Eliminar autónomos, un autoengaño/Bryan LeBarón
¿Qué es la energía espiritual? ¿De dónde tomamos la energía espiritual? Tal vez muchas preguntas y pocas las respuestas para saberlo. Desde que nacemos se nos repite una y otra vez la importancia del tiempo, de la rapidez, de la velocidad, de hacerlo mejor que el otro, ser eficiente y eficaz, la meritocracia y es que en nuestra sociedad, el tiempo lo decide todo: apúrate para ir a la escuela, después, apúrate para llegar a la escuela y más tarde, apúrate para llegar a la casa, tenemos urgencia para llegar a un lugar y seguir trabajando; y es que llegar primero, o entregar primero o ser el primero tiene esa connotación de tiempo, de velocidad, de ser rápido y tendrá también su mérito, el ser exitoso.
Esa forma de vida, lo único que nos genera es estrés, es desanimo, es presión, depresión y sin darnos cuenta lo hacemos todo con rapidez, cuando podríamos tomarnos el tiempo y relajarnos, podríamos respirar profundo, cerrar nuestros ojos y descubrir mi yo interno en donde podría encontrar muchas de las respuestas que busco o que buscamos; pero eso no busca la Posmodernidad, lo que busca es hacernos dependientes del tiempo y del consumo, del hedonismo y del narcisismo, de la individualidad y el éxito.
Necesitamos parar, sentarnos, permanecer en silencio, respirar profundo y con ello te llenaras de energía y mucha paz; eso que no podrás comprar en el supermercado, ni en las tiendas departamentales que hoy permanecen cerradas por la contingencia, como tampoco en los puestos del mercado, entonces descubrirás que la búsqueda terminó, porque la paz está en nosotros, no en los otros, somos nosotros los que generamos la paz.
Los seres humanos permanentemente estamos buscando información, la encontramos en las tecnologías de la información y comunicación, pero también, esa información nos la da la mente, nuestra racionalidad, pero la sabiduría, nos la da el corazón; en la visión judeocristiana, la sabiduría aparece como el ‘yo soy’, que describe al Ser que todos somos y llevamos dentro. Busca la sabiduría dentro de ti en ese remanso de paz que tienes en tu interior que es tu corazón profundo y del cual ya escribí brevemente en el texto La energía como fuente de poder, publicada en Quadratín.
El ego, una emoción, es un obstáculo que no te permite llegar a tu paz interna, pero debemos hacerlo a un lado para pensarnos en la paz y eso nos hará sentir mejor, porque llegaremos al lugar que todos queremos, ya sea Dios, el origen, al creador de todo, al amor. Con ego no se avanza en el amor, y si en un principio de individualidad.
El mayor poder que tiene una persona y que deviene de la energía espiritual es estar en paz y en armonía consigo mismo; lo logras cuando haces un alto, te sales de tus prejuicios, estas en silencio y respiras y te das la oportunidad de estar abrevando de la sabiduría de tu interior, de tu corazón profundo.
No podemos continuar sacrificando el presente por vivir un futuro que no sabemos si será posible; por lo pronto durante el día pensamos en la felicidad inalcanzable y esperamos hasta que llegue la noche para descansar en la oscuridad, siendo infelices prácticamente todo el día, porque no vemos esa felicidad; la felicidad esta en nosotros, en nuestro presente por más difícil que este, tenemos vida, y ello nos lleva a una esperanza, no de esperar, sino de actuar.
Cada vez que tengas una zozobra, respira, haz de la respiración tu compañía, ella es sabia y te dirá cuando re-enfocarte o descansar. La mente depende de la inspiración para fortalecerse, para crear, crecer y actuar, tu vitalidad es reflejo del nivel de inspiración, y tu respiración es reflejo de tu estado mental; respira profundo siempre que puedas, hazlo con dedicación, con vocación.
Tu energía espiritual requiere de la respiración, al dominar la respiración dominas la mente e incrementas la inspiración, el entusiasmo y la vitalidad que tanto nos hace falta, no te sentirás cansado, te desplazaras con alegría, con amor y con la energía para seguir atendiendo al universo; para continuar construyendo tu espacios en respeto a tu mismidad y a la otredad.
La manera como respiramos es importante por ello, la respiración debe ser larga y profunda, para que nuestro pensamiento este centrado y totalmente lleno de serenidad. Recuerda que la respiración calla el ruido del cerebro y crea paz interna y serenidad. La respiración jala oxigeno que se inhala y provee de energía y salud, en cada una de las células para su mejor funcionamiento.
La respiración es fundamental, inhala profunda y rítmicamente ciclos de respiración completos varias veces al día de manera consiente; este será un obsequio a los pulmones, a la mente, y de bienestar a tu cuerpo; así te sentirás vivo y con mucha energía.
Vivimos aferrados en hacer, hacer, siempre estamos haciendo, incluso sábados y domingos; pero eso que es hacer permanente, nos hizo olvidar el ‘Ser’. Tenemos espacios para hacer, pero no para Ser y crear. Porque tal vez la primera pregunta sea y dónde queda el disfrutar, el convivir, la conexión con mi interior, dónde quedan, entre el hacer y el ser; es decir, no hay armonía, se perdió la armonía, hay que recuperarla.
En estos momentos que el mundo se encuentra en aprietos por la pandemia del coronavirus y la contingencia en México, estoy seguro que todos tenemos un anhelo, darle sentido a la vida y que esta sea plena, mas empática, más cercana a la naturaleza, a la vida, a que regrese nuestra paz y el bienestar, eso que añoramos está en la naturaleza misma, esta tan cerca de nosotros, que basta con tener la energía espiritual para poder vibrar igual que ella, que la naturaleza.
El universo, el cuerpo, los planetas, los genes, el día y la noche, tienen ritmos, todo tiene un ritmo, no se golpetean las cosas, caminan al ritmo, a tus tiempos; las celulas tienen sus ritmos: nacen y mueren; los niños tienen sus ritmos, horarios, obligaciones, descansos, ocio.
Hay ritmos internos y externos del cuerpo: son internos el latir del corazón, inhalar y exhalar; en tanto que externo son la armonización de sus ritmos internos que se expresan exteriormente en la persona. Hay que vivir en nuestros ritmos y evitar meternos en los ritmos ajenos; logramos tener ritmos porque existe un autoreconocimiento y creatividad en nuestros cuerpos.
Cuando nos molestamos, cuando gritamos, empujamos, violentamos física, verbalmente, emocionalmente, alteramos nuestros ritmos, y para regresar a nuestro centro tardamos tiempo, tiempo que está en función de nuestra conciencia.
Para que nuestras vidas fluyan necesitamos ritmo; ritmo para una buena relación, para conversar, para jugar incluso, para descansar, para trabajar, para cocinar, es decir, en todo espacio necesitamos ritmos, con la pareja, en el sexo. Lo más importante es controlarnos cuando se pierde el ritmo, porque no podemos contralar a los otros en sus ritmos; el reto será siempre controlarnos nosotros.
Cuando entramos en un conflicto con los ritmos de la vida, se presenta un sufrimiento, por lo que a través de la conciencia hay que aprender a llevarlo y superarlo.
La vida requiere de dos fuerzas para crear, avanzar y crecer, es la complementariedad del otro, la mismidad y la otredad; así tenemos el ritmo, el equilibrio, y el balance.
El concepto de rapidez, es un concepto cultural construido por el hombre y no pertenece a la naturaleza; se nos prepara para hacer, hacer, y más hacer, para obtener privilegios, posiciones, logros o bienes; pese a ello, hay otras formas de comprender la realidad, cuando tomamos con calma los problemas, y los enfrentamos de manera diferente; es tanto como pensar en los ciclos de la naturaleza, o bien como la tierra gira alrededor del sol.
Para que las cosas fluyan se requiere que quien posee la virtud se mueva lentamente, con tranquilidad y tome en cuenta, los signos finos (el hilo de la madeja, la grieta de la loza) nunca se moverá con violencia o en sentido contrario.
Es tan gratificante regresar a tu ritmo porque encontraras la paz, esta te dará el balance, el equilibrio.
En la energía espiritual también se generan los deseos, mientras más deseos, tendremos más motivaciones para vivir, crecer y experimentar.
Existen dos tipos de deseos, los deseos superficiales y los profundos; no será lo mismo desear automóviles, casas, alhajas, un amante, éxito, que desear ser mejor persona. Si tu deseo es profundo, el universo apoyara lo que viene del bien y ayuda al crecimiento armónico. Piensa en una semilla que será un árbol, la sangre circula, las flores abren, en fin el día y la noche; todo lo que es positivo en tu deseo se alineara.
Estos deseos son los que llenan, los que impactan y hacen bien a todos; los deseos se alimentan de la energía del amor, de la gracia, la bondad, el perdón, el respeto, la armonía para la convivencia en la vida. Después de disculparnos cuando hemos causado daño, y hemos recibido las disculpas, nuestra paz, nuestras vibraciones se alinean y nos sentimos tranquilos.
Por eso los deseos personales, nos hacen estar lejos de sentirnos plenos, nos hacen sentir vacío, y terminamos siendo esclavos de otros. Por eso siempre pregunta al momento de sentir un deseo si este es justo, es bueno y es honesto, de ser así lucha por ese deseo, porque seguramente se cumplirá.
También la energía espiritual nos hablar acerca de que: el hacer nos separa, el Ser nos une; ser egoísta nunca estarás satisfecho con nada, mientras que el Ser agradece; el Ser aprecia la belleza, el ego observa el defecto.
San Juan de la Cruz, expresaba “Deseo poco y lo poco que deseo, lo deseo poco”, podría ser esta máxima otro camino para sentirnos plenos.
La naturaleza es sabia, el árbol crece, la flor abre, el sol da calor, el agua fluye, a su ritmo y a su tiempo; ojala todos pudiéramos hacer las paces con lo que somos, con lo que hay, cuando tenemos libertad y ya no buscamos, sino agradecemos y honramos lo que se tiene.
Para mí la paz, como para muchas otras personas que conozco, es lograr hacer lo que a mí me toca como miembro de una colectividad, esmerándome en mi trabajo y brindando todo lo mejor a la otredad, sin importar el resultado, sin atropellar, sin colonizar, sin cometer o controlar. Sé que eso me toca a mí, pero también sé que a la autoridad le tocan muchas otras cosas.
Todos los seres humanos necesitamos de un espacio interior para vivir, ese espacio se llama conciencia, espíritu o alma, como tú lo quieras llamar, esa conciencia tiene una agenda propia, es decir, una tarea que realizar en ti, a ello, lo identificamos como el llamado.
El llamado es aquello que te impulsa a generar acciones, que están orientadas a la misión que tienes, y cuando te das cuenta solo fluyes y te sientes pleno, es algo que solo tu alma lo podrá entender. Una vez que te alineas fluyes y fluye todo.
El llamado es algo importante en la energía espiritual, porque será la energía que te jala, te impulsa y te guía hacia algo o alguien de manera insistente e inexplicable, en ocasiones ese llamado es un susurro, en ocasiones te grita por dentro que hacer y por dónde ir.
La decisión de comprender o no, el ser o no ser, al que se refiere Shakespeare en Hamlet; es regresar a la raíz de la raíz de tu ser. Ese llamado lo puedes o no escuchar; al escucharlo puedes ser más creativo, productivo que beneficiará a otros.
También en la energía espiritual se realiza la oración; la oración no es solo algo que hacemos, que nos enseñaron desde pequeños, la oración también es algo que somos, es decir es una actitud ante la vida, siempre que puedas ora.
Cuando oramos nos sentimos con nuestra menta calmada, tranquila, nos sentimos en paz y en ocasiones hasta contentos; con ello también creamos una fuente de energía que puede ayudar a familiares o a enfermos. Si logramos producir esa energía de compasión de amor en el corazón, nuestro cuerpo y mente pueden sanar. Al orar estamos también agradeciendo, agradecer es mejor que pedir solamente; pedir se hace desde la carencia, pero la misma vida debe de agradecerse.
Ora siempre de la manera en que tu sientas una comunicación con ese Dios que lo llevas desde tus primero pasos y así lo acogiste o en el camino lo encontraste pero que lo respetas y lo amas.
Finalmente te expreso que para la energía espiritual es importante que hagas las paces con lo que eres, con lo que es, con lo que tienes y hay, y serás libre, entonces honraras y agradecerás lo que tienes.
Requerimos en estos tiempos de contingencia y sana distancia encontrarnos como personas a partir de reconocer nuestras energías y sentar bases para ser mejores personas, asumir la importancia de trabajar en un sistema de valores, para que ahora que pase la contingencia, aprovechemos nuestras energías para encontrar a nuestra otredad e impulsemos procesos de cohesión social: de confianza, convivencia, valores e identidad.