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CIUDAD DE MÉXICO, 30 de octubre, (Quadratín México).- Herido en su ego, vapuleado por quienes creía sus incondicionales y humillado por Tapabocasque lo acabó exhibiendo como si fuera aprendiz a la hora de la suerte suprema, el diestro español Enrique Ponce decidió saltar no a los ruedos, sino a la pantalla de televisión del principal noticiero matutino del país, para intentar hacer un tardío control de daños exponiendo su verdad: que la protesta que enfrentó el domingo en la corrida inaugural de la Plaza de Toros México, fue injusta y armada de manera artificial. La teoría del compló, para justificar la debacle.
A punto de cumplir dos décadas de su debut en el Coso de Insurgentes, otrora catedral de la fiesta brava, el valenciano se dice extrañado con el comportamiento de la afición que tantas tardes se le ha rendido a sus pies, y acusa trasfondos aviesos en esto, que pareciera ser el inicio de una campaña en su contra. Alguien inició la protesta y fue seguido por un sector de la afición, acusa.
En busca de darle la vuelta a la página, Ponce asegura que lo ocurrido el domingo, conTapabocas, su toro de regalo, es ya mera anécdota.
“No estoy dolido con la afición de México por todo lo que he sentido en esta Plaza. No estoy enfadado con la gente para nada”, dice sin exhibir una muestra de humildad.
Contrario a la opinión de quienes esa tarde de domingo le protestaron la salida al ruedo de un burel escuálido, de amplia cornamenta, pero sin presencia ni trapío, el de Chiva lanza la justificación que deja sin aliento a esa hora de la mañana:
“El toro era con 500 kilos sobradamente, un toro con trapío excepcional por delante y rematado. Pero si le pones pero a este toro ¿a cuál le vas a pasar? Era un toro grande”.
El entrevistador, que algo sabe de esta fiesta, le aplica un par de banderillas al castigado orgullo del valenciano. Le dice que José Tomás, el otro diestro español que ha subido a los olimpos de la fiesta, asegura que Ponce torea distante del animal, incapaz de acercársele a ese lindero que se ha denominado toreo verdad.
“Yo aquí en México he cortado dos rabos en una trayectoria impecable, he podido cortar hasta seis o siete rabos más (sic), he salido en hombros 15 o 20 veces… y eso no es por casualidad ni mucho menos. La afición de México ha disfrutado con mi toreo muchísimas tardes, por lo cual ese cariño es recíproco. Al toro me lo paso más cerca que nadie, trato de torear siempre encajado y como es el toreo”.
Reproduzco a continuación, para deleite del lector, un fragmento de la nota publicada en el portal de internet de la agencia española ABC, la cual no tiene desperdicio:
“No solamente Enrique Ponce está extrañado con el comportamiento del público el domingo, sino todos los que hemos sido testigos del cariño, la admiración y la entrega que tienen para con el maestro español desde hace más de 20 años.
“Y es que, como lo apuntamos en ABC, las protestas del público no tenían sustento. Es más, llegaron a ser injustas.
“El toro de Xajay que el valenciano regaló de buena fe y con la intención de conseguir una faena que correspondiera a la expectación por verle, no era para ser protestado, un toro cuyo defecto era ser muy feo y eso aquí en la México, se toma muy en cuenta, pero de chico, nada.
«Estoy extrañado, esto tiene que tener un trasfondo, no me explico todavía y vaya que han pasado ya más de 24 horas que el público proteste tanto a un toro y arrojen almohadillas al ruedo. Nosotros dejamos el toro más grande por si hacía falta y como estaba yo seguro que era un toro hecho y derecho, lo regalé, pero al público desde que salió le pareció no sé qué y comenzó a protestar al toro que fue malo pero no entiendo por qué lo pitaron», apuntó Ponce.”
Así se las gasta el maestro español.
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