Alfa omega/Jorge Herrera Valenzuela
Gritemos a todo pulmón.
Ella Isabel Arvide lo hará desde Estambul en ya donde es cónsul. Con entusiasmo anunciamos el nombramiento de nuestra amiga y colega periodista, a quien felicitamos.
En México también acompañaremos al señor de las mañaneras.
Habrá Grito el próximo 15 de septiembre desde el Palacio Nacional, y la novedad consistirá tal vez en saber cuántos “vivas” y a quiénes incluirá el gobernante.
Más allá de lo que documenten y sostengan la historia oficial por un lado y el revisionismo histórico por el otro acerca de este y otros episodios y sus protagonistas, es importante que se celebre el Grito de Independencia por sus efectos en el ánimo patriótico ciudadano.
Pero también que, como dijo el presidente López Obrador, se combata la desmemoria y se intensifique en los programas escolares la enseñanza de materias tal vitales como el civismo, la filosofía y la historia de México.
O si se verá solamente por televisión y redes, porque sería una enorme imprudencia dada la pandemia o el rebote para entonces, convocar al pueblo a la Plaza de la Constitución.
En 1916 -dice Milenios de México- un resfriado impidió a Venustiano Carraza salir al balcón del Palacio Nacional a dar el Grito, y en 1968 el presidente Gustavo Díaz Ordaz recibió una fuerte rechifla.
Sí porque el Grito no se cancelará como en 1833 que se aplazó por una epidemia.
Con dos meses y medio de anticipación, anunció que, a pesar de la pandemia, de una u otra forma tendrá lugar la ceremonia del Grito de la Independencia.
Más allá de lo que documenten y sostengan la historia oficial por un lado y el revisionismo histórico por el otro acerca de este y otros episodios y sus protagonistas, es importante que se celebre el Grito de Independencia por sus efectos en el ánimo patriótico ciudadano.
Dejemos que el historiador José Antonio Aspiros Villagómez nos detalle puntos.
El próximo 16 de septiembre se cumplirán 210 años de que el párroco de Dolores, Guanajuato, Miguel Hidalgo y Costilla, convocó al pueblo para levantarse en armas contra el “mal gobierno” y los “gachupines”.
Y se cumplirá una década de que el entonces presidente Felipe Calderón dispuso conmemorar el bicentenario de ese hecho histórico con la construcción de la polémica Estela de Luz sobre el Paseo de la Reforma de la Ciudad de México.
“¿Cómo vamos a suspender el Grito?, ¿cómo vamos a olvidar la Historia?”, preguntó el mandatario actual acerca de una ceremonia que hasta Maximiliano de Habsburgo celebró durante el Segundo Imperio y para ello viajó en una ocasión a la casa de Hidalgo en Dolores, actualmente museo.
Y que desde el Porfirismo se celebra en la noche del 15 de septiembre.
Empero, ya ocurrió en el pasado que, por una epidemia de cólera, se haya diferido la conmemoración al 4 de octubre de 1833, según la obra Milenios de México (Humberto Musacchio, Hoja Casa Editorial, 1999).
Iniciada en Tampico, esa epidemia llegó en agosto desde Veracruz a la capital del país y le tocó a Valentín Gómez Farías, en una de las varias ocasiones que sustituyó en la Presidencia a Antonio López de Santa Anna, diferir casi tres semanas la ceremonia del Grito, o cancelarla según otras fuentes en las que no hay mayores datos.
Y también que, como dijo el presidente López Obrador, se combata la desmemoria y se intensifique en los programas escolares la enseñanza de materias tal vitales como el civismo, la filosofía y la historia de México.