Cierra la chimenea a los ladrones
Pocas veces los periodistas, los reporteros, pues, hablamos de nosotros. La máxima de hace algunos ayeres en el gremio zanjaba: “perro no come perro”. Luego la práctica del oficio hecha profesión cambió el concepto y buena parte se tornó ingrata.
Empero, reconocernos en triunfos y caídas, no fracasos porque suena a derrota, es entre buena parte de la infantería un ejercicio que, aun cuando público, se queda en familia.
Mire usted. Este jueves 2 de mayo, hubo un acto en el que se entregaron reconocimientos a reporteros y reporteras de la fuente de la Cámara de Diputados por sus años de cobertura de esta fuente. Fue en una comida entre colegas organizada por Oscar Argüelles, coordinador de Comunicación Social de la Cámara de Diputados.
Ahí, los diputados y diputadas Aleida Alavez Ruiz, Lourdes Quiñones Canales, Paloma Villaseñor Vargas, Fernando Bribiesca Sahagún y Xavier Azuara, integrantes de la Mesa Directiva de la Cámara baja, encabezados por el presidente de la misma, Francisco Arroyo Vieyra, y la alcaldesa de León, Guanajuato, Bárbara Botello, entregaron los reconocimientos.
Los galardonados son colegas que han dejado buena parte de su vida en la cobertura de la actividad legislativa. A saber: Sergio Perdomo Casado, Rodolfo Rivera de Anda, Juan Manuel Rea Segura, Laura Quintero Hernández, Felipe Barrera Jaramillo, Pedro Jiménez Rodríguez, Roberto José Pacheco Reynoso, Ivonne Reyes Campos, Pedro Montes de Oca Herrera, Claudia Téllez Trinidad, Margarita Nicolás Miranda, Maxi Peláez y Antonio Tenorio Adame.
Félix Muñiz consideró que igual reconocimiento debe hacerse a los colegas que cubren el Senado. En mi opinión, eso debiera ocurrir en todas las fuentes, sin conjeturas de ninguna índole, por el simple hecho de reconocer a los colegas que cumplen una función, generalmente cuestionada, criticada y hasta despreciada por ciertos políticos.
Sí, los riesgos son varios cuando de dar reconocimientos a los periodistas se trata; sí estos vienen desde el gobierno, inmediatamente protestan quienes se alzan impolutos y dueños de la verdad absoluta. Los que se corrompen tras bambalinas.
Sin embargo, reconocerse entre pares no es delito y mucho menos procedimiento que llame a cooptación y enjuague de negociación de a cuanto la nota. Los hay, sin duda los hay, quienes se dicen periodistas, reporteros, comunicadores y sólo manchan y prostituyen al oficio. Esos están en la acera de enfrente.
Nada cuesta, entonces, reconocernos entre pares y seguir en la cacería de la información como lobos esteparios; nada nos ata a condiciones políticas cuando nos unimos como gremio, hermanos del mismo dolor y soñadores de las mismas fantasías, éstos que nos despertamos en nuestra realidad y no la cambiamos por nada del mundo porque somos hijos de la mala vida.
Bien por Paco Arroyo Vieyra que más que político es un integrante de la pléyade soñadora que en la mesa, junto con la alcaldesa Bárbara Botello, nos dio clase de humildad y bonhomía, en consonancia con Antonio Tenorio Adame, a quien la edad lo ha vuelto más filósofo de lo que ya era en esas sesiones de la LII Legislatura.
Dice Paco Arroyo en el discurso que la prensa, es decir, los reporteros, la infantería, es factor de equilibrio social. Y le agregaría que igual es factor que humaniza y a los políticos recuerda que son seres humanos mas nunca superiores por la encomienda que tengan en el momento que es fugaz.
Sí, este primer jueves de mayor de 2013, fue un día en que nos reconocimos entre pares, entre reporteros, con ausencia de quienes quisieron estar ausentes. Y nos respetamos. ¿Alguien considera que perro come perro? Tal vez, sin duda, pero siempre es positivo sabernos gremio, familia, reporteros, fauna que no se extingue porque a ninguna sociedad conviene extinguir a sus comunicadores.
En la paráfrasis de Violeta Parra y la voz de La Negra Mercedes Sosa, diría: “¡Qué vivan los reporteros, porque también saben cantar…!” Conste.
QMX/msl