Poder y dinero/Víctor Sánchez Baños
Estos tiempos modernos
Antes, un preámbulo relacionado y oportuno
Don Aurelio Nuño, coordinador de la campaña de José Antonio Meade, declaró a El Universal” que “la Corrupción no es sólo del PRI, es de todo el país”.
Se inspiró, parece, en lo que expresó entonces a nombre del pueblo uno de los fundadores del Partido Comunista Mexicano Salvador Martínez de la Roca “El Pino”, miembro del movimiento del 68, y delegado de Tlalpan, al respecto:
“La corrupción debe entenderse como una cooperación del ciudadano a los funcionario públicos por los miserables sueldos que les paga el gobierno tricolor”.
Nada más cierto.
Nos comenta la sicóloga, escritora y periodista doña Rosa Chávez que en los tiempos modernos vemos un debilitamiento de la autoridad social.
La población en general se considera poseedora de la verdad, cree en todo y en nada.
La carencia de modelos a seguir deja un vacío y, en la necesidad de llenarlo, las personas pueden unirse a cualquier ideología dominante.
Quienes se proponen el objetivo de tener seguidores, utilizan la psicología de las masas, la publicidad mediática, las protestas públicas.
Las redes sociales, desde su aparición, se convirtieron en un vehículo para dirigir la psicología de las masas ya que resulta más fácil influenciar, compartir, que demostrar.
En la actualidad los dogmas se han debilitado al igual que la conciencia moral encargada del sentido del deber, del sentimiento de responsabilidad.
Aumenta, en cambio, la tendencia hacia el hedonismo, la permisividad, la cultura desechable y el consumismo.
Para quienes siguen las tendencias de las masas cualquier sentimiento y actuación se vuelven contagiosos.
El individuo “sacrifica” el interés personal por el interés colectivo. Se deja llevar por la “sugestión”. Queda preso de una especie de hipnosis colectiva, sin poder identificar cuál es la fuente, ni quién es el hipnotizador.
Sin duda quienes tienen el objetivo de influenciar a las masas, saben que una noticia repetida muchas veces se convierte en verdad, a pesar de que sea absurda.
Pero ¡qué paradoja! Cuando alguien trata de mostrar la verdad corre el riesgo de ser rechazado y tachado de ignorante.
En el fondo no importa la verdad sino la actuación del grupo, porque el quedarse fuera significa sentirse ignorante, excluido.
Es así como funciona la psicología de las masas.
La autoridad social en México, después del triunfo de Vicente Fox, quedó en manos de la partidocracia.
Las masas se dejan llevar por el pensamiento mágico, esperan beneficios, dádivas, privilegios del líder, no importa que mienta. El prometer no empobrece.
La psicología social o colectiva, toma como objeto de la investigación la influencia que sobre el individuo ejercen varias personas.
Un ejemplo: la tribu, el pueblo, la clase social, la institución, los partidos políticos y la multitud humana en general, que en un momento dado se organiza en una masa o colectividad.
Así las cosas, en cuanto a las etapas de crecimiento, México, con su casi incipiente democracia, se encuentra en la adolescencia, después de un período largo de infancia gobernado por el partido hegemónico, tan bien estructurado que mantuvo el orden social sin alternancia.
En el 2000 ese partido, perdió en las urnas, pero, el triunfo de los otros no trajo lo que se esperaba.
La partidocracia ambiciosa se apoderó del negocio.
Las características de los grupos son similares a las de los adolescentes: rebeldía, impulsividad, resentimiento, falta de compromiso; como ellos se dejan llevar por lo inconsciente. El adolescente posee un sentimiento de omnipotencia y, al mismo tiempo es dependiente, influenciable, crédulo.
Sus sentimientos son simples y llegan rápidamente a los extremos.
En su inmadurez, la masa es incapaz de vivir sin un jefe.
El grupo se alimenta fácilmente de la emotividad de los integrantes, se deja influenciar por el líder narcisista, el que se rebela contra el sistema, el que promete que va a destruir lo establecido para ofrecer el paraíso. Así como lo hicieron Hitler, Castro, Chávez. Sedujeron a las masas, hasta que la seducción se convirtió en dictadura.
Hoy quienes se dejaron llevar por ese sentimiento de euforia común sufren las consecuencias.
Estos ejemplos deben de servir de aprendizaje, la seducción del líder se puede volver muy peligrosa.
Sobre todo en estos momentos de gran incertidumbre en que este gobierno ha sumido a nuestro país, y apenas vemos un atisbo de esperanza, añadiríamos al personal enfoque de doña Rosa Chávez Cadenas.