Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
El dulce poder de la amabilidad
Carlos Ravelo Galindo, afirma:
“Me gustó tu plática escrita”.
Esta sencilla frase de doña María Luisa Izquierdo de Ravelo, esposa de nuestro hermanito Mauricio, ya en el cielo, nos mueve a responder a nuestros amigos, parientes, lectores, conocidos y decirles, con simple humildad, que su amabilidad tiene tal fuerza que hasta el más embravecido mar se apacigua y se convierte en un remanso de paz en él que brilla fulgurante el sol de la amistad.
Por los cincuenta años de la boda de nuestra hermanita Marina nos escriben:
Ella, la novia:
“Buenos días Güerito de mi vida y de mi corazón ♥️, volver a leer lo que escribes me llena el alma de amor y agradecimiento a Dios y a la santísima Virgen por estos maravillosos 50 años de feliz matrimonio, claro con sus altas y bajas, pero siempre unidos y contigo y Betty siempre a nuestro lado, gracias muchas gracias por siempre estar.
Y por siempre están en mi corazón”.
De otro también enamorado de la vida. El colega Jorge Herrera Valenzuela:
“Esta tarde, mi estimado Carlos, he leído y releído tus más recientes columnas y simplemente te comento que me fascina tu personal estilo para referir diferentes etapas de tu vida, destilando un amor a todos y cada uno de tus seres queridos.
Comparto contigo esa forma de manifestar nuestros sentimientos, porque yo soy muy feliz y a Dios y a la Virgen de Guadalupe, doy gracias por tener una esposa incomparable.
Tres hijas y dos hijos que son los fuertes pilares en nuestra etapa de la Tercera Edad. Siete nietos y cuatro nietas.
Otra parte muy emotiva y emocionante para Lilia y yo, que hace 60 años, cumplidos el pasado día 13, iniciamos nuestra vida matrimonial y ahora gozar de un hogar lleno de ternura, paz, armonía y amor”.
Sí doña Lilia, confirmaríamos también ufanos, con Jorge un hogar, lleno de amor, armonía, paz y ternura.
Y seguimos vanidosos. Tenemos razón cuando Teresita del Carmen, la benjamina de Juan y Marina, esposa de Pastor Gabriel escribe a su tío.
“Mi querido tío güero, la tarde de ayer como supongo la de hace 50 años brilló de manera diferente … Leo lo que tú relatas de LAS NUBES y la piel se me vuelve a erizar.
Pasaron 50 años como abrir y cerrar los ojos y Dios me concede la dicha de verlos con salud y felices.
Lo demás es efímero.
Sin lugar a dudas para ser perfecto hizo falta tu presencia, pero las circunstancias no lo permitieron.
Te amo con el alma y te comparto la tarde de ayer y por supuesto el video que preparé con tanto agradecimiento y amor a papá y mamá y por supuesto a los que fueron y son partícipes de éste gran amor …
Y cómo lo dije:
Y Colorín colorado, este cuento aún no ha terminado…
Invierno 2020 Año de la pandemia”.
Y otro colega, José Antonio Aspiros Villagómez, que platica lo que le recordó la misa virtual de los cincuenta años:
“Estimado amigo:
Felicitaciones para los esposos que celebraron ayer sus bodas de oro.
También ayer, se cumplieron diez años del deceso de don Raúl Durán Cárdenas. Eminente presidente del respetado y respetable Club Primera Plana,
Y ya que estamos en los recuerdos cincuentenarios, te comentaré que en 1970 hubo algunos sucesos en mi entorno:
-Cumplí diez años de haber comenzado a teclear (a los 16).
-Fue el año en que comencé a manejar y tuve mis dos primeros coches. El primero fue un Chevrolet 1952 que me vendió don F, a quien ya conocía.
Ese mismo año lo cambié por un Renault 8S nuevo.
-Tenía mi hogar en mi primer condominio, avenida Revolución 820, en Mixcoac. (En el medio siglo posterior, cambié nueves veces más de domicilio).
-Mi abuelita María, con 18 años de viudez entonces, vendió la casa de Tacubaya donde nacimos mi madre y yo.
-Faltaban pocas semanas para que naciera la última de mis cuatro hijos. En marzo próximo celebraremos sus 50.
-Empezaba a formarse en mi nuca una dermatitis que me incapacitó por varias semanas al año siguiente.
-Y faltaban 50 años para que te escribiera estas líneas con mis saludos. Salud. A”.
Y de doña Rusia, desde su casa, en donde convalece, en Colima:
A la poeta y colega Rusia Mc Gregor González. Mil gracias.
“Para Carlos. Qué maravilloso. Una bendición del Altísimo. Ya sabes que ando atrasada en la lectura de mis correos.
Este matrimonio, tus hermanos, está lleno de amor, de paz y de bendiciones.
Te envío el más fuerte abrazo con todo mi amor y un cúmulo de bendiciones. Vamos por el siguiente. Por lo pronto, una a la una como todos los días.
Besos también con mucho amor para nuestra querida e inolvidable Bety. Dios te siga bendiciendo. (gerundio válido). Rusia”.
Sí, tenemos con el recuerdo, una jactancia bien ganada.
A todos, nuestras bendiciones de fin de año.