El presupuesto es un laberinto
A los presumidos, cuidado
Carlos Ravelo Galindo, afirma:
Un amigo abogado, don Alejandro Cancino Romay nos comparte lo que a su vez le envía una dama, de lo que significa una palabra sacrosanta.
Pero antes el ejemplo a no seguirla:
Es un consejo del filólogo José Antonio Aspiros Villagómez.
“Estimado amigo: alguna vez leí de un escultor famoso -no me pidas el nombre porque no lo recuerdo- que dijo que su trabajo consistía en sacar del mármol las figuras que ya estaban adentro.
Una declaración de modestia, pero injusta, como la de quien escribe y asegura que su trabajo es solamente acomodar palabras.
Los que no tienen remedio, son quienes a sus escritos les avientan puños de comas y otros signos, y a ver dónde caen.
Pero se molestan (mal síntoma) si les hacemos observaciones de ortografía o de sintaxis.
Me refiero a los que redactan, no a los que esculpen, pero hay que entender las motivaciones (y capacidades) de ambos.
Salud. A”.
Y con todo respeto nosotros reproducimos, lo del abogado Cancino omat, con un ligero agregado de Gerardo Fernández Noroña que lo considera para algunos como diagnóstico gratis.
Ramón Durón Ruiz el autor explica, como filósofo de Güémez:
“A raíz de mi reciente artículo sobre don Hermenegildo «El Maistro» Torres, autor de esa genialidad llamada PUP (Pro Unificación de los Pendejos), amablemente la licenciada Irene Ruedas, lectora de Zacatecas, me envió un correo pidiéndome que escriba más sobre el tema.
Y como el viejo filósofo dice: «Soy pendejo. pero no desobediente», con mucho gusto tomo en cuenta su amable petición.
A sabiendas de lo que dice el sabio campesino de Güemes en el sentido de que «los doctorados sirven pa’ cometer pendejadas más calificadas» y que «todos los días tengo 5 minutos de pendejez.
El secreto está en no excederme.»
Debido a su talento, sería invitado a viajar por toda la República Mexicana y dar a conocer su visión «cosmogónica» en torno a los pendejos.
Su fama trascendió las fronteras, a tal grado que llegó a ser convidado por don Santiago Bernabéu, para que fuera a dictar una conferencia en la Madre Patria.
Ahí, con su sentido de vida, pronunció una amena plática que cautivó a los asistentes, pero, no faltó un español cabrón que lo quisiera poner en apuros.
Inmediatamente cuando concluyó su alocución, sin mediar permiso de los organizadores, de entre el público se puso de pie un hombre, que levantó la voz y le espetó:
– ¡Joder macho!, habéis hablado del pendejo ¡en tono casi doctoral!, pues que yo quisiera preguntarte, quiénes son más pendejos: ¿los mexicanos o los españoles? –
Los aplausos entre la concurrencia no se hicieron esperar, pues en verdad metía en apuros a tan conspicuo personaje de la cultura popular azteca.
Don Hermenegildo, consignatario de una picardía, ingenio, inmediatez y una agudeza mental privilegiada y como siempre, dueño de sí mismo, con toda parsimonia -que cualquiera de los candidatos en campaña envidiaría-, ajustó su tono de voz y con la diestra el micrófono, le respondió:
– Mire usted distinguido caballero, a nosotros, ustedes los españoles nos conquistaron durante 300 años y el 95% hablamos español.
A ustedes, los árabes los conquistaron durante 800 años.
¡Y no he visto a ningún español que hable árabe!
A pesar de que lo partió físicamente, su aportación a la cultura popular sigue vigente.
Un sinnúmero de mexicanos se ha encargado de enriquecer su legado histórico en torno a la pendejez humana:
Unos practicándola, otros -los menos-, estudiándola.
La 3ª Ley de Newton dice:
«A toda acción corresponde una reacción, de igual intensidad y en sentido contrario.» ….
A las que podríamos agregar la 4ª:
«Todo lo que entra sale, y todo lo que sube, baja», una 5ª:
«En política todo lo que se arrastra. sube» y, la 6ª.
Lo dicho por don Manuelito C. Sánchez en voz del poeta, escritor y artista Alejandro Rosales Lugo:
«Nada es estable en la vida,
porque todito es pintado,
nomás lo pendejo es firme
y nace sin ser sembrado.
Y nace sin ser sembrado,
porque nadie lo sembró,
todo mal tiene remedio.
¡¡NOMÁS LO PENDEJO NO!!»