El INE y la complicidad
Un fantasma recorre América Latina, el fantasma de la despenalización del consumo de drogas. Todas las fuerzas del continente se han unido en Santa Cruzada para discutir su posible aprobación.
Así, con la paráfrasis del inicio del Manifiesto del Partido Comunista, nos referirnos a la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos que se apresta a analizar, del 4 al 6 de junio, la recomendación que hiciera la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (CICAD).
Por primera vez, de manera oficial, los países productores y consumidores debatirán y analizarán “El Informe Sobre el Problema de las Drogas, elaborado por CICAD, que recomienda la despenalización como base de cualquier estrategia de salud pública”. De aprobarse tal recomendación, sería la mariguana la droga que se podría consumir sin restricciones legales.
El primer paso en la despenalización y legalización del consumo de drogas lo dio Estados Unidos el año pasado cuando aprobó el uso de la mariguana en Washington y Colorado con fines “recreativos” y no como estrategia de salud pública.
Hoy, se hace un nuevo planteamiento ante el fracaso de las medidas policiacas y militares para controlar al crimen organizado trasnacional de drogas, que se ha apoderado de la economía y de la vida política de muchas naciones de la región.
Según el informe de CICAD, “en las Américas se encuentra aproximadamente el 45 por ciento del total de los consumidores de cocaína en el mundo, aproximadamente la mitad de los de heroína y una cuarta parte del total de los de marihuana. Se ha incrementado el consumo de pasta base de cocaína, de crack, de inhalables, de drogas sintéticas y el uso indebido de fármacos legales”. Esto “genera en nuestro hemisferio un negocio ilícito que, sólo en los mercados de venta minorista, se sitúa en alrededor de los 151.000 millones de dólares”.
Hay quienes afirman que con la despenalización del consumo de drogas desaparecerían las organizaciones criminales, del mismo modo como ocurrió con los grupos delictivos de Estados Unidos dedicados al tráfico de alcohol en la época de la prohibición, sin tomar en cuenta que en el caso de las drogas y estupefacientes su capacidad adictiva es superior; además de que está vinculado a otras actividades ilícitas como son el lavado de dinero, el tráfico de armas, la extorsión y el secuestro.
En la reciente visita del presidente Enrique Peña Nieto por Colombia, donde se le dio a conocer el informe de CICAD, el mandatario mexicano rechazó que la despenalización del consumo de drogas sea la solución para combatir al crimen organizado, aunque manifestó su total disposición a participar en el debate de la Asamblea General de la OEA, que se realizará en la ciudad de Antigua, Guatemala.
Será importante conocer los resolutivos de la asamblea; si sólo será la mariguana la primera droga a la que se autorice su uso; bajo qué modalidades legales y restricciones para la salud; variedades y qué ocurriría con aquella hierba mejorada biológicamente. Además, ¿podría despenalizarse el consumo de cocaína, heroína, crack, cristal, bazuco y otras variedades muy potentes de estupefacientes? y, ¿con ello disminuirán los niveles de adicción y de violencia?.
Además, es importante saber quién controlaría la producción de drogas y estupefacientes, ¿el gobierno?, ¿empresas privadas locales o trasnacionales?, ¿quienes se beneficiarán de manera legal de los 150 mil millones de pesos que se negocian por la venta ilegal de las drogas?
Esperemos los resultados del negocio de la adicción y de la muerte.
QMX/rha