Poder y dinero
Hagamos mejor periodismo
Carlos Ravelo Galindo, afirma:
La recomendación de otro periodista, León Krause, también escrita en El Universal, en contestación a las mañaneras, es importante reproducirla.
“La respuesta, entonces, está en hacer más y mejor periodismo que se concentre en lo que realmente importa. No en la labor de quien examina el poder sino en los resultados que arroja el poder”
Concluye:
“Ante el ataque al periodismo, más periodismo. No hay de otra”.
Y otra famosa reportera, doña Teresa Gil, añadimos, nos dice:
Esperamos también que surja algo importante en el nuevo bloque de la Mañanera y la gente aprenda que mentir no solo es una falsedad lanzada al vuelo para desacreditar, sino un ataque en muchos sentidos a la democracia.
“La mentira y sus autores, serán expuestos ante la ciudadanía. Se sabrá quienes usan la falsedad”.
Se explaya con conocimiento que el nuevo bloque semanal en la Mañanera, Quien es quien, en las Mentiras, será un buen ejercicio para exhibir a los que han hecho de la mentira y la alteración su forma de actuar.
Será la oportunidad de desmentir, asimismo, rumores que hacen circular y que quedan en la mente de la ciudadanía como verdades.
¿Qué sucederá con los mentirosos? ¿serán expuestos o algunos caerán en la tipificación de un delito?
Es importante fijarlo.
La alteración de la verdad se penaliza en las leyes a través de la falsedad.
En México la mentira estuvo presente siempre a nivel de discursos.
La demagogia floreció en esos discursos que quedaron signados en letras que ahora son la mejor prueba.
Esa ínfula oficializada había tenido como precedente una retahíla de mentiras que surgían de las promesas electorales sobre una honestidad que se diluía pasada la oratoria, en fraudes, enriquecimiento, manejo a destajo del presupuesto y el acomodo de una clase que prevalecía sobre millones empobrecidos.
Los datos ahí están, según la Cepal, 70 millones.
Para detectar las mentiras en nuestro país, no se necesita ir muy lejos. La realidad es la mejor expresión de la verdad. Y esa verdad se ve en las grandes diferencias que existen en el país. Millones que viven en miserables chinames y sectores reducidos en enormes residencias.
Niños que van a la escuela con huaraches o descalzos, frente a niños privilegiados, educados en los mejores colegios y ya más grandes, en el extranjero.
La mentira según la Real Academia Española es la expresión contraria a la verdad, a lo que se sabe, se dice o se piensa.
El término mentira ha sido sujeto a disquisiciones a lo largo de los siglos.
Hay quienes han clasificado las mentiras como San Agustín que encontró 8 definiciones diferentes, pero concluyó que las “mentirijillas” no son mentiras.
Son como las llamadas mentiras piadosas. El religioso debería de haber profundizado en partes de su doctrina, esas que se llaman dogmas, porque son conceptos que se meten a fuerzas como verdad, sin que haya discusión al respecto.
El poeta del romanticismo Ramón de Campoamor, puso a discutir a los teóricos de la lengua con su aseveración expresada en su poema Las dos linternas, de su obra Las Dolorosas, de 1846.
Y es que en el mundo traidor nada es verdad ni mentira todo es según el color del cristal con que se mira.
Lo aseverado se considera algo subjetivo, simplista, porque existe la evidencia de la verdad.
Según datos de la propia academia, se tilda con la Ley Campoamor a los que reniegan de resoluciones públicas o legales a través de impugnaciones, y no creen en nada porque piensan lo contrario.
Esa ley les viene muy bien a todos los que critican las decisiones tomadas por el gobierno sobre todo el sector empresarial, que se queja de la inversión en sectores vulnerables o marginados, porque según ellos “no produce ganancia”.
Pocos vocablos como mentira, tienen tantos sinónimos en los diccionarios de la lengua, como si con su aseveración se quisiera recalcar la verdad:
falsedad, engaño, embuste, artificio, chisme, quimera, ficción, mito, patraña, invención, fifa, bola, bulo, infundio, mentirón, subterfugio, arana, calumnia, conseja, embrollo, engañifa, novela, píldora, renuncio, gazapo, sofisma, fanfarronada, hablilla, treta, macana, paparrucha, camelo, trola, simulación.
En la literatura se hace una selección de las obras, algunas clásicas, en las que se ha abordado la mentira o ésta ha sido causa determinante de ellas.
Señalan el Otelo de Shakespeare, las diferentes novelas picarescas, el don Juan Tenorio, tanto el de Tirso de Molina como el de José Zorrilla, el Astillero de Onetti y Últimas tardes con Teresa de Marsé.
Faltarían muchas, sobre todo libros infantiles que sirven como mensaje didáctico a los niños mentirosos.
Lo era en grado sumo Jim Carrey en Mentiroso, Mentiroso (Liar Liar 1997), la película de Tom Shadyac, que presenta a un hombre que todo lo lograba con mentiras.
La crisis llegó cuando su esposa decidió dejarlo. Fue entonces que su hijo pidió un deseo, el que su padre dejara de mentir durante un día.
La película gira en torno a ese día, con todas las locuras de las que es capaz el actor canadiense y como era de esperarse surgió el final feliz.
Coincidimos con doña Teresa Gil cuando también afirma:
Esperamos que surja algo importante en el nuevo bloque de la Mañanera y la gente aprenda que mentir no solo es una falsedad lanzada al vuelo para desacreditar, sino un ataque en muchos sentidos a la democracia.