La nueva propaganda es tan vieja como siempre/Felipe de J. Monroy
Las creencias religiosas fortalecen la moral y el espíritu, sin embargo también son utilizadas para justificar actividades ilícitas y actos de violencia. Representan, en el mundo del crimen organizado y del narcotráfico, una protección contra la muerte, la fe para acabar con el enemigo y la fortaleza con la que se habrá de enfrentar a la autoridad.
Jesús Malerve, La Santa Muerte, San Judas Tadeo y ahora Nazario Moreno González “El Chayo”, fundador del cártel de la Familia Michoacana, son algunos de los “santos” venerados en el mundo de la delincuencia, en torno a los cuales se ha desarrollado una seudo religión, no para ganar el cielo sino para alcanzar la impunidad.
Entre los cárteles de la droga prevalece un fundamentalismo religioso que les da identidad y cohesión, asi lo muestra las miles de imágenes religiosas que han sido encontradas en poder de los jefes de la droga, en narcomenudistas y sicarios. Desde grabados en la piel hasta la representación en crucifijos, collares, esclavas, anillos y armas, asì como altares, capillas e incluso iglesias, todo ello para obtener el perdón divino.
Los homicidios, los secuestros, las torturas y la venta de drogas son pecados que pueden borrarse con la compra de indulgencias, con jugosas limosnas o la construcción de recintos religiosos.
Ya no es el Vaticano el que canoniza a los santos por sus acciones y virtudes. Desde hace tiempo son los creyentes de diversas entidades de la Repùblica que participan en actividades delictivas o se han beneficiado de ellas, los que han llevado a sus propios protectores espirituales a los altares.
En la tierra caliente de Michoacán es venerado “El Chayo Moreno”, fundador de la “Familia Michoacana” y guía de “Los Caballeros Templarios”: los altares dedicados a La Santa Muerte y a Jesús Malerve proliferan por todo el país.
San Judas Tadeo es uno de los santos catòlicos màs venerados en el bajo mundo. A èl se encomiendan lo mismo que judiciales (judas) o narcotraficantes, contrabandistas, y muchas màs personas que han hecho del delito su forma de vida. Es el santo de las cosas difíciles.
Entre los destacados jefes del crimen organizado que son y han sido fieles creyentes están Miguel Angel Félix Gallardo, Rafael Caro Quintero, Amado Carrillo Fuentes, los hermanos Arellano Félix, Arturo Beltrán Leyva y Heriberto Lazcano Lazcano.
Existen otras vertientes seudoreligiosas que mezclan diversas creencias de origen afroameriocano como el Palo Mayombe, la Santerìa Cubana y el Vudù, que han dejado tras de si estelas de muerte, uno de los casos màs representativos es el de Josè de Jesùs Constanzo, líder de los “Narcosàtanicos”, el cual quiso proteger sus actividades con ritos y sacrificios humanos.
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