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CIUDAD DE MÉXICO, 25 de marzo de 2017.- El embajador de la Unión Europea (UE) en México, Andrew Standley, advirtió que ante la nueva política migratoria de Estados Unidos, México enfrenta el desafío de pasar de ser un país de origen y tránsito de migrantes a un lugar de destino, lo que generará muchas presiones sociales, “la postura mexicana en los foros internacionales de migración está cambiado”, aseveró.
Al participar en la conferencia Modelo Interno de Naciones Unidas ITAMMUN. 20 Aniversario, el embajador manifestó que México ya no ve el fenómeno migratorio desde la perspectiva de un país de origen, sino como una nación de destino, porque con la nueva política migratoria del presidente Donald Trump, muchos centroamericanos deciden asentarse en el país, puesto que su paso al país del norte se ve truncado y regresar al país de origen tampoco es la opción para ellos.
Señaló que México requiere atender las dos principales causas de la migración que son, la inseguridad y la falta de oportunidades económicas, así como apostarle a más cooperación con el país vecino del norte, la UE y los países centroamericanos expulsores de migrantes, sin embargo, reconoció que esto no se ve que pueda concretarse en el corto plazo.
El diplomático también dijo que Europa debe aceptar que necesita más migrantes y establecer las condiciones para su llegada de manera ordenada, a fin de mantener sus sistemas sociales que se dificultan por el envejecimiento de su población.
Reconoció que la llegada de miles de refugiados sirios calificados a países europeos es, en términos económicos, algo muy positivo, ya que se reciben, de manera gratuita, personas formadas, capacitadas y educadas.
“El gran desafío para la Unión Europea es aceptar que se necesitan más migrantes y luego cómo definir condiciones para una migración ordenada. Además, la llegada de decenas de miles de refugiados sirios y muchos de ellos con un alto nivel educativo es, de cierta manera, un regalo que está recibiendo Europa”, sostuvo.
Standley explicó que Europa tiene una población cada vez más vieja y, para financiar sus sistemas de seguridad social, requiere de más personas económicamente activas que aporten a los sistemas sociales, en comparación con el número de jubilados.
«Tenemos lo que se llama la tasa de dependencia donde se deriva que por cada jubilado, se tiene 1.8 personas trabajando, lo que es muy poco favorable (…). Europa tiene sólo dos vías para compensar su situación demográfica: incrementar la tasa de natalidad y, para ello, dar incentivos para que las parejas tengan más hijos y la migración”, aseveró.