La nueva naturaleza del episcopado mexicano
Volveremos a ser felices
Ser feliz es no tener miedo de los propios sentimientos.
Es saber hablar de sí mismo. Es tener coraje para oír un no. Es tener seguridad para recibir una crítica, aunque sea injusta.
Que tu vida se vuelva un jardín de oportunidades para ser feliz.
Descubrirás entonces que ser feliz no es tener una vida perfecta.
Tendremos la oportunidad de usar las lágrimas para regar la tolerancia. Usar las pérdidas para refinar la paciencia. Usar las fallas para esculpir la serenidad.
Y usar los obstáculos para abrir la ventana de la inteligencia.
Solo así, insistimos, volveremos a ser felices.
Totalmente seguros de volver a nuestra felicidad cotidiana. Sin nada de pandemias ni ladrones que nos saquean.
Sirva lo mencionado como prólogo a lo que nuestro colega y maestro Fernando Alberto Irala Burgos, con su habilidad que aprovechamos, nos alienta.
Sus puntos de vista los compartimos también.
No platica que la posibilidad de disponer de una vacuna en un plazo recortado ha resultado una noticia esperanzadora en medio del desastre que para la humanidad entera ha significado la pandemia del Covid-19.
El convenio firmado por la Fundación Slim con el laboratorio farmacéutico que la ha desarrollado y con una universidad de prestigio, respaldado por los gobiernos de México y Argentina, permitirá adelantar tiempos y con ello salvar miles de vidas en la región hispanoamericana, ahora que ya se han perdido tantas.
Pero todavía no estamos del otro lado. La pandemia ha mostrado tener una fuerza y una persistencia mayores de las que se advertían al inicio.
Hemos visto en el mundo y sobre todo en el continente americano que los contagios no ceden aunque así nos lo quieran hacer creer, en una parte por una mala estrategia desde los gobiernos, y en otra por la falta de disciplina social y cultura de prevención e higiene.
De cualquier forma, es incierto cuándo podremos disponer de la inmunización protectora de manera generalizada. Las pruebas que faltan se cumplirán apretadamente en lo que resta del año, y si todo va bien la disponibilidad masiva se tendrá en algún momento del año próximo, si bien nos va antes de que concluya el primer semestre.
Es decir, nos quedan aún muchos meses, casi un año, de lidiar con el virus sin fármacos efectivos y sin la protección de la vacuna que en sentido estricto aún no existe.
Pero no hay que disminuir por ello la relevancia de lo anunciado. La posibilidad de darle la vuelta a la pandemia es hoy razonablemente cierta, aunque por desgracia no está tan cercana como quisiéramos todos.
Sin embargo, luego de pasar ya un semestre confinados, sin vida familiar ni social, obligados en la vida pública al uso del cubre boca que se ha vuelto ya como una mordaza insufrible, la expectativa de que todo ello tenga un fin calculable en el calendario, es como se quiera una gran noticia.
Si todo va bien, al fin podremos volver a ser felices, luego de que ya lo éramos sin darnos cuenta.