Doble rasero del populismo: Trump, AMLO y la manipulación de los nombres
Sin duda, el interés político priva por encima del interés social y escuda procedimientos y actos de poder, de suyo inconfesables, al grado de clasificarlos reservados y confidenciales hasta por más de una década, tiempo razonable como suele decirse en la jerga policiaca, “hasta que se enfríe el caso”.
En su momento, cuando oposición y apenas creada la Ley Federal de Trasparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental, que dio vida al Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos (IFAI) a los dos años de iniciado el sexenio de Vicente Fox, el PRI demandó transparencia en el uso de recursos públicos y procedimientos judiciales del gobierno panista en el país y el perredista en el Distrito Federal.
Información importante, valiosa y cuya reserva por más de doce años generó más suspicacias que simpatías, en aquellos días, cuando sea dada a conocer y se validen las suspicacias respecto de que contiene vertientes delictivas, como los recursos públicos que se presume desviados del presupuesto inflado de los famosos segundos pisos en la era López Obrador del Gobierno del Distrito Federal, para financiar sus aspiraciones a la candidatura presidencial.
Pero el PRI como militantes de otros partidos y ciudadanos que se han interesado por saber cuánto, cómo y por qué se gastaron cientos de millones de pesos en accesorios personales y de abierto enriquecimiento ilícito de funcionarios de filiación panista en las administraciones de Vicente Fox y Felipe Calderón, deben esperar a que se torne pública dicha información.
El tema adquiere nuevamente relevancia debido al enojo del coordinador de los diputados federales del Partido Acción Nacional, Luis Alberto Villarreal García, provocado por la respuesta negativa que, según él, se dio a un ciudadano que pidió conocer expedientes de las causas de las explosiones en las torres administrativas de Petróleos Mexicanos, que cobraron más de tres decenas de víctimas”. Villarreal se quejó:
“Hoy vemos con preocupación la decisión del Gobierno de negarle información al pueblo de México respecto a la explosión de Pemex, reservándose hasta 12 años la información, las grabaciones, los planos, para no entorpecer, según ellos, las investigaciones que se llevan a cabo.
“El Gobierno ha decidido cerrar por completo los archivos de la explosión de este edificio administrativo de Pemex el pasado 31 de enero del año en curso y negarse a cualquier solicitud de acceso a la información y a cualquier solicitud de transparencia.
“Tendrán que pasar 12 años, 12 largos años, para que los familiares de las 37 personas que, lamentablemente, fallecieron en esa tragedia y los más de 100 lesionados, así como los trabajadores de Pemex y todos los mexicanos, podamos conocer las verdaderas razones de dicha explosión porque esta negativa de información por parte del Gobierno Federal sólo nos lleva a pensar que las razones que ellos expusieron desde un principio no tienen sustento ni están apegadas a la verdad”.
En efecto, el artículo 13 de Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental, dispone como información reservada podrá clasificarse aquélla cuya difusión pueda:
Comprometer la seguridad nacional, la seguridad pública o la defensa nacional; dañar la estabilidad financiera, económica o monetaria del país; poner en riesgo la vida, la seguridad o la salud de cualquier persona (…).
El artículo 14 también refiere otra información reservada. Y el artículo 15 instruye: “La información clasificada como reservada según los artículos 13 y 14, podrá permanecer con tal carácter hasta por un periodo de doce años. Esta información podrá ser desclasificada cuando se extingan las causas que dieron origen a su clasificación o cuando haya transcurrido el periodo de reserva (…)”.
La Ley es bien intencionada pero, indudable, requiere de una reforma, porque sólo ha servido en los casos relevantes para alimentar protagonismos, demagogias y mentiras. Como Luis Alberto Villarreal, los ciudadanos queremos saber cuánto se desvió y a la causa de quien, una millonada de la construcción de La estela de luz, quienes y por qué participaron en un complot militar prohijado por la entonces procuradora General de la República, Marisela Morales Ibáñez, cuántos costaron los segundos pisos.
En fin, sin partidismos, los mexicanos necesitamos saber qué pasa en México, o como recuerda Astrid, mi asesora: “las cuentas claras y el chocolate espeso”. Conste.
QMX/msl