Escenario político
Cultura por delante. Un inmenso acierto
Carlos Ravelo Galindo, afirma:
Frase del mañanero, en respuesta a Ricardo Anaya: “Hay
políticos presos. No presos políticos”. Y tan tán, diría el extinto colega
Octavio Raziel García.
En Constelación Andrómeda la escritora y poeta doña Norma
Vázquez Alanís escribió Nuestras pupilas están asociadas con la
inteligencia y la salud.
Nos menciona y amplía nuestro comentario de julio.
Enhorabuena y bienvenida la cultura. Con este inmenso acierto.
“Hace algunos días (mediados de julio), el amigo y colega
periodista Carlos Ravelo despertó nuestra curiosidad en su
columna En las Nubes, donde informó de manera escueta acerca de
una reciente investigación que estableció un vínculo sorprendente
entre el tamaño de la pupila y la inteligencia, e indicaba que es posible
predecir el coeficiente intelectual aproximado de una persona
simplemente midiendo sus pupilas.
Sin más datos, pero con interés en el tema, nos dimos a la tarea
de buscar referencias al respecto y resulta que dicho trabajo se
desarrolló en el Instituto de Tecnología de Georgia, una universidad
pública de Atlanta, Georgia, Estados Unidos, donde un grupo de
especialistas descubrió esa relación pupila-inteligencia por casualidad,
pues el objetivo de su investigación era medir las dilataciones de las
pupilas como un signo del esfuerzo mental que requiere completar
tareas memorísticas, en un grupo de 500 personas de entre 18 y 35
años.
La dilatación de las pupilas constituye un marcador de esfuerzo a
partir de los años 60 y 70 del siglo XX, cuando el psicólogo Daniel
Kahneman popularizó este parámetro, explicaron los autores del
sondeo.
Al llevar a cabo el estudio, los integrantes del equipo de
científicos, Jason S. Tsukahara (doctor en psicología cognitiva),
Alexander P. Burgoyne (maestro en neurociencia cognitiva) y Randall
W. Engle (doctor en psicología) se dieron cuenta de que los
participantes con un diámetro de pupila más grande se desempeñaban
mejor en las tareas de la memoria.
Este hallazgo los hizo variar el rumbo de su exploración,
decidieron medir el diámetro de la pupila de los participantes y les
pidieron que realizaran tareas de razonamiento, memoria y atención
para determinar si existía alguna correlación entre el tamaño de la
pupila y el rendimiento cognitivo.
El primer inconveniente que se presentó a los científicos fue el
hecho de que los diámetros de las pupilas varían mucho de un
individuo a otro, entre dos y ocho milímetros.
Sin embargo, encontraron el camino: pidieron a los integrantes
que mirasen una pantalla en blanco durante un par de minutos antes
de aplicar el examen con un rastreador ocular, un dispositivo que
capta el reflejo de la luz en la pupila y la córnea mediante una cámara
de alta potencia y una computadora que calculan el diámetro de la
pupila.
Los datos recogidos con el aparato permitieron a los psicólogos
calcular el tamaño medio de las pupilas de cada persona y los
resultados de la prueba arrojaron una clara conexión entre le
inteligencia y el tamaño de la pupila.
Los especialistas Tsukahara, Burgoyne y Engle llegaron a la
conclusión de que tener una pupila más grande significa también
poseer una inteligencia fluida más alta; esto significa una capacidad de
razonar y pensar de manera flexible al enfrentarse a nuevas tareas.
El diámetro mayor se correlacionó asimismo con un mejor
enfoque y memoria de trabajo o habilidad para recordar información a
lo largo de un determinado tiempo, así como con el control de la
atención, es decir, la capacidad para centrar la atención en medio de
distracciones e interferencias.
Esta búsqueda sugiere la existencia de una relación fascinante
entre el ojo y el cerebro.
Una observación importante durante esta indagación fue que, si
bien el tamaño de las pupilas se asociaba de forma negativa con la
edad de algunos participantes, la analogía entre el tamaño de la pupila
y la destreza cognitiva se mantuvo incluso con los de más edad que
las presentaban pequeñas y contraídas.
El estudio fue publicado en junio pasado por las
revistas Scientific American, Science Direct y Cognition.
Como este es el primer análisis que establece el nexo entre el
tamaño de la pupila y la inteligencia, el siguiente paso será determinar
de qué manera están vinculados los dos.
Otras investigaciones han indicado que el área del cerebro que
ayuda a consolidar la información se llama locus coeruleus y su
función es producir la hormona noradrenalina (norepinefrina en el
cerebro) y es la misma que hace entrar en acción a los seres humanos
y pensar de manera eficiente en situaciones estresantes.
Esta zona cerebral influye en la memoria, atención y aprendizaje,
que son parte de la inteligencia fluida, además de que ayuda a las
regiones distantes del cerebro a trabajar juntas para completar tareas
complicadas; su funcionamiento deficiente está relacionado con la
depresión, el Alzheimer, el Parkinson y el trastorno por el déficit de
atención con hiperactividad (TDAH).
Pero las pupilas no solamente tienen relación con la inteligencia.
Otro estudio elaborado por la doctora en psicología Carol E.
Franz y su equipo de la Universidad de California, en San Diego, prevé
la posibilidad de hacer un diagnóstico precoz de la enfermedad de
Alzheimer a través de las pupilas y para ello analizan la concomitancia
entre la alteración de un área cerebral implicada en la modulación del
reflejo pupilar y el riesgo de padecer la enfermedad.
El grupo de la doctora Franz, en conjunto con otros científicos de
Estados Unidos y Noruega, sostiene que durante la ejecución de
pruebas cognitivas el diámetro de las pupilas podría predecir el riesgo
de padecer esa enfermedad neurodegenerativa.
De esta manera, con el propósito de detectar posibles
variaciones en la función del locus coeruleus y probar su relación con
el riesgo de desarrollar Alzheimer, los expertos reclutaron a 119
hombres de entre 56 y 66 años, en su mayoría sin alteraciones
cognitivas, a quienes se practicó la pupilometría mientras intentaban
recordar una serie de números visualizados segundos antes.
Las conclusiones de este trabajo, que se publicaron en
septiembre de 2019 en la revista Neurobiology of Aging, pusieron de
manifiesto que los individuos portadores de variantes genéticas
asociadas con el desarrollo de la enfermedad, mostraron mayor
dilación de las pupilas, en comparación con aquellos de menor riesgo
genético.
La apertura pupilar también se observa en pacientes con
deterioro cognitivo leve, un trastorno que a menudo progresa hacia el
Alzheimer, así que este método rápido, económico y no invasivo, en
combinación con otras técnicas, permitiría la identificación y
diagnóstico precoz en individuos con mayor riesgo de padecer esta
enfermedad neurodegenerativa, aun cuando su capacidad cognitiva
permaneciera intacta.
Gracias al colega y amigo Carlos Ravelo, por cuya alerta ahora
sabemos que los ojos no sólo son la ventana del alma, sino también
del cerebro.
Gran acierto cultural doña Norma Vázquez Alanís de Aspiros.
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