ENQUADRE: Limpieza que no limpia

19 de octubre de 2012
 , 
8:39
Ricardo Andonaegui

Para nadie ha sido sorpresa saber que las instituciones encargadas de la procuración e impartición de justicia están infiltradas por el crimen organizado. Al final de cada sexenio ya es común que se anuncien “Operativos Limpieza” en contra de servidores públicos federales, estatales y municipales que informan y protegen a las organizaciones delictivas.

Sin embargo, pocas veces estas acciones de limpieza llegan a las cúpulas gubernamentales, financieras y empresariales que son quienes están detrás de actividades como el narcotráfico, el tráfico de armas, el lavado de dinero y los que actúan como prestanombres para la adquisición ilegal de bienes muebles e inmuebles.

Por lo regular, los detenidos son personal operativo de segundo y tercer niveles.  En ocasiones, el brazo de la justicia ha llegado a altos mandos, pero siempre queda la duda de que si fue por actividades delictivas o venganzas políticas.

El reciente anuncio del subprocurador de la Procuraduría General de la República (PGR), José Cuitláhuac Salinas, de que siete servidores públicos federales estaban al servicio del Cártel de Sinaloa, pone nuevamente el dedo en la llaga y, uno se pregunta: ¿Hasta donde llegan los niveles de corrupción, no sólo en las instituciones gubernamentales, sino también privadas, que han llevado al país a un cruento baño de sangre?.

Desde que el crimen organizado tomó carta de naturalización en el país, han sido detenidos y encarcelados personajes que se transformaron en emblema de la corrupción en la protección de grupos delictivos.

Entre los más destacados se encuentran Arturo Durazo Moreno, ex jefe del Departamento de Policía y Tránsito del Distrito Federal, durante el gobierno de José López Portillo, a quien se atribuye la protección de narcotráficantes colombianos y la matanza del Rio Tula en 1981; José Antonio Zorrilla Pérez, ex titular de Dirección Federal de Seguridad, en el sexenio de Miguel de la Madrid, acusado de la autoría intelectual del asesinato del periodista Manuel Buendía, así como protector del Cártel de Guadalajara, que encabezaba Miguel Ángel Félix Gallardo.

En el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, el narcotráfico se expandió. Se desarrollaron los dos más importantes cárteles de la droga en México, el Cártel de Juaréz que encabezaba Amado Carrillo Fuentes y el Cártel de Tamaulipas o del Golfo, al mando de Juan García Abrego.

En ese entonces se involucró a Raúl Salinas de Gortari en actividades de protección de los dos grupos delictivos antes mencionados; las investigaciones de los homicidios del candidato presidencial Luis Donaldo Colosio, del líder priista José Francisco Ruiz Massieu, e incluso el del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo pasaron por la hipótesis del involucramiento del crimen organizado, sin llegar a definiciones concretas.

Hay que recordar a célebres comandantes de la PGR vinculados con el narcotráfico como Guillermo González Calderoni, Fulvio Jiménez Turegano, Adrian Carrera Fuentes, Rodolfo León Aragón y muchos más, quienes a decir de las autoridades,  protegían a García Abrego y a Amado Carrillo.

En el ámbito  militar han sido destacadas las aprehensiones de generales de cuatro y cinco estrellas como Jesús Gutiérrez Rebollo, titular del Instituto Nacional para el Combate a las Drogas (INCD), Arturo Acosta Chaparro, Francisco Quiroz Hermosillo y recientemente, Tomás Ángeles Dauahare, Alfredo Navarro Lara, así como el brigadier Roberto Dawe González y algunos más, acusados de proteger a la delincuencia organizada.

También hay que recordar que los fundadores de Los Zetas, entre ellos Heriberto Lazcano Lazcano “El Lazca”, Arturo Guzmán Decena “El Z1”,  Jaime Guzmán Durán “El Hummer”, fueron militares del Ejército Mexicano que renunciaron o desertaron de las fuerzas armadas para conformar uno de los grupos más violentos del país.

La Secretaría de Seguridad Pública Federal no ha quedado exenta de señalamientos que vinculan a importantes  funcionarios de primer nivel con los cárteles de los Hermanos Beltrán Leyva, el de Sinaloa y los Zetas, y que se mantienen en la impunidad.

Al final, uno se pregunta ¿Qué niveles de penetración ha llegado a tener el crimen organizado en las estructuras del gobierno?, ¿Quienes permitieron que floreciera el cártel del narcotráfico más importante del mundo en México?, ¿Quien protege a Joaquín Guzmán Loera  y su estructura criminal?; ¿Quienes controlan los mercados del lavado de dinero?. La moneda sigue al aire y algún día caerá….

[email protected]

QMX/ra

 

Te podria interesar