Contexto
Tras de las rejas
Carlos Ravelo Galindo, afirma:
Como reportero de Excélsior, atendimos las fuentes judiciales y
redactamos, a la vez, la columna Tras de las rejas.
De la maldad Intuíamos algo. Lo escribimos.
Años más tarde. Luego de la Novena Época. También en dos
libros:
“Hombres de Negro I-hombres justos”. Y “Hombres de Negro II-
hombres de luto”.
Los prologó el licenciado Teodoro Rentería Arroyave y editó en
1996 como su presidente, el respetable y respetado Club Primera
Plana.
En la introducción mencionamos a Honorato de Balzac:
“Desconfiar de la magistratura es un principio de disolución
social…Reconstruir la institución sobre otras bases. Exigidle inmensas
garantías… ¡Pero creed en ella!”
Este día, 9 de agosto de 2021, el presidente de la Suprema
Corte y del Consejo de la Judicatura, que atienden el Poder Judicial de
la Federación, Arturo Zaldívar, declaró a El Universal, en amplia
entrevista, coincide con filósofo:
“Tres poderes de corrupción operaban en el Poder Judicial:
“Familias internas, afamados despachos privados y grupos
políticos opusieron resistencia a la limpia”
Reconoció que la mayoría de los jueces, no todos, abundamos
nosotros, son honestos.
Ello nos recordó, no lo olvidamos, un letrero en Lecumberri, hoy
Archivo General de la Nación, que decía:
“En este maldito lugar, donde priva la tristeza, no se castiga el
delito. Se castiga la pobreza”, y que evocó hace poco el señor de las
mañaneras, al decretar leyes libertarias al respecto.
Sirvan ambas referencias de prólogo a la misiva de Rosario
Robles Berlanga, escrita desde la cárcel en donde la tiene el gobierno
desde hace dos años, que publica también el mismo diario y nosotros
damos a conocer, tal cual:
“Conocí a René Juárez Cisneros en 1994 cuando coincidimos en
la Cámara baja. Desde entonces entablamos una amistad que se fue
fortaleciendo a través de los años. Compartíamos una visión social y
el compromiso con los que menos tienen. Siendo gobernador de su
estado, me tocó encabezar la campaña local como presidenta del sol
azteca.
Como un verdadero demócrata respetó los triunfos en ciudades
como Acapulco y Zihuatanejo. No escamoteo ningún resultado.
Por el contrario, como el político profesional que era se coordinó
con los gobiernos opositores, pues lo único que le importaba era el
bienestar de los guerrerenses.
Trabajamos juntos otra vez cuando el entonces presidente
Peña me invitó a participar como Secretaria de Desarrollo Social.
Era de los más entusiastas con mi nombramiento porque
coincidíamos en promover una política social construida desde abajo,
con la participación de la gente.
Una política donde los programas no fueran dádivas del
gobernante en turno. Como Senador, me apoyó en todo este enfoque
promotor de derechos, alejado del paternalismo y clientelismo.
Además, el presidente me había asignado a Guerrero como
responsable, así es que en las inundaciones del 2013 trabajamos codo
a codo coordinando todos los trabajos de recuperación de una entidad
que quedó devastada por los huracanes Ingrid y Manuel.
Ya como Subsecretario de Gobernación, fuimos asignados a
Oaxaca cuando el terremoto del 7 de septiembre de 2017 afectó ese
estado, así como a Chiapas.
Él, particularmente, se hizo cargo de un municipio tan combativo
como Juchitán.
Era increíble observar como al paso de los días la gente lo
reconocía y saludaba con afecto. Lo veían como uno de ellos, por su
cercanía.
Atendía sus tareas como subsecretario, y a la vez no se despegó
de Juchitán hasta que las viviendas empezaron a reconstruirse. Su
capacidad conciliadora permitió que lo que pudo haber sido un
conflicto social se evitara.
Cuando estuve al frente de la SEDATU, tuvimos oportunidad de
resolver conjuntamente diversos conflictos agrarios, y era muy
sorprendente observar que organizaciones no afines al gobierno lo
respetaban y creían firmemente en el cumplimiento de los
compromisos contraídos porque él estaba de por medio.
Esa era una de sus características: construir acuerdos ahí donde
era impensable.
Siempre solidario, ya como coordinador de los diputados del PRI
en esta legislatura, me respaldó cuando empezaron los ataques y
sobre todo cuando injustamente fui privada de mi libertad.
Ya no lo volví a ver por eso duele más su partida.
Duele también porque parece que la dirección del partido que
presidió y representó tan dignamente, últimamente no reconocía su
valía.
Ahora que no está se va a extrañar su mano conciliadora y de
diálogo, sobre todo en un momento en el que se ha impuesto la
política del odio y la división.
Pocos políticos como él forjados en el trabajo y en el contacto
directo con la gente. Pocos amigos tan entrañables como él, siempre
presentes en las buenas y en las malas.
Sí, un constructor de un México nuevo, de un México unido, ese
era René Juárez Cisneros.
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