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Libros de ayer y hoy
La Santa inquisición o el INE
Carlos Ravelo Galindo, afirma:
Haces falta a México. Cuídate Andrés Manuel. Rezamos por tu
salud.
Nos preguntaron si el Intitulo Nacional Electoral, es sinónimo de
la inquisición.
Y acompañan los otros nombres que se le aplican: Indagación,
investigación, averiguación, perquisición, sondeo, fisgoneo,
escudriñamiento, busca, encuesta, exploración, tanteo.
Recurrimos entonces a quienes saben.
Uno de ellos, el licenciado e historiador chiapaneco Virgilio Arias
Ramírez, secretario general del Club Primera Plana y vicepresidente
de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística nos los explica
exhaustivamente.
En el curso de esta exposición, tendremos que tocar la situación
de los pueblos europeos y en México, durante el período
precortesiano, el virreinato y después de la independencia y
naturalmente en estas épocas necesariamente recordaremos el papel
de una institución llamada religión.
Aclaramos que nuestra intención no es atacar a ninguna religión,
instituciones gubernamentales y políticas.
O credo, porque en todo caso sería la clase gobernante en
turno.
Desde luego el fanatismo que se vuelve una ceguera familiar y
social, costumbre que propició el atraso de los pueblos e incluso los
llevó en muchos casos a guerras sangrientas, fue lo que sucedió en
México con el movimiento de independencia, la reforma y la rebelión
cristera.
La inquisición en México — INE es mera coincidencia política
oportuna– con el título de Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición de
la Nueva España fue establecido en 1571 para ejercer un control
ideológico y religioso sobre la población, procuraba normas de
conducta que regirían la vida en la Nueva España.
Tuvo como propósito fortalecer la fe, perseguir herejías,
prácticas judaizantes y mantener la unidad religiosa.
Los indígenas tampoco fueron sujetos a proceso inquisitorial.
Pero sí se persiguieron sus prácticas idolátricas durante la Colonia
cuando se decían católicos y estaban bautizados.
Las mentes más preclaras de la humanidad, siempre
combatieron a la ignorancia, en movimientos revolucionarios
conquistaron la libre expresión en el campo del derecho, y se luchó
contra las religiones que en el nombre de “Dios” esclavizan a la
humanidad con el mito del miedo y pregonando la fe ciega.
Porque bien sabemos que en ella se arraigan los fanatismos de
toda clase, no solamente los religiosos, pero es natural que prendan y
traspasen generaciones en cuando faltan los conocimientos para
encontrar una explicación a los sucesos sociales y desde luego a los
naturales.
En los comienzos de la Iglesia, la pena habitual por herejía era
la excomunión, pero cuando los emperadores romanos convierten el
cristianismo en religión tolerada en el siglo IV, los herejes empiezan a
considerarse enemigos del Estado.
Los acusados eran interrogados, comúnmente, mediante torturas
y finalmente castigados si se les encontraba culpables, requisándose
sus bienes durante el proceso para sufragar las costas judiciales y los
gastos de encarcelamiento.
Los más conocidos métodos de tormento:
Garrucha, se alzaba a la víctima al techo con los brazos atados
por detrás de la espalda.
Potro; se ataba al reo a un bastidor y el verdugo apretaba hasta
atravesar la carne.
Tormento del agua: se ataba al reo, se le introducía un paño por
la boca hasta la garganta y se vertían jarras de agua de
aproximadamente un litro.
La Inquisición episcopal de la edad media, nefasta institución
que de “santa” no tenía nada, fue la primera forma de la Inquisición
medieval, establecida en 1184 mediante la bula del papa Lucio III Ad
abolendam.
Como un instrumento para acabar con la herejía cátara; el
castigo físico a los herejes había sido dispuesto con anterioridad
por Federico II, en Francia por la iglesia católica.
La intención era castigar con pena de muerte a la herejía y a los
cátaros; la humanidad padeció lo que hoy conocemos como pobreza
inhumana instaurada por los reyes totalitarios y los patriarcas
religiosos que dominaban todo, baste mencionar por ejemplo a
Rodrigo Borgia que en 1492 fue electo papa y tomo el nombre de
Alejandro VI.
Con Hernán Cortés, tras la conquista de Tenochtitlán en
1521 hacían falta misioneros la conquista espiritual, la cual estaba en
manos de España y Portugal.
Sin embargo, debido a la falta de miembros del clero secular,
por influencia de Cortés y los franciscanos estos últimos consiguieron
la bula Alias Felicis por parte del papa León X en 1521 que les
concedía el derecho de actuar en donde no hubiera miembros del
clero secular.
Mientras no hubiera un prelado dominico en la Colonia, los
inquisidores españoles generales delegaron su autoridad a los obispos
locales, entre ellos Pedro de Córdoba, viceprovincial de la Orden de
Predicadores o dominicos, el cual a su vez delegó sus funciones al
franciscano Martín de Valencia uno de los Doce Apóstoles de México,
es decir, uno de los 12 frailes llegados en 1522.
Siguieron:
Fray Martín de Valencia. Entró en conflicto con las autoridades
civiles, alegando que tenía jurisdicción tanto en asuntos civiles como
criminales.
Esto llevó a una controversia de marzo a julio de 1525 en la
que Motolinía, delegado del inquisidor, habría de comparecer ante los
regidores, con la instrucción a la Orden de dejar de intervenir en los
asuntos civiles.
Fray Domingo de Betanzos. Asumió las funciones de
inquisidor en 1526, de acuerdo con la Omnímoda, fue Betanzos quien
estableció la Inquisición episcopal en México.
En su periodo hubo 19 casos, en su mayoría por blasfemia,
aunque hay que señalar que la mayoría de los juzgados eran
partidarios de Cortés, poniéndose de relieve las fricciones políticas
que había entre dominicos y conquistadores.
Fray Vicente de Santa María. A pesar de que sólo ejerció como
Inquisidor en 1528, su actividad fue intensa con el acto de fe de 1528;
al año siguiente fue depuesto debido a su conducta imprudente en las
quemas en su periodo, entre las que destacan las de los judaizantes
Hernando Alonso y Gonzalo de Morales.
Alonso fue parte del ejército de Cortés en la toma de
Tenochtitlán.
Fray Juan de Zumárraga. Primer arzobispo de la Nueva
España.
Este fue el periodo de mayor actividad de la Inquisición episcopal
en la Nueva España con más de 150 procesos, en su mayoría por
blasfemia.
Su periodo estuvo marcado por fricciones con otras autoridades
por su juicio implacable contra los indios, ya que la mayoría discutía su
naturaleza en favor de otorgarles derechos y protección.
Entre sus juicios destacó el caso llevado en contra de Carlos
Ometochtzin, cacique de Texcoco, el cual terminó con su quema en el
cadalso, acción que le valió ser censurado por las autoridades
inquisitoriales que anularon su nombramiento como inquisidor
apostólico en 1543.
Otros fueron: Fray Tello de Sandoval, Fray Alonso de
Montúfar, Alonso Hernández Bonilla y Pedro Moya de Contreras.
De 71 reos sólo dos fueron ahorcados y luego quemados.
La inquisición logró absorber una gran cantidad de poder ante la
sociedad y el estatus de élite.
La Nueva España fue uno de los lugares donde se presentó el Santo
Oficio. Llegó en 1535 pero oficialmente se presentó hasta 1571.
En 1797, existió una propuesta dentro de España para abolir a la
Inquisición, pero esta tuvo un nuevo plazo como consecuencia de la
revolución francesa.
En 1808 Napoleón Bonaparte, consigue que Carlos IV abdique a
favor de José Bonaparte y con ello publicó un decreto aboliendo a la
Inquisición y confiscando sus bienes porque los franceses no eran
simpatizantes del Santo Oficio, por lo que en la Nueva España se
seguía bajo la influencia de la Inquisición ya que donde no regía
Napoleón, el Santo Oficio seguía en pie.
La Inquisición pontificia o Inquisición papal fue una institución
eclesiástica judicial creada por el papa Gregorio IX en 1231-1244 para
perseguir la herejía y que estaba bajo su autoridad directa.
Sustituyó a la inquisición episcopal creada cincuenta años
antes y llamada así porque la persecución de los herejes correspondía
a los obispos de cada diócesis.
Es llamada también inquisición medieval, para distinguirla de
la inquisición de la edad moderna cuyo modelo lo constituyó
la inquisición española, que a diferencia de la medieval estaba bajo la
autoridad de los reyes católicos en quienes el papa había delegado en
todo lo referente a la herejía en los dominios de su monarquía.
La Inquisición romana, también llamada Congregación del Santo
Oficio, fue creada en 1542, ante la amenaza del protestantismo, por
el Papa Paulo III.
Se trataba de un organismo bastante diferente de la Inquisición
medieval, ya que era una congregación permanente de cardenales y
otros prelados que no dependía del control episcopal, su ámbito de
acción se extendía a toda la Iglesia católica.
En 1555, comenzó a perseguir a numerosos sospechosos
heterodoxia, entre los que se encontraban varios miembros de la
jerarquía eclesiástica, como el cardenal inglés Reginaldo Pole.
En 1600 fue juzgado, condenado y ejecutado el filósofo Giordano
Bruno y en 1633 fue procesado y condenado Galileo Galilei, al
destierro a más de 50 km de Roma, quien dijo: ”… y sin embargo se
mueve”.
En 1813 las Cortes de Cádiz decide suprimir el Santo Oficio en
toda la monarquía española y se envió para que las parroquias
anunciaran la clausura de la Inquisición, por tres domingos
consecutivos.
Este fue el mensaje central de las iglesias. El “Santo Oficio”, tuvo
un pequeño resurgimiento ya que al quedar nula la constitución de
1812, quiso recobrar el poder que alguna vez tuvo, pero en julio de
1834, el gobierno liberal moderado de Francisco Martínez de la Rosa
aprobó un decreto cuya disposición primera decía:
“Se declara suprimido definitivamente el Tribunal de
la Inquisición”.
Respondemos con cortesía política.
Es coincidencia fortuita con el Instituto Nacional Electoral y el
tribunal federal.
Algunos historiadores en esencia masones, han sostenido a lo
largo del tiempo que fue en ese proceso donde se inicia el mito de la
masonería especulativa.
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