Descomplicado
Historias de la patria
Carlos Ravelo Galindo, afirma:
“Con Morena y López Obrador o sin Morena y sin López
Obrador, en las boletas estará (el hoy senador) Monreal Ávila”, eso
dijo, insistentemente, Joaquín López Dóriga, en su programa
televisivo.
Vaya, Joaquín López Dóriga ubicó perfectamente la posición del
zacatecano Ricardo Monreal Ávila para los comicios presidenciales del
2024.
La tarde del jueves pasado, ya es parte importante en la historia
política de este abatido México.
Nos confirma otro importante reportero, don Jorge Herrera
Valenzuela:
“Lo incisivo del entrevistador y lo sereno y concreto del
entrevistado, dejaron un buen sabor de boca y creemos, todo es
posible”.
Doña Rusia MacGregor, añade. Qué dijo el destapador.
Nosotros preguntamos si el señor de las mañaneras, al
mencionar a la “corcholata”, habrá pedido permiso a doña Carmen
Salinas, que tiene registrado el señalado apodo.
Y otra leyenda patria.
Esta es la historia oficial de la muerte, natural de don Benito
Juárez García y el asesinato del general Alvaro Obregón, que platica
el gobierno de la República.
Los dos acontecimientos publicados en el Diario Oficial de la
secretaría de Gobernación y que agradecemos al abogado Jorge
Alberto Ravelo Reyes, son el testimonio escrito.
El 18 de julio de 1872, a las 11:30 de la noche, falleció el
presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, licenciado
Benito Juárez García, como consecuencia de un padecimiento
cardiaco.
Fue el caudillo civil que defendió la independencia y soberanía
de México frente a la intervención francesa y el Segundo Imperio de
Maximiliano de Habsburgo.
Asimismo, fue el garante y defensor del Estado de Derecho, así
como del principio de laicidad del Estado mexicano.
Muy joven, Juárez abandonó su natal Guelatao, Oaxaca, en
busca de educación y superación.
Se tituló como abogado, fue diputado local, diputado federal y
gobernador del estado de Oaxaca, así como, ministro de Gobernación
y de Justicia.
Como presidente de la Suprema Corte de Justicia asumió la
primera magistratura de la República, en enero de 1858, tras el golpe
de Estado promovido por el partido conservador.
En Veracruz, decretó las Leyes de Reforma que sentaron las
bases del Estado laico, entre julio y agosto de 1859.
Durante la Intervención francesa y el establecimiento del
Segundo Imperio, Juárez encabezó la resistencia que dio el triunfo a la
República, en 1867.
A partir de enero de 1871, con el fallecimiento de su esposa
Margarita Maza y el complejo escenario político nacional, el ánimo del
presidente Juárez se vio seriamente afectado.
Un año más tarde, en la víspera de su cumpleaños, el Dr.
Ignacio Alvarado le diagnosticó angina de pecho.
A pesar de las molestias de salud, Juárez siguió cumpliendo sus
obligaciones como presidente de la República.
Sin embargo, el 17 de julio padeció un dolor de cabeza que lo
acompañó a lo largo del día y por la noche despertó con náuseas.
Al día siguiente, sintiendo un poco de alivio, recibió en sus
habitaciones a José María Lafragua, ministro de Relaciones y al
general Ignacio Alatorre.
A lo largo de la tarde su condición empeoró, su familia fue
alertada y se hizo llamar a los doctores Gabino Barreda y Rafael
Lucio.
Cerca de la media noche, el presidente Juárez se recostó sobre
su lado izquierdo y apoyando su rostro sobre la mano, falleció. El
cuerpo fue embalsamado por los doctores Rafael Lucio y Gabino
Barreda y se expuso en el salón de embajadores de Palacio Nacional,
donde se le rindieron homenajes.
El 23 de julio, los restos mortales de Benito Juárez fueron
trasladados al panteón de San Fernando, en la Ciudad de México,
donde reposan hasta la fecha.
Sigamos con la del manco de Celaya.
Ayer, 17 de julio fue aniversario de la muerte a tiros del general
Alvaro Obregón, en 1928.
Al concluir su periodo presidencial, en noviembre de 1924,
Álvaro Obregón se trasladó a Sonora para dedicarse a la vida privada
y a las labores agrícolas.
Todo hacía parecer que el ex mandatario se retiraría de la
escena política nacional.
Sin embargo, hacia 1926 algunos partidarios suyos plantearon la
posibilidad de contender en las próximas elecciones presidenciales,
idea que convenció a Obregón.
Para que esto fuera posible, el 22 de enero de 1927 se reformó
el artículo 83 constitucional que prohibía la reelección del presidente
por un periodo inmediato, pero dejaba abierta la posibilidad de hacerlo
para el siguiente.
Esta modificación permitió al general Obregón competir
nuevamente para ocupar la presidencia del país.
En mayo, Obregón inició su campaña electoral, apoyado por
buena parte del ejército y del Partido Nacional Agrarista.
Sus rivales políticos fueron el general Arnulfo R. Gómez, quien
fue postulado por el Partido Antirreeleccionista, en tanto que el Partido
Nacional Revolucionario —antecedente del que fundó Plutarco Elías
Calles en 1929—, apoyó al general Francisco R. Serrano.
Ambos contendientes articularon una estrategia para impedir que
Obregón llegara a la presidencia, no obstante, resultó descubierta y
sus líderes fueron perseguidos y fusilados de manera sumaria.
A pesar de carecer de contrincante alguno, la campaña electoral
de Obregón resultó particularmente difícil, debido a la crisis que
prevalecía en el país por la guerra cristera y por la inconformidad de
los grupos políticos opositores al general sonorense, que rechazaban
la reforma constitucional para dejar insubsistente el principio de la no
reelección.
Un sector de los grupos más conservadores, vinculados con
miembros de la jerarquía católica y los cristeros, decidió eliminar al
general invicto de la revolución y planearon varios atentados para
terminar con su vida.
Uno de ellos, ocurrió el 13 de noviembre, cuando una bomba
alcanzó el automóvil en el que viajaba Obregón por el bosque de
Chapultepec, en la Ciudad de México.
Los autores de la agresión, Luis Segura Vilchis, Juan Tirado
Arias, junto con el sacerdote jesuita Miguel Pro y su hermano
Humberto, fueron condenados a la pena capital y fusilados el 23 del
mismo mes.
El 1 de julio de 1928 se llevó a cabo el proceso electoral federal
que dio el triunfo a Álvaro Obregón.
El 17 de julio, el presidente electo tenía prevista una comida de
honor con los integrantes de la diputación del estado de Guanajuato,
por lo que al salir de su despacho fue recibido por varios legisladores,
con quienes recorrió la Avenida Jalisco, rumbo a San Ángel.
Poco antes de la una de la tarde, el general Obregón llegó al
restaurante La Bombilla, en San Ángel, acompañado de Aarón Sáenz,
el diputado Ricardo Topete y el coronel Tomás A. Robinson.
El homenajeado saludó a la concurrencia y se tomó fotografías
con los comensales, para después ocupar el lugar de honor.
José de León Toral, amigo de los hermanos Pro y miembro de la
Liga Nacional para la Defensa de la Libertad Religiosa, acudió para
asesinar a Obregón y permanecía de pie a corta distancia, observando
los movimientos del presidente electo.
Sostenía en sus manos una libreta y un lápiz con los que
dibujaba caricaturas de los concurrentes.
Llegado el momento, Toral caminó hacia la mesa de honor y le
mostró a Topete dos caricaturas de Obregón y una del licenciado
Sáenz que había dibujado en el momento.
Después se dirigió al general Obregón, quien accedió para ver
los bocetos.
A las 2:20 de la tarde, mientras el futuro presidente veía los
bocetos, León Toral desenfundó una pistola automática Star, calibre
35, y disparó seis veces a quemarropa contra Obregón.
El general cayó sobre la mesa y después hacia su costado
izquierdo, cayendo sin vida al suelo.
En medio del caos, Toral fue detenido y Obregón trasladado a su
domicilio.
Por la noche fue velado en Palacio Nacional.
Toral fue enjuiciado y ejecutado en febrero de 1929.
El deceso de Obregón generó un vacío de poder que fue
aprovechado por el presidente en funciones, Plutarco Elías Calles,
para crear el Partido Nacional Revolucionario, como vía institucional
mediante la cual se resolvieron las disputas por el poder político
durante los siguientes años, generando el tránsito, como señaló
Calles, de un país de caudillos a uno conformado por instituciones.
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