El concierto del músico/Rodrigo Aridjis
Inmensa gratitud
Carlos Ravelo Galindo, afirma:
Sí, nuestra inmensa gratitud.
La empezamos con los periodistas y colegas Jorge Herrera Valenzuela, Abraham Mohamed Zamilpa y Arturo González Camarena Becerra Acosta, hijo del ingeniero genio don Guillermo González Camarena, creador en México de la TV a color y su esposa María Antonieta Becerra Acosta.
Con el genio colaboramos en Televisa, XHGC, hasta su muerte accidental.
Y de pilón a nuestro hijo el abogado Jorge Alberto Ravelo Reyes por afable indiscreción a varios colegas, que él menciona.
Arturo fue nieto del maestro director general de Excélsior, don Manuel Becerra Acosta. Nuestro querido y admirado jefe.
De esto hablemos primero.
Don Manuel Becerra Acosta hace muchos años nos dice que su nieto llegó a su fin.
Resaltamos la importancia, la transparencia de Excélsior se debe en mucho, y en más de un sentido, a la obra de Manuel Becerra Acosta, por cuanto él se dio directamente al celoso cuidado de cada plana, de cada titular, de cada línea del diario.
Pero sobre todo por su tenaz, aguda y rígida tarea didáctica hacia cada uno de los redactores, correctores, cabeceros, que estuvieron a sus órdenes”, y en quienes creó una verdadera escuela de entrega y pasión por el oficio.
Como director general de Excélsior dio vigor a las selecciones Editorial y de Información General al suscribir contratos de servicio internacionales de prensa varios de ellos exclusivos y el establecimiento de un Departamento de Corresponsales, único en México”.
Trabajó infatigable en nuevos proyectos y en ese tiempo maduró una planta editorial de primer nivel en la que estaban reporteros como Julio Scherer, Carlos Ravelo, Manuel Mejido, Pedro Álvarez de villar, Carlos Denegri, Ángel Trinidad Ferreira, Miguel López Azuara, Enrique Loubet Jr. y Alberto Ramírez de Aguilar, entre otros.
Cincuenta años de la prolongada existencia de Manuel Becerra Acosta estuvieron apasionadamente dedicados a Excélsior; al que él vio nacer y al que conducía desde el más alto puesto de mando en el momento en que lo abandonó la vida…
Lo recordamos con reverencia, como lo que nos comentan otros hermanos.
Sí don Jorge Herrera Valenzuela, compañero en tiempo y espacio desde, como nosotros, ayudante de redacción, reportero, jefe de información, director y, él, espléndido escritor.
Trabajos sobre este bello oficio nos fueron publicados por la Universidad Nacional Autónoma de México, en los noventa, como textos en la licenciatura de comunicación.
Existe el libro “El periodismo mexicano hoy” editado por la UNAM, en febrero de 1990.
Leamos su artículo que compartimos con otros colegas.
Íntegro, don Jorge lo que escribes.
En esta ocasión les comparto comentarios relacionados con dos destacados mexicanos que tienen motivos para sentirse felices de lo que han logrado.
El abogado Julio Serrano Castillejos el pasado 4 de este mes llegó felizmente a los 84 años de edad y hace 66 que fuimos condiscípulos en la Escuela Nacional Preparatoria, la añorada Prepa 1. Julio como vicepresidente y un servidor como secretario de prensa estuvimos en la directiva de la Sociedad de Alumnos.
Merecidos reconocimientos a este hombre, nacido en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, donde reside.
Poeta, escritor, jurista y profesor, lo distinguen como un gran chiapaneco.
No menos orgulloso y contento está mi fraternal colega Carlos Ravelo y Galindo porque el 4 de agosto de 1945 inició su carrera en el oficio o profesión más bonita del mundo, la de reportero diarista.
A lo largo de estos 75 años, que lo convierten en el Decano de los Diaristas Mexicanos, Carlos principio como yo, de Ayudante de Redacción (así con mayúsculas), reportero-redactor, columnista, argumentista de cine y televisión, además de su responsabilidad del Noticiero Excélsior que se transmitía, de lunes a viernes, por la noche en el Canal 2, hoy llamado Canal de las Estrellas.
Ahora leemos su columna cultural “En Las Nubes” del diarismo digital.
Desde aquí un abrazo para Julio y otro para Carlos de Jorge Herrera Valenzuela.
Sigamos con don Abraham, y la verdad que predica y utiliza en sus comentarios, al confirmar una expresión nuestra sobre su trabajo periodístico, ético.
Cuando sin ofender habla del trabajo del señor de las mañaneras y lo que, con rectitud, sin ofensa, le sugiere.
Abraham Mohamed Zamilpa escribe:
Muchas gracias por tus conceptos mi querido amigo Carlos Ravelo y Galindo.
Procuro hacer lo que siempre he hecho: un periodismo esencialmente ético, porque considero que la ética es lo que envuelve los valores que rigen la conducta del ser humano y que, si el origen de nuestra honrosa actividad fue lograr que los periódicos se convirtieran en auténticas Tribunas del Pueblo fungiendo los periodistas como sus voceros y orientadores de esa extraordinariamente valiosa opinión pública que se resume en «Vox populi, Vox Dei», te diré maestro, que en mí tales principios siguen actuales, aunque ahora sea altamente riesgoso seguir siéndole útil a nuestra agraviada y agobiada gente.
Como sabes, recurrí al llamado “periodismo alternativo” que realizó gracias al Internet y a la Redes Sociales y eso lo hago o lo hacemos todavía algunos, en virtud de que aquel periodismo en el que me inicié hace 63 años, y que es mal llamado “periodismo tradicional”, se pervirtió por la corrupción y pérdida de los valores originales que se respetaban.
No sé si estés o no de acuerdo, pero por lo que percibo, estoy convencido que ejercer el periodismo en México «como Dios manda» en estos “virulentos tiempos” que padecemos, es más riesgoso que pertenecer a la delincuencia organizada.
Con todo y eso, tengo la esperanza de que vendrán tiempos mejores con la unidad gremial y nacional que habremos de lograr, por lo que seguiré invariable y sin descanso ejerciendo mi honrosa responsabilidad social como periodista hasta el final de mis días, como tú ejemplarmente lo haces con 90 años de edad.
Querido Carlos, con fraternal abrazo recibe mi admiración y respeto como invaluable amigo y Decano del Periodismo Mexicano.
Con mucho cariño: Abraham Mohamed Zamilpa”.
Y el pilón a nuestro abogado Jorge Alberto por la siguiente cariñosa indiscreción:
“Doña Beatriz Corona, Doña Rusia MacGregor, Doña Norma Vázquez Alanís, Don José Antonio Aspiros Villagómez y Don José Luis Uribe Ortega. Buenas tardes.
A don Carlos se le olvida decirles que sus cuatro únicos hijos, Carlos Fernando, Jorge Alberto y Arturo Javier, cuatro fuimos becados por la fundación Carlos Ravelo y Betty Reyes, simplemente porque así lo quisieron. Sin más mérito que ese.
El con primaria inconclusa y ella con estudios de contadora privada, ahora le dicen secundaria.
Dice él que sí la termino, pero no hay pruebas que así lo demuestre.
Pero a los 85 años obtuvo (hoy tiene casi 91), por conocimientos adquiridos, él dice que en la Universidad de los golpes de la vida —así nombra su tesis—de Licenciado en Periodismo por méritos propios y no por ninguna Universidad, solo la de la vida.
Primero nosotros sus hijos y después el.
Mis hermanos y yo obtuvimos el grado de licenciatura, ellos mis tres hermanos el grado de maestría yo sólo la licenciatura de derecho.
Tuvimos viajes divertidos y de estudios en México y el extranjero, gracias a este patrocinio.
Esta grandiosa fundación ahora se llama Abo Carlos y Abi Betty.
Sigamos con el ritual de una a la una Jorge A. Ravelo Reyes.
Salud y gracias, a todos.