Escenario político
Mi querido “Borolas”
Carlos Ravelo Galindo, afirma:
No podemos olvidar cuando se calificó a Fecal como Borolas. Ni
a Chente como Chachalaca.
Y lo recordamos con nuestro dilecto amigo y colega Jorge
Herrera Valenzuela cuando escribe sobre La Sátira Política de “El
Panzón” Soto, “Palillo”, Héctor Lechuga y Chucho Salinas.
¡Ah!, pero el iniciador de la Sátira Política fue el zacatecano
Roberto “El Panzón” Soto y a la mitad del pasado siglo nombraron “El
Rey de la Sátira”, al guadalajareño Jesús Martínez Rentería, “Palillo”.
Entre otros.
En México desde los tiempos de las carpas hasta los primeros
años de la televisión, los teatros de revista, nos dice, tuvimos
oportunidad de escuchar, reír a carcajadas y aplaudir a los actores que
fustigaban, con el apoyo de los ingeniosos guionistas o libretistas, a
los personajes de la vida pública, especial y particularmente a los
políticos en turno.
Acompañados de sus “patiños, –como hoy sucede, añadimos
nosotros– el actor central, desde el principio hasta el final de su
intervención, destilaba un humorismo aplastante en su “sketch”.
El sketch está definido como una escena cómica, en la que
participan actores y comediantes hacían gala de su fino humor
político, satirizaban a personas y con hechos del dominio
público, acontecimientos derivados de las acciones de presidentes,
gobernadores, legisladores, así como sucesos trascendentes del
medio social.
Se ha dicho que una representación de ese tipo, “es para que el
pueblo, el populacho, la gente de la calle, se desfogue en contra de la
autoridad.
Desde el Siglo XIX había teatros, ubicados en lo que hoy
conocemos como Centro Histórico de la Ciudad de México.
Allá por los años treinta, el Distrito Federal, sede de los Poderes
de la Unión, tenía centralizadas la mayoría de sus actividades, el
transporte colectivo se hacía en tranvías y “camiones” –así se
denominaban a los autobuses—y su punto de partida era el entonces
arbolado Zócalo, la llamada, desde 1812, Plaza de la Constitución.
Los domingos la misa de las 12 en la Catedral Metropolitana
reunía a los personajes de la alta sociedad que se mezclaba con el
pueblo. También “discretamente” llegaban los políticos, porque el
Estado es laico.
El costo del boleto para asistir a una función, montaje de obras
clásicas, no era accesible para la gente del pueblo, la mayoría de la
población.
De ahí la aparición de “las carpas”, no confundirlas con los
circos.
Para la gente de las barriadas se abrió la oportunidad de ir a
distraerse con un espectáculo que brindaban cantantes, bailarinas y
cómicos.
Los precios del boleto eran “de a peso por dos tandas”.
La gente, “los grandes y los chiquitos”, se alegraban cuando
veían la llegada de destartalados camiones cargados con lonas,
tablones, cables de ixtle, para armar la carpa.
En pocas horas estaba instalado el escenario o templete, el
graderío de madera para el público. Se anunciaba oralmente, por las
calles, que empezaría la función a las 5 de la tarde y que habría
“tandas, una para todos, incluyendo niños; otra para adultos y jóvenes.
La tercera le llamaron “el platillo fuerte” porque intervenían los
cómicos.
Entre los primeros cómicos “carperos” surgieron “Cantinflas” y
Manuel Medel, en el comienzo de la década de los 30.
Después aparecieron otros dos que alcanzarían fama, “Resortes”
y” Clavillazo”.
Posterior a ese cuarteto,” Mantequilla”.
¡Ah!, pero el iniciador de la Sátira Política fue el zacatecano
Roberto “El Panzón” Soto y a la mitad del pasado siglo nombraron “El
Rey de la Sátira”, al guadalajareño Jesús Martínez Rentería, “Palillo”.
Cuentan que “El Panzón” logró la popularidad y alcanzó la fama,
en todo el país, a pesar de que no existían las comunicaciones que
hoy disfrutamos, por sus monólogos de critica a los políticos de la
época y los que daban cuenta de ello eran los periódicos.
Uno de los clientes”, al que no dejaba descansar y “tiro por viaje”
incluía en su improvisado guion, era al líder sindicalista Luis N.
Morones, un partidario de Plutarco Elías Calles y de quien recibió
cargos en el gabinete presidencial.
Roberto Soto, nacido en 1888, a los 40 años de edad, llevó su
sketch “Rayando el sol” a la sala principal del Palacio de Bellas Artes,
con gran éxito.
“El Panzón” y la cantante de zarzuela Socorro Astor, fueron
padres de otra figura de las carpas, teatros de revista y cine en la
Época de Oro, Fernando Soto, “Mantequilla”, quien nació el 15 de abril
de 1911, en la capital poblana y fue tío, por la vía materna, de la
siempre superguapa Verónica Castro.
Hablar, comentar y escribir de la vida artística del que fue
fanático de “Las Chivas”, “Palillo”, es recordar que tuvo el nada
aplaudible honor de ser el artista mexicano que en 6 ocasiones estuvo
preso, en 10 se ordenó la clausura del teatro donde actuaba y para
estar en el escenario “traía en la bolsa” un amparo de la justicia federal
para no ser aprehendido y evitar ir a las mazmorras policíacas de las
delegaciones.
Después de pagar la multa, quedaba libre; pero lo hacían pasar
varias horas tras las rejas.
En ese párrafo está sintetizada la relación que durante años
tuvieron don Jesús Martínez Rentería y “El Regente de Hierro”, el
sonorense Ernesto P. Uruchurtu, jefe del Departamento del Distrito
Federal con los presidentes Adolfo Ruiz Cortines, Adolfo López
Mateos y un breve tiempo con Gustavo Díaz Ordaz.
Las órdenes del funcionario las fundaba en que “Palillo” desde el
tablado teatral lanzaba insultos a las autoridades.
“Uru” no aceptaba la sátira política del tapatío.
Bueno, pues el papá de la actriz Ana Martin (Ana Beatriz
Martínez Solórzano) nos deleitó con sus sketches:
“Adiós Guayabera Mía”, “Agarren a López por pillo”, “El Retrato
de Dorian Buey”, alusivos a los presidentes Echeverría, López Portillo
y Díaz Ordaz, así como parodió los títulos de las telenovelas “Cuna de
Robos” y “El Maleficio es el PRI”.
El ápodo de “Palillo” se lo impusieron los asistentes a las carpas
tapatías, porque era demasiado flacucho, cuando tenía 20 años y ya
había sido acólito, agente de tránsito, dependiente de una tienda de
vinos y licores.
A este personaje lo dejó la cigüeña en Guadalajara el 13 de abril
de 1913 y también actuó en películas como “Ay Palillo no Te Rajes” y
“Lo que el Viento Trajo”, entre otras.
Nos dejó el 11 de noviembre de 1994.
La pareja que formaron los comediantes, el orizabeño Héctor
Lechuga y el defeño Chucho Salinas hizo historia en televisión, en
radio y como actores de cine.
Independientemente de sus intervenciones personales en
diferentes actuaciones, los dos son los últimos que hicieron sátira
política en las pantallas chicas en la serie noticiosa “Barriendo la
Noticia.
En ésta donde aparecía, látigo en mano, el incorruptible “Juan
Derecho” (Chucho Salinas) con sus críticas a políticos y a personajes
de la sociedad.
Héctor durante muchos años estuvo en las cabinas radiofónicas,
comentaba noticias y hacía crítica.
Uno de esos programas lo tuvo hasta el final de su vida, en
Radio Fórmula.
Después de un aparatoso accidente automovilístico, pasaron
meses y no pudo recuperarse.
Murió en la Capital del País el 13 de julio de 2017.
También a consecuencia de un accidente similar al de Héctor,
falleció Chucho, en la carretera Ciudad Juárez-Chihuahua, el 8 de
noviembre de 2001.
Comenzó su carrera como integrante del Quinteto Los Salinas,
era baterista.
Escribió para varios periódicos. Presentó obras teatrales en
bares y lo recuerdo en una de sus películas, donde personificó a un
político en la cinta “Conserje en Condominio”.
Chucho vivió 73 años y su nombre completo fue Jesús Salinas
Ortega.
En verdad, comento, se extrañan actores, comediantes y
humoristas en la televisión y radio que hicieran sátira política.
También añoramos los teatros de revista.
Me dirán que Héctor Suárez, que también descanse en paz
como los antes mencionados, fustigó a servidores públicos y a
políticos, pero más bien su trabajo fue en temas sociales que escribía
el hidalguense Ricardo Garibay, como “El Mil Usos”.
Aclaramos nosotros que el sobre nombre a Fecal como Borolas,
y a Chente como Chachalaca se los impuso hace muchos años el
señor que ahora vive y despacha en Palacio Nacional.
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