Poder y dinero/Víctor Sánchez Baños
@guerrerochipres
Pasaron cinco años y tenemos otros datos… que se parecen a los mismos datos. No lo son.
Un total de 110 mil 127 mujeres dieron su testimonio en la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2021, la cual reúne información estadística sobre los tipos de violencia que padecen, los ámbitos en los que se desarrolla y la identidad de los agresores.
Con ayuda de la información esencial compartida a un público crecientemente sensibilizado, pero aún no suficientemente actuante, se podrían —deberán— formular políticas públicas más precisas para su erradicación y prevención.
La violencia de género es uno de los desafíos más grandes para México y ha aumentado su registro en los últimos cinco años. Es, por sí misma, limitación de los derechos humanos de las mujeres, antesala de delitos como el feminicidio y una oportunidad de conciencia y acción colectiva más radicalmente comprometida con la comprensión del fenómeno y su desplazamiento.
La ENDIREH 2021 desagrega datos por estado y al considerar variables de grupos vulnerables —mujeres con discapacidad o de origen indígena—, se destaca la violencia digital, los conflictos generados a raíz de la pandemia y detalles sobre la búsqueda de apoyo y denuncia. Con ello, agrega enorme valor a las aportaciones que hemos comenzado a hacer desde diversos frentes de la sociedad civil y desde las instituciones en un área enorme de potencial beneficio para el público en general y las familias, y las mujeres en particular.
El 70.1% de las mayores de 15 años ha sufrido al menos una forma de violencia en su vida. De ese total, 45.6% ha ocurrido en el ámbito comunitario; 39.9% en la pareja 39.9% y 27.9% en el entorno laboral.
A nivel comunitario, se han visto afectadas más de 23 millones de mujeres. Ellas no pueden aun recorrer las calles, usar transporte público o visitar establecimientos con la seguridad de que no recibirán palabras o acciones indebidas. Además de la indignante incomodidad que esto representa, es un riesgo para su bienestar físico y mental.
Si consideramos la correlación mayor independencia-mayor riesgo, la violencia en el espacio público se convierte en un verdadero obstáculo para su movilidad y el crecimiento personal. La seguridad es un derecho. Será requerido enriquecer los planes de desarrollo urbano con perspectiva de género para crear espacios que lo garanticen.
Otro ámbito en el que las mujeres son violentadas por personas fuera de su círculo familiar o de pareja es en el mundo laboral. Compañeros y patrones sin una cultura de equidad organizacional cometen actos de discriminación, acoso o generan obstáculos para que sus colegas tengan menos oportunidad que ellos para ascender o reciban salarios inferiores por el mismo trabajo.
Si los países con más del 60% de participación de mujeres en el mundo laboral, como los Países Bajos o Suecia, son más ricos, ¿acaso no estamos perdiendo oportunidades para hacer crecer a México? A mayor participación femenina en igualdad de oportunidades, mayor riqueza nacional.
Como consecuencia de su normalización, la violencia es un mal silencioso. Es obligación enseñar a identificarla, utilizar los registros estadísticos para generar cambios y promover la denuncia. Hasta que todas vivan libres y seguras.
Salvador Guerrero Chiprés es presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad y la Justicia de la Ciudad de México