Poder y dinero
Te hará reflexionar
Carlos Ravelo Galindo, afirma:
Una reflexión sobre “Y el hombre, qué” de nuestra querida nieta la pedagoga y sicóloga Ana Sofía Ravelo de Jasiel Aréchiga:
“Es agotador ser, querer, ser persona, madre, esposa, empleada, cocinera, chofer, educadora.
No entiendo cómo hay mujeres que quieren tener más de un hijo.
Digo –ella nos dio un bisnieto, Valentino, que nos saluda con la lengua de fuera– es maravilloso verlo, abrazarlo, verle con que tranquilidad duerme, escuchar su risa.
Pero que chinga es ser todo y nada a la vez. Conste que estoy acompañada y es un excelente compañero, amigo, amante.
Mis respetos a las mujeres que lo hacen solas porque un inútil o cobarde se cruzó en su vida y lo descubrieron demasiado tarde.
Te quiero Abo”.
Y otra de la doctora y sicóloga Rosa Chávez Cárdenas, desde Guadalajara, Jalisco:
“A esos padres, proveedores, buen ejemplo para sus hijos que sembraron semillas.
Los que después de algunos años, dieron frutos deliciosos y que a su vez ya abonaron el terreno para que sus hijos, abran grandes sus alas y algunos vuelen del otro lado del mundo
Abrazos y que sigas mejor y mejor”
Breve pero sustancioso lo que no expone la poeta y escritora doña Beatriz Corona
“Un texto certero, doloroso, pero también conmovedor si sabemos extraer el mensaje”.
¡Feliz Día del padre para ti, Carlos!, coinciden las tres.
Y lo que nos dice Marcos Rivera.
“Estimado Carlos:
Si me condeno es por pura, pura, pura envidia.
Bueno, envidia como pecado principal, pero no por ser el único. Hay más. No muchos ni variados, pero sí que hay más.
En verdad envidio a las personas que fueron dotadas de todo lo que un escritor requiere.
Vocabulario, ideas, conceptos envueltos en poesía, drama, comedia y demás.
Diseño, calculo, planifico y ando entre fierros, tornillos, alambres, electricidad, fluidos y demás menjurjes como esos.
Te leo, o releo a los que citas. Todos me dan envidia.
Por qué es el hombre como es
Qué diferencia hay entre líder y jefe.
Querer y amar, es lo mismo y solo es cuestión de nivel o intensidad
Hay un manual para aprender a amar.
Preguntas como esas hay muchas más a las que se busca respuesta, y las han expresado muchos pensadores, tantos que la fila que se podría formar con esos libros es… un poco larga.
Que busca el hombre.
NO. Ya no repetiré más de las tantas preguntas ya formuladas, y “respondidas” por los pensadores.
Recibe un saludo y con él, mis mejores “vibras” para que sigas como hasta ahora. (O quien quite: Mejor) Marcos Rivera”.
Con nuestra gratitud te invito a leer esta reflexión.
Había una vez dos hermanos, José y Manuel. Vivían uno al frente del otro en dos casas en una hermosa villa.
Los problemas pequeños, se hicieron grandes.
Con el tiempo los hermanos dejaron de hablarse. Incluso evitaban cruzarse en el camino.
Dejemos a doña Jessica Quiñonez-Rafaeli que termine la reflexión.
Cierto día llegó a la casa de José un carpintero y le preguntó si tendría trabajo para él.
José le contestó:
¿Ves esa madera que está cerca de aquel riachuelo?
La corté ayer.
Mi hermano Manuel vive en frente y, a causa de nuestra enemistad, desvió ese arroyo para separarnos.
Así que yo no quiero ver más su casa. Te dejo el encargo de hacerme una cerca muy alta que me evite la vista de la casa de mi hermano.
José se fue al pueblo y regresó sino hasta tarde por la noche.
Cuál sería su sorpresa al llegar a su casa, qué en lugar de una cerca, encontró que el carpintero había construido un hermoso puente que unía las dos partes de la villa.
Sin poder hablar, de pronto vio en frente a él a su hermano, que en ese momento atravesaba el puente con una sonrisa:
José, hermano mío, exclamó Manuel al verlo, no puedo creer que hayas construido este puente. Fui yo el que te ofendió.
Vengo a pedirte perdón.
Los dos hermanos se abrazaron.
Cuando José se dio cuenta de que el carpintero se alejaba, le dijo: Buen hombre, ¿cuánto te debo? ¿Por qué no te quedas?
No, gracias —contestó el carpintero—.
¡Tengo más puentes que construir!
Y más:
Mi padre solía leer para mí.
Esto nos animaba a hacer grandes obras de arte, no pequeños garabatos.
Se dice que al tratar de dibujar un círculo grande no hay manera de que podamos terminarlo mientras estemos vivos.
Todo lo que vemos es un arco. El resto está más allá de nuestra visión, pero está ahí en la distancia
No hay duda de que el mundo es un lugar mucho más compasivo y tolerante que hace 100 años.
Pero no es justo juzgar a la gente con nuestra perspectiva moderna.
La forma en que la sociedad ve muchas cosas ha cambiado a lo largo de los años.
Incluso puede suceder en el transcurso de una generación.
Lo que parecía completamente normal para nuestros padres puede parecernos extraño, peligroso o ambos.
Y cuanto más retrocedemos, más extraño se vuelve el mundo.
Olvidemos desavenencias políticas, porque al final de cuentas, todos somos mexicanos.
Construyamos el puente que nos una y nos saque de la altanería.