Juego de ojos
EN LAS NUBES
La mentira. Eso es dolor
Carlos Ravelo Galindo, afirma:
En torno a los cubanos, la escritora, doctora, poeta, Terapeuta
jalisciense, doña Rosa Chávez Cárdenas nos expone solo una
máxima: «los sistemas cerrados se destruyen a sí mismos» y eso es lo
que sucede en Cuba.
“La acción no debe ser una reacción, sino una creación»
La palabra entropía procede del griego (ἐντροπία) y significa
evolución o transformación.
-En termodinámica, la entropía es la magnitud que representa la
energía que no puede utilizarse para producir trabajo.
-En un sentido amplio se interpreta como la medida del desorden
de un sistema.
Y la cantidad de la misma intercambiable con el medio.
Cuanto mayor es la entropía de un sistema, menor es su
disponibilidad de energía y mayor es el desorden del mismo. (en los
sistemas abiertos)
Nos recuerda lo que dijo Nietzsche: «Es necesario llevar en sí
mismo un caos para poner en el mundo una estrella danzante” .
Agradecemos el abrazo con chorros de lluvia, que nos envía.
Seguimos con el dolor y la mentira. Hoy tan en boga.
Pocos vocablos como mentira, tienen tantos sinónimos en los
diccionarios de la lengua, como si con su aseveración se quisiera
recalcar la verdad, como ahora en las comunicaciones.
De ambos lados.
Falsedad, engaño, embuste, artificio, chisme, quimera, ficción,
mito, patraña, invención, fifa, bola, bulo, infundio, mentirón,
subterfugio, arana, calumnia, conseja, embrollo, engañifa, novela,
píldora, renuncio, gazapo, sofisma, fanfarronada, hablilla, treta,
macana, paparrucha, camelo, trola, simulación.
En la literatura se hace una selección de las obras, algunas
clásicas, en las que se ha abordado la mentira o ésta ha sido causa
determinante de ellas.
Señalan el Otelo de Shakespeare,
Ese dolor del corazón decía Shakespeare, es el peor de los
dolores.
¿Cuántas veces se puede combinar el dolor físico con el dolor
emocional o mental? ¿En dónde radica el secreto de qué hay
personas que nacen con mayor resistencia o con un umbral más alto
al dolor?
Porque hay seres humanos que disfrutan causar dolor a otros. Y
lo explicamos así:
El dolor es quizá el sentimiento que más hermana a los seres
humanos y, en ocasiones, a los animales mismos. Soy dolor que
nunca te ha dolido…
Ya la biblia registró mil veces la cuestión del dolor desde
Génesis 3:16 o el Corán lo plantea como regalo de Dios.
En el budismo, cuando se explican las cuatro nobles verdades,
se afirma que la palabra dukkha es traducida por una gama de
similares: dolor, sufrimiento, pena, aflicción, angustia, estrés,
insatisfacción, descontento, etcétera.
Mientras que sukha es traducido como felicidad, dicha, placer,
alegría.
El dolor es cosa muy seria, muy dura. Y con claridad meridiana
nos los explica nuestro amigo el escritor militar Rafael Ojeda Mestre,
de la siguiente manera, que compartimos con placer:
Seguramente ya murió, pero lo recuerdo muy a menudo, ahora
que vemos a nuestro alrededor cómo se han enseñoreado la muerte y
sus espinas y perdemos seres queridos y leemos cifras de terror.
Rememoro a un médico de Chiapas que era literato, poeta y
sensible artista, el doctor Enoch Cancino Casahonda y que ganó
varios premios nacionales, uno de ellos, por su “Canto a Chiapas” y
del cual un renglón se me quedó grabado: “…como el dolor, que,
desde siempre, esparce su trágica semilla por el mundo…”.
El dolor es cosa muy seria, muy dura. Para quien lo padece y
para quien ve que sus seres queridos lo sufren. Por mucho que la
ciencia ha avanzado, o las computadoras maravillosas, no hemos
logrado tener un “dolorímetro” preciso y confiable.
Y es que hay varios aspectos acuciantes: uno, cada dolor es
distinto, dos, cada paciente es diferente, tres, la duración e intensidad
cuentan.
No hay cura para el dolor: médicos inútiles.
Válgase la expresión, hay dolores somáticos y hay dolores psíquicos.
Tal vez usted, sabia mujer, agregará que también hay dolores
espirituales. No voy a discutir. El hecho es que el dolor existe.
El dolor es real, pero intangible. Lo ves, lo oyes, lo sientes, pero
no lo puedes asir. El dolor existe en el sistema nervioso de los seres
vivos. No en todos, pero en los humanos desde luego. El dolor duele y
huele. El dolor es muy útil para anunciar desajustes.
Otra cosa, cada persona tiene una diferente resistencia al dolor.
La tristeza también puede entenderse como un dolor.
En griego antiguo la palabra dolor es algós, ἀλγηδών de ἄλγος.
De allí vienen las palabras nostalgia νοσταλγία, cefalalgia o
analgésico, neuralgia.
Si se quiere entender a profundidad la nostalgia como
padecimiento psicológico basta leer a Homero y la Odisea o
a Konstantino Cavafis el poeta de Alejandría con el viaje a Ithaca.
Magnífica la traducción de Octavio Paz o la de Álvarez, o, ya
más cerca de nosotros, el inmortal tango Nostalgias, de Carlos Gardel.
Quien sepa de amores, que calle y comprenda.
O, ya encarrerado el ratón, enfrentar la obra del premio Nobel
2017 Kazuo Ishiguro, el que ganó al año siguiente de Bob Dylan.
Ishiguro es implacable para describir diversos tipos de dolores pues,
como él dijo: “… su novela hurga en los ‘gigantes enterrados’ que
tienen todos los seres humanos, “puntos oscuros de los que se evita
hablar para evitar males mayores”.
La psiquiatra Elizabeth Kübler dijo que el dolor tiene cinco
etapas: Negación, Ira, Negociación, Depresión y Aceptación, lo
discutiré con ella en cuanto llegue yo al infierno, pues falleció en 2004
y no creo que los psiquiatras vayan al cielo, la verdad.
Arnold Toynbee explicó que el misterio de la historia pasa por el
sufrimiento.
Afirma como epígrafe de su obra, como lo registró la maestra
Viñuela en “Aproximación al Dolor y al Sufrimiento en la Literatura” El
conocimiento sapiencial madura a través del dolor.
Clive S. Lewis, Profesor de literatura medieval y renacentista en
Oxford y Cambridge se hizo famoso por la profundidad de su
pensamiento. Analista del dolor y buscador de respuestas al tema del
sufrimiento, elaboró argumentos que difundió en conferencias y
charlas radiales, ante grandes audiencias.
Sin embargo, cuando el sufrimiento por la pérdida de su ser más
querido llegó a su vida, quedó sin sostén y, en su honesta lucidez,
afirmó la clara distinción que existe entre teorizar sobre el dolor y entre
la vívida experiencia espiritual del sufrimiento que no encuentra
palabras para expresarse. Una pena observada, título de su
autobiografía, es un intento de conciliar una razón sin luz con un
corazón sangrante.
Pero nosotros hablamos del dolor real, el que cada mujer o cada
hombre sienten en diferentes intensidades o en diversas duraciones.
Puede ser sólo una vez o puede ser infinidad de ocasiones.
Algunos dolores llevan al suicidio, otros al estoicismo o al
masoquismo.
Hay dolores que se llevan en silencio y otros que se utilizan para
chantajear sentimentalmente o para buscar lo que los gringos
llaman indulgence or patronize.
Como quiera que sea, decía Albert Camus “el sufrimiento es
como un agujero por el que entra la luz”.
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