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Libros de ayer y hoy
Seguimos con la cultura. Ancestral
Carlos Ravelo Galindo, afirma:
Pero antes de nuestros lectores.
Doña Esperanza Ibarra coincide en que como dice el bardo
yucateco, “Es verdad solo creyendo y teniendo fe en nuestro México
podemos remediar las cosas que nos hacen sufrir ante tantas
tragedias y sinsabores. Es importante amar tanto a nuestra querida
patria para no perder la esperanza. Saludos afectuosos estimado
señor Ravelo”.
El historiador y maestro José Antonio Aspiros Villagómez con su
lealtad acostumbrada, concuerda:
“Estimado amigo: Muy oportuna la reproducción de ‘México,
creo en ti’, porque mañana (hoy) comienza el mes de la patria y ya
venden banderitas y adornos afuera de los supermercados.
Y esta vez celebraremos tanto el Grito de Dolores, como el
bicentenario de la Independencia. Quedo a la espera de que tu
aplaudido presidente llame «conservadores» o peor, a quienes
sostenemos que el consumador no fue Guerrero, sino Iturbide. Salud”.
La LXV Legislatura del Congreso de la Unión iniciará el ejercicio
de su mandato con la apertura de su Primer periodo ordinario de
sesiones, hoy miércoles 1º de septiembre del 2021.
El presidente de la República por mandato de la Constitución
rendirá el Tercer Informe de su Gobierno donde expondrá el estado
que guarda la Nación. El evento marca el fin de la mitad de su gestión
en el cargo, en consecuencia, se inicia la consolidación de su
mandato.
Luego hablamos del informe, porque hoy, ufanos nos sentimos
por las peticiones. Y obedecemos a las damas, son muchas, que
quieren saber más de la historia de México.
Podemos hablar, escribir, de los restos de sor Juana y el caso
del medallón que el maestro e ilustre historiador José Antonio Aspiros
Villagómez, nos incluye:
“Un día -expuso el tecleador en su trabajo para los alumnos del
diplomado universitario de investigación sobre robos de arte en
México- después de visitar el Templo Mayor, los reporteros nos
trasladamos al ex convento de San Jerónimo (Izazaga 92).
“Allí, en conferencia de prensa, el 24 de noviembre de 1978 la
señora Margarita López Portillo, hermana del presidente, anunció que
en la víspera habían sido coronados los trabajos hechos en silencio
durante 18 años para la restauración del convento, con el hallazgo de
los restos de la poeta novohispana Juana de Asbaje. O sor Juana Inés
de la Cruz.
“Ahora que tantas fosas clandestinas han aparecido en México,
todos sabemos lo laborioso que es identificar los restos exhumados, y
eso que se trata de fallecimientos relativamente recientes.
“De manera que el presunto cuerpo de sor Juana, encontrado a
tres siglos de su inhumación junto con varios más en el subsuelo del
coro bajo del convento, necesitaba ser sometido a trabajos de tipo
forense y otros estudios científicos para confirmar su autenticidad,
pero si lo decía la poderosa hermana del presidente, nadie lo
cuestionaba.
“Claro que, en esa ocasión, la señora fue cauta y afirmó que
había entre 80 y 90 por ciento de posibilidades de autenticidad, pero
dio tantos datos sobre el ataúd distinto a los demás, el hecho de que
fuera el único cuerpo con medallón en el pecho, de entre los restos de
26 de religiosas que aparecieron en la búsqueda, y otros elementos de
juicio parecidos, que a ella no le quedó duda sobre la autenticidad.
“Ese día, después del anuncio la señora López Portillo mostró
los huesos ya color ébano de la monja (igual que el color de su caja,
distinta a las demás), pero sólo a quienes sus guardaespaldas lo
permitieron. A muchos de los asistentes, esos esbirros nos impidieron
con empujones y golpes, avanzar junto con el grupo que rodeaba a la
señora, en el camino hacia el lugar del hallazgo.
“El inmueble tuvo diversos dueños tras el abandono del convento
debido a las Leyes de Reforma, pero en 1971 lo rescató el gobierno y
desde entonces es propiedad de la Nación, pese a lo cual y gracias a
un decreto presidencial -de José López Portillo, por supuesto, en
1976- allí funciona una universidad privada y, dentro de ella, un museo
de sitio cuya pieza más importante son los supuestos restos de la
monja.
“La nota que escribí sobre el descubrimiento, dice en su último
párrafo que ‘extraoficialmente, Notimex supo que la búsqueda de los
restos de sor Juana iba a ser suspendida este mes y su hallazgo fue
fortuito’. No puse mi fuente, porque muchas veces los reporteros
conocemos noticias de parte de personas dignas de crédito, pero que
no quieren ser identificadas. En esos casos, uno asume la
responsabilidad sobre la veracidad de la información, pero no es lo
común. Lo normal es citar siempre las fuentes.
“El 7 de junio de 1979, apenas medio año después del anuncio,
el jefe de antropología física del INAH, Arturo Romano Pacheco,
aseguró en conferencia de prensa que, luego de ‘minuciosas
investigaciones antropológicas’, se pudo comprobar la autenticidad de
los restos de sor Juana.
“En diciembre de 1989 -ya en el sexenio de Salinas- fue
denunciado el robo del acta bautismal de sor Juana y hasta circuló la
versión de que la iban a subastar en una galería de arte de Nueva
York, pero nada de eso me tocó reportear, ni supe si se encontró,
primero porque fue en Toluca y en todo caso lo atendió el
corresponsal, y segundo porque ya tenía yo otras funciones y no
reporteaba. La monja fue bautizada como ‘hija de la Iglesia’, es decir,
hija de madre soltera y padre desconocido.
“La señora López Portillo guardó en su casa el medallón
encontrado sobre los restos de la monja, y muchos años después, en
1995, lo entregó no al INAH, sino al Museo ‘Sentimientos de la
Nación’, del Palacio Legislativo. Cuando ese objeto apareció, ya la
imagen, al parecer de la Asunción, había sido borrada por el tiempo.
“Me llamó la atención que la señora López Portillo la hubiera
tenido en su casa durante ocho años, porque desde el día que la
encontraron debió entregarla a la nación.
“Los reporteros le preguntaron por qué estaba en su poder el
medallón, y dijo que por seguridad, pues estaban arreglando el
claustro, pero también declaró: ‘estas cosas son propiedad mía, yo las
pagué, pero hubo cosas un poco difíciles y prefiero no hablar de ellas’.
A insistencia de los entrevistadores, finalmente aceptó que el
medallón era del pueblo, al que se lo entregaba con su ‘mayor
emoción y respeto’.
“Esto lo leí en El Universal del 15 de noviembre de 1995. Ese
periódico dio seguimiento al tema y al día siguiente publicó una
entrevista con la sobrina de Margarita, Carmen Beatriz López Portillo
Romano, ya para entonces presidenta de la Universidad del Claustro,
quien dijo que el medallón nunca debió salir de allí, y pediría al
Congreso que se lo devolviera. La última información que tengo es de
hace tres o cuatro años, cuando la reliquia seguía custodiada por el
Congreso, no por el Claustro.
“Doña Margarita también habló de otros objetos encontrados en
ese inmueble, que seguramente ya se exhiben en el museo de sitio.
No se sabe que haya existido allí saqueo alguno; no hay noticias al
menos.
“Pero mientras en el Claustro están los que pudieran ser los
restos de sor Juana, en el museo del Templo Mayor no están los de
Cuauhtémoc, que en cambio fueron encontrados en 1949 en
Ixcateopan, Gurrero, también dentro de una iglesia como los de sor
Juana, por la antropóloga Eulalia Guzmán. Y allí siguen, en una tumba
con lápida de cristal, y son venerados por grupos indígenas a pesar de
que, luego de varios análisis, los investigadores rechazaron su
autenticidad.
“Aun así, supe (otra vez fuentes verosímiles, pero reacias a ser
identificadas) que, siendo presidente, Luis Echeverría fue algunas
noches a Ixcateopan, y permaneció en silenciosa meditación ante los
restos del gobernante azteca”.
Esta Aula magna sigue vigente. Pero les damos un breve recreo
a prudente distancia.
Luego seguimos con la clase de don José Antonio.
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