Eliminar autónomos, un autoengaño/Bryan LeBarón
Acabemos con la corrupción, oficial y privada heredada
Carlos Ravelo Galindo, afirma:
“Quiero morir como esclavo de los principios, no de los hombres. La nación está cansada de hombres falsos y traidores que hacen promesas como libertadores y al llegar al poder se olvidan de ellos y se constituyen en tiranos”, general Emiliano Zapata.
Y no podemos olvidar a Luis Donaldo Colosio, cuando reclamó que México sigue con hambre y sed de justicia.
A él también lo asesinaron.
Esta noche, desde casita, acompañaremos al presidente de la Republica rendir tributo a grandes mexicanos y refrendar ante el pueblo, desde palacio nacional, su ofrecimiento de acabar con la podredumbre heredada.
Lo cumple. Poco a poco, con paso firme, pésele a quien le pese. Hombre, mujer o lo que sea.
Hablemos hoy del campo.
Algunos historiadores comparan el sistema comunitario indígena mexica con el sistema cristiano-occidental de la propiedad privada y explotación de la tierra.
Lo ejemplifican «la creciente monopolización de algunas compañías sobre campos de cultivo mexicanos»; y evidencian la alta protección por parte del gobierno mexicano para apoyar el sistema ejidal de los campesinos y que el ejidatario se volviera dueño de su parcela: en México, el ejido fue una “propiedad rural de uso colectivo”.
Con los antecedentes anteriores, veremos porqué la historia de Zapata y la tierra es tan apasionante y extensa, el morelense Emiliano Zapata Salazar “Caudillo del Sur”, nació en Anenecuilco, Morelos, el 8 de agosto de 1879 y fue asesinado en Chinameca el 10 de abril de 1919. Campesino de origen, en la lucha por la tierra se convirtió en un fuerte brazo armado de la Revolución Mexicana, al igual que el general Francisco Villa fue en el norte del país.
Quedo huérfano a los 16 años y por eso trabajó la tierra de un latifundista; el 15 de junio de 1897 fue aprehendido por las fuerzas rurales durante la fiesta del pueblo de Anenecuilco, pero su hermano Eufemio, con la pistola en la mano logró que lo dejaran en libertad. Ya en 1906 asistió a una junta de campesinos en Cuautla para discutir la forma de defender sus tierras y las del pueblo frente a los abusos de los hacendados.
A esas fechas fue incorporado al 9º. Regimiento de Caballería y asignado como caballerango de Pablo Escandón, Jefe del Estado Mayor de Porfirio Díaz; y luego comisionado a Ignacio de la Torre, yerno del dictador Díaz, quien le tomaría especial afecto por su destreza y conocimiento en el manejo de los caballos.
Zapata lucho por la tierra, y fue un símbolo de la resistencia campesina con su llamado “Ejército Libertador del Sur”, Ideólogo también de justicia, igualdad y democracia social; fue de los primeros que combatió a la rancia herencia del gobierno de Porfirio Díaz, porque proponía la restitución de las tierras a sus dueños originarios, la propiedad comunal y el respeto a las pueblos indígenas y campesinos.
Zapata lucho por la tierra, y fue un símbolo de la resistencia campesina con su llamado “Ejército Libertador del Sur”, Ideólogo también de justicia, igualdad y democracia social; fue de los primeros que combatió a la rancia herencia del gobierno de Porfirio Díaz, porque proponía la restitución de las tierras a sus dueños originarios, la propiedad comunal y el respeto a las pueblos indígenas y campesinos.
A los nueve años de edad, al presenciar el despojo de tierras a campesinos por la injusta costumbre de los hacendados de Morelos, y después de escuchar a su padre de que nada se podía hacer, Emiliano dijo: ¿No se puede?, cuando yo sea grande, haré que las devuelvan.
El historiador Jesús Sotelo Inclán, escribió que Zapata se casó con una joven de clase acomodada llamada Luisa Merino y al caer la dictadura porfirista, él continúa su titánica tarea y que contrajo matrimonio con Josefa Espejo Sánchez, conocida en la región como “La Generala” también originaria de Anenecuilco y aguerrida compañera de armas en su lucha por la tierra y la justicia.
Nuestro héroe agrarista inicia su carrera política y de armas, el 12 de septiembre de 1909, cuando es elegido calpuleque, palabra náhuatl, que significa jefe, líder o presidente de la Junta de Defensa de las tierras de Anenecuilco, donde empezaría a analizar documentos que se originaron en el virreinato que acreditaban los derechos de propiedad de los pueblos sobre sus tierras, los cuales habían sido negados por la Ley Lerdo, que en cierta forma obligó a las corporaciones civiles a vender o ser expropiadas las tierras “improductivas”, lo cual fue motivo en su tiempo del apoyo de varios líderes indígenas como el queretano general Tomás Mejía de gobierno conservador del Segundo Imperio Mexicano. Por estas leyes mal interpretadas y mal aplicadas, se aprovecharon muchos hacendados para acaparar más tierras de manera ilegal al “solicitar” la propiedad de zonas comunales que los pueblos supuestamente no trabajaban.
Con su nombramiento Zapata se convirtió en dirigente agrario del estado de Morelos; su primera aparición política fue en las elecciones para gobernador de Morelos en 1909, cuando apoyó al aspirante de la oposición Patricio Leyva, en contra del Pablo Escandón, quien fue dueño de vastas extensiones de tierras agrícolas en Morelos. “La nación está cansada de hombres falsos y traidores que hacen promesas como libertadores y al llegar al poder se olvidan de ellos y se constituyen en tiranos” Gral. Emiliano Zapata”.