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Con toda la presión política del magisterio oficial y disidente del estado de Oaxaca, encima, el gobernador Gabino Cué Monteagudo fue a la Cámara de Diputados a presentar una propuesta de reforma a la Ley General de Educación, justo cuando en Guerrero el congreso local descarta una iniciativa similar.
Visto en frío, sin esa carga de presiones políticas las iniciativas se inscriben como parte de las necesarias reformas a leyes secundarias que acompañen y hagan viable la reforma constitucional en materia educativa, promulgada recientemente.
Se ponderaría esa preocupación participativa de gobernadores y maestros disidentes; vaya, sería plausible que desde tribunas contrastantes se arribara a acuerdos en beneficio de la educación en esas entidades que, junto con Michoacán, Chiapas y Veracruz, destacan con severos rezagos en la educación pública.
Pero resulta que el gobernador de Oaxaca, Gabino Cué Monteagudo –el ejemplo inmediato por su presencia en el Palacio Legislativo de San Lázaro este martes de sesión del pleno camaral–, se tardó dos años, si como dice, en llegar a un acuerdo con el magisterio para elaborar esta iniciativa que pretende sea incorporada por la Cámara baja en la reforma a la Ley General de Educación.
“Esta iniciativa de reforma que estamos presentando, no es producto de una mesa de negociación ni mucho menos de presión. Éste es un ejercicio que construimos con las maestras y maestros para demostrar que en Oaxaca las maestras y maestros de Oaxaca y su gobierno estamos preocupados y ocupados por la educación”, adujo el mandatario oaxaqueño en conferencia de prensa.
Tajante negó que el magisterio lo chantajee: “No, al contrario, hay trabajo. Hoy estamos entregando un proyecto de iniciativa. Hoy, las maestras y los maestros de Oaxaca y desde Oaxaca, vienen a México a decir “nosotros tenemos propuesta, queremos una reforma pero que reconozca esta visión; estamos preocupados y ocupados por la educación””.
¿Cree el gobernador de Oaxaca que el resto del país no se entera de lo que ocurre en aquella entidad? Gabino es un político inteligente, sin duda, pero los acuerdos que se tejieron en torno a su candidatura lo han atado. Presume que en el gobierno de Ulises Ruiz, en 2006, tres meses hubo suspensión de clases y ahora no tanto. ¡Ajá!
Rollo, demagogia, pretender esconder bajo la alfombra una realidad que indigna, miles de niños sin escuela porque sus maestros se niegan a actualizarse y, después de desmadrar al sistema educativo estatal ahora resulta que se han puesto de acuerdo con el gobernador para proponer una iniciativa que se incluya en la necesaria reforma a la Ley General de Educación, o lo que es lo mismo, dejar el conflicto en la mesa de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. ¡Fácil!
Mientras tanto, ¿seguirán los paros, las movilizaciones de este magisterio que hoy junto con su gobernador, cayó en la cuenta de que los diputados federales y todo México deben comprender que Oaxaca no es Nuevo León y que hay otras condiciones económicas, étnicas y lingüísticas?
El diputado federal del PAN, Fernando Rodríguez Doval, no quita el dedo del renglón y propondrá este jueves, ante el pleno camaral, aprobar un exhorto a los gobernadores de Oaxaca y de Guerrero para que no se dejen chantajear por el magisterio disidente y oficial que rechaza la reforma educativa.
Previamente, acusó a Gabino Cué de impulsar una contrarreforma educativa “que supone seguir condenando a sus nuevas generaciones (oaxaqueñas) al subdesarrollo, al atraso y a la marginación”. Luego rubricó la realidad negada por el gobernador. A saber:
“Gabino Cué se ha convertido en rehén de la sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y de la Coordinadora (CNTE). Es muy lamentable que esto ocurra en el caso de un gobernador que además fue electo gracias a una amplia coalición política, a través de la cual se expresaron añejos deseos de cambio para Oaxaca, así como grandes esperanzas para el desarrollo del estado”.
Rehenes o no, los gobernadores, todos, tienen la delicada y fundamental obligación de garantizar la educación de millones de niños y adolescentes. Curarse en salud es demagogia, incapacidad para gobernar. Lo dicho por el empresario Alejandro Martí se ajusta en esta materia: Si no pueden, que renuncien. Conste.
QMX/msl