Eliminar autónomos, un autoengaño/Bryan LeBarón
Pagan justos por pecadores y el Plan de Guadalupe
La utilidad del sábado. Además de leer, responder con respeto.
Nos explican, por nuestro reclamo en favor de la escritora Teresa Gil molestada en una auto tienda de comestibles, que esas revisiones son continuas y al azar.
Ocurren tanto en Soriana como en el resto de ellas.
Cotsco, a la salida, nos dicen y lo hemos confirmado, un grupo de jóvenes se ufana, cortésmente en revisar el recibo para que nadie se lleve algo sin pagar. U olvide algo ya liquidado.
En efecto pagan justos por pecadores. Ni modo. Pero insistimos en cuidar a la mujer.
Y colateralmente un testigo nos platica. Lo describe, del ajetreo en las afueras de esas empresas, así:
“Estimado amigo, te comento que cuando Norma y yo vamos por la despensa, nada más ella entra porque los letreros ordenan: «sólo uno por familia».
Yo –José Antonio Aspiros Villagómez, esposo de doña Norma Vázquez Alanís– la espero afuera y para matar el tiempo observo a la gente:
los torpes o necios que quieren entrar por donde dice «salida» y un/una vigilante se los impide.
Los que se arrancan el cubrebocas apenas salen de la tienda.
El hombre de la tercera edad con el cubrebocas mal puesto, pero que se esmera en acomodar los carritos del «súper».
El vendedor de donas azucaradas sin la menor higiene porque las lleva destapadas en una tabla.
La señora que muestra un gafete ilegible y pide cooperación para los empacadores que se quedaron sin ingresos.
Las tres filas para entrar al banco adjunto: una para cajeros, otra para ventanillas y una más para hablar con los «ejecutivos». No todos los de la fila están atentos a guardar la distancia marcada en el suelo; y toda la gente tiene los dedos o la oreja en el celular.
Los comercios aledaños abiertos, pero sin clientela.
Personas que llevan no a uno, sino a varios niños inquietos.
Un hombre uniformado y con arma que ronda la entrada del banco.
Algunos hombres y mujeres con el pelo verde o anaranjado, y con ropajes estrafalarios, o con piernas y brazos tatuados.
La mujer que asea los pasillos con un cepillo grande, pero no recoge la basura y el viento la regresa.
La fila de taxis en espera de clientela, que aparece muy seguido. En fin, todo un espectáculo en ese lugar, donde por fortuna no pusieron horarios para la tercera edad como en otras tiendas, a las que ya no volvimos para no sujetarnos a tal discriminación. A”.
En fin, tras aplaudir la consistencia reporteril de don José Antonio, regresamos a platicarles sobre el Plan de Guadalupe.
Con infinito interés razonado y patriótico, utilizamos este sábado, para recordar que el 26 de marzo se conmemora el Plan de Guadalupe, que desconoció al gobierno de Victoriano Huerta y a los Poderes Legislativo y Judicial de la Federación.
Agradecemos al abogado Jorge Alberto Ravelo Reyes nos procure lo que publica al respecto, como acto de civismo, la secretaría de Gobernación en el Diario Oficial de la Federación.
Día de fiesta y solemne para la Nación. La Bandera deberá izarse a toda asta, agrega el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México.
26 de marzo día de la promulgación del plan de Guadalupe.
Leamos lo que nos dicen oficialmente:
“El 9 de febrero de 1913 estalló la Decena Trágica, en la Ciudad de México.
La madrugada de ese domingo, los seguidores de los generales porfiristas Félix Díaz y Bernardo Reyes, apoyados por los militares Manuel Mondragón y Gregorio Ruiz, se rebelaron contra el gobierno revolucionario de Francisco I. Madero.
Ese golpe militar fracasó ante la resistencia de un sector del ejército federal, encabezado por el general Lauro Villar, quien permaneció fiel a Madero y rechazó el asalto a Palacio Nacional, acción en la que murió Bernardo Reyes.
Victoriano Huerta fue nombrado jefe militar de la Ciudad de México con la responsabilidad de combatir a los rebeldes que se refugiaron en el cuartel de la Ciudadela.
Sin embargo, el general Huerta traicionó al presidente Madero y pactó con los rebeldes encabezados por Félix Díaz, mediante el Pacto de la Embajada, llamado así porque fue firmado en la Embajada de Estados Unidos en México y fue apoyado por el embajador de ese país, Henry Lane Wilson.
La tarde del 18 de febrero, Huerta apresó a Madero y al vicepresidente José María Pino Suárez y los obligó a renunciar. Envió sus dimisiones al Congreso.
Por ello, el secretario de Relaciones Exteriores, Pedro Lascuráin, fue nombrado Presidente Provisional, quien inmediatamente después de tomar posesión del cargo como presidente interino, nombró a Huerta Secretario de Gobernación y luego renunció a la Presidencia, con lo cual se consumó la simulación legal con la que Huerta tomó el Poder Ejecutivo de la Federación.
Al conocer la traición, Venustiano Carranza, gobernador constitucional de Coahuila, convocó al Congreso local, e hizo notar que el Senado de la República carecía de facultades para legitimar un régimen emanado de un cuartelazo.
Durante las primeras horas del 19 de febrero, los congresistas coahuilenses aprobaron el Decreto 1421, mediante el cual desconocieron al gobierno de Huerta y concedieron facultades extraordinarias a Carranza para organizar fuerzas militares que restablecieran el orden constitucional.
Así surgió el Ejército Constitucionalista.
En campaña para restablecer la legalidad constitucional, Carranza arribó a la Hacienda de Guadalupe, en el municipio de Monclova, Coahuila.
Allí redactó el texto del Plan de Guadalupe, el 26 de marzo
Entre los firmantes figuraron Jacinto B. Treviño, Lucio Blanco y Francisco J. Múgica.
Designaba a Venustiano Carranza como Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, quien después del triunfo se encargaría interinamente del Poder Ejecutivo, y convocaría a elección de los poderes federales.
Con visión de estadista, Carranza condujo al Ejército Constitucionalista a la victoria.
Entró triunfante a la Ciudad de México, el 20 de agosto de 1914.
Restableció la legalidad interrumpida por el cuartelazo y convocó al Congreso Constituyente que promulgó la Constitución Política que actualmente nos rige, el 5 de febrero de 1917.