolor de cabeza, afecciones en los ojos y en el estado de ánimo.
La luz del sol ayuda a equilibrar el reloj biológico, es decir los ciclos circadianos, los que regulan el metabolismo: el apetito, los horarios de sueño, el estado de ánimo y los niveles de energía. Kenneth Wrigth director del laboratorio del sueño y cronobiología de la Universidad de Colorado llevaron a cabo una investigación al respecto.
Concluyeron que la iluminación eléctrica y la ausencia de luz natural alteran los ritmos internos.
El desfase de horario como el que soportan médicos, enfermeras, vigilantes y los que viajan a otros países, interrumpe sus ciclos circadianos; altera su ciclo de sueño-vigilia.
Como consecuencia presenten índices más altos de problemas de salud: obesidad, diabetes, abuso de sustancias, depresión y pérdida del deseo sexual.
En la Universidad de Rochester descubrieron que pasar tiempo al aire libre en entornos verdes incrementa la vitalidad y la sensación de energía física y mental.
El trabajo en espacio sin luz solar tiene el efecto contrario. Caminar en las mañanas en contacto con la naturaleza, incrementa los valores de resistencia a las enfermedades.
Para los que no tienen el tiempo es recomendable encontrarse con la naturaleza por lo menos una vez a la semana.