Abanico
No cabe duda que en la Secretaría de Hacienda se cocinan los intelectos más impresionantes que influyen o marcan la pauta de la economía de los mexicanos, en ese singular surrealismo al estilo de la Bartola que con dos pesos puede hacer milagros en el sustento familiar.
No vayamos lejos. El hoy senador Ernesto Cordero, aspirante a la dirigencia nacional del PAN, en sus días de gloria como secretario de Hacienda, en la pesadilla sexenal calderonista, aseguró que una familia mexicana podía vivir con seis mil pesos mensuales.
En efecto, en febrero de 2011 Cordero Arroyo reprochó a los mexicanos que seamos más exigentes de lo que las cifras muestran, porque en aquel momento, según él, la recuperación de la economía ya había llegado a los bolsillos de nuestras familias mexicanas.
Desde la comodidad de una jugosa quincena, bonos, secretarias, choferes, guaruras, ayudantes y otros etcéteras que le habían la vida placentera para soportar la engorrosa tarea de ser miembro del gabinete y amigazo de Felipe Calderón, afirmó que, por lo menos hace dos años, había “familias mexicanas que con ingresos de seis mil pesos al mes tienen crédito para una vivienda, tienen crédito para un coche, se dan tiempo de mandar a sus hijos a una escuela privada y están pagando las colegiaturas”.
Después del resbalón que lo evidenció absolutamente ajeno a los mexicanos que pretendió gobernar, pero por fortuna la candidatura se la ganó Josefina Vázquez Mota, quien por fortuna perdió la elección presidencial. ¿Estaríamos mejor con López Obrador?
Bueno, en la actual administración llegó a la subsecretaría de Egresos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, el sinaloense, dicen que nació en Guamúchil, Fernando Galindo Favela, con impresionantes cartas de recomendación en el ámbito de las finanzas, amén de haber estudiado en el alma mater de su jefe Luis Videgaray, economía en el ITAM, y de trabajar, en su momento, en el equipo del entonces gobernador mexiquense Enrique Peña Nieto.
Incluso, entre julio de 2004 y noviembre de 2005 fue director de Apoyos Financieros del Instituto de Protección al Ahorro Bancario. La trayectoria de este joven funcionario, empero, se tropezó con una fantasía salarial. Y, en serio, imagina a las mexicanas como la Bartola.
Resulta que en su intervención en el Primer Seminario de Política Pública y Presupuesto Público con Perspectiva de Género”, que se celebró en el Palacio Legislativo de San Lázaro, sostuvo que, “según el Índice de Discriminación Salarial 2012, es necesario incrementar ¡5 por ciento!, los salarios de las mujeres para lograr la igualdad (con los varones, salarialmente)”.
¡Ah!, pero dijo que en algunas ocupaciones la brecha es mucho mayor, “pues a menos nivel socioeconómico hay menor nivel educativo y la brecha se ensancha”. O sea que, conforme con sus datos, entre menos educadas, las mujeres requieren de un aumento poco más de cinco por ciento para estar de tú a tú con los masculinos.
Dice Galindo Favela, siempre con información que no es de él, pero que la toma a pie juntillas, que México es el cuarto país de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) con menor participación laboral femenina. Chace por eso, entonces sólo hay que aumentarles cinco por ciento el salario para no parecer misóginos.
Y es que la referencia del joven funcionario contrasta sobremanera con la información aportada por el diputado federal priista José Sergio Manzur Quiroga, presidente de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública, de la Cámara baja, de que una mujer en México gana 30 por ciento menos que un hombre por una misma actividad.
Manzur demanda corregir esa inequidad que ofende. Pero Galindo Favela dice que sólo con cinco por ciento se resuelve la inequidad de género en el ámbito laboral. Bien haría el funcionario en darse una vuelta por fábricas de Naucalpan, Tlalnepantla o Ecatepec. Vaya, para no ir más lejos, en los comercios que están en Correo Mayor, Cinco de Mayo y Madero, que le quedan a un paso, y preguntar a cualquier trabajadora o empleada de mostrador cuánto gana y si con un aumento de cinco por ciento se sentirá a la par, salarialmente, de uno de sus compañeros.
¡Caray! Como dijo el filósofo Usabiaga: con esos tenemos que arar. Conste.
QMX/msl