Abanico
Y es que, a lo referido en la entrega anterior (La apuesta al futuro del PRD/011012entresemana) se suma la demanda de la corriente Izquierda Democrática Nacional de remover a Silvano Aureoles Conejo de la coordinación de los diputados federales del PRD y corrobora el resbaladizo escenario en el que se mueve el presente y futuro de este instituto político, representativo de la izquierda mexicana.
El pasado fin de semana, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, considerado indudable líder moral del PRD, restó importancia a los desprendimientos de militantes perredistas, aunque admitió divisionismo como una desafortunada realidad. Y urgió fortalecer al partido.
Veamos: ¿a quién o quiénes interesa dividir al PRD y, aún más, desmantelarlo como crisol contemporáneo de la izquierda mexicana? Por supuesto no a la corriente fundadora; no a Los Chuchos y menos a quienes otean la posibilidad de que un candidato perredista llegue a la Presidencia de la República.
Con Andrés Manuel López Obrador rasguñaron esa posibilidad en 2006, pero el tabasqueño se gastó el bono democrático obtenido en aquella elección presidencial de forma que, en el proceso de 2012, el margen con el primer lugar se amplió a más de tres millones de votos de diferencia.
Por supuesto, haber obtenido más de 15 millones de sufragios no es cualquier cosa; el problema, empero, se llama Andrés Manuel y Andrés Manuel, precisamente, se alza como el principal escollo para el reposicionamiento del Partido de la Revolución Democrática que ya se hartó de estar secuestrado por un caudillo fundamentalista.
¿A quién o quiénes interesa desfondar al PRD, desmantelarlo, pues? No hay duda: el principal interesado es López Obrador para construir al Partido de Regeneración Nacional, a partir de MORENA, sobre los escombros y cimientos perredistas. Las diferencias entre el tabasqueño y la actual dirigencia nacional del perredé son inocultables, tanto que Jesús Ortega –quien fuera coordinador de campaña la campaña presidencia del Peje en 2006—aplaudió la salida de Andrés Manuel del Movimiento Progresista.
Cuauhtémoc Cárdenas, igualmente, no ocultó el beneplácito personal cuando Andrés Manuel anunció públicamente que abandonaba las filas del partido que lo encumbró y de los otros dos partidos que le sirvieron de refugio político y plataforma desde la que reincidió en el sueño por la Presidencia de la República.
Guardadas las distancias, la renuncia del Peje al Movimiento Progresista y, por ende, al PRD, se imagina al reciclaje histórico de cuando Cuauhtémoc y Porfirio al frente de una pléyade priista abandonaron al PRI en 1988 y luego se aliaron con las corrientes representativas del comunismo mexicano y otras de corte anti gobiernista, aunque varias de ellas vivían de la rémora y de las prebendas oficiales bajo cuerda. Los socialistas y comunistas de lavanda que llegaron al Congreso de la Unión.
Pero, bueno, el caso es que la pretensión de desmantelar al PRD es asunto que bejaranistas y lopezobradoristas se han echado a cuestas como tarea fundamental, prioritariamente trepándose a los asuntos coyunturales como el rechazo a la reforma laboral, para desgastar más la imagen del perredismo en manos de quienes se han encumbrado en cargos de elección popular cobijados precisamente por el perredé.
La conseja popular asegura que, para que la cuña apriete, debe ser del mismo palo. Y en esa consideración es que la corriente Izquierda Democrática Nacional, de identidad lopezobradorista recalcitrante, se ha erigido en una especie de Caballo de Troya que está inmerso en la médula legislativa del PRD en la Cámara de Diputados para desfondar a la bancada perredista.
Y vaya que han encontrado terreno fértil, como se evidenció en la toma de tribuna del Palacio Legislativo de San Lázaro, el último sábado de agosto pasado, con la demostración de que lo que acuerde su coordinador parlamentario, Silvano Aureoles Conejo, les importa un pito. Total, lo evidenciaron débil y falto de autoridad en la bancada.
¿Por qué Silvano? Por dos razones torales:
Primera. Es el perredista de más alto rango en la Cámara de Diputados, perteneciente a la ala moderada, la que se ha comprometido a los consensos y la reconstrucción o refundación del PRD, para sacudir al partido la mala fama y crecer como partido moderno y de avanzada.
Segunda y acaso igual de importante que la primera. Es un joven político michoacano que creció a la sombra de la familia Cárdenas Batel, tanto que fue el delfín que cedió la oportunidad a Leonel Godoy Rangel en busca de la gubernatura para luego convertirse en el abanderado del perredé en Michoacán, con tanta mala fortuna que perdió frente al priista Fausto Vallejo.
Por eso no debe sorprender que, a consecuencia de la postura que asumió el sábado último, cuando deslindó a la bancada perredista de la toma de tribuna, la diputada Aleida Alavez Ruiz, cabeza visible del bejaranismo-lopezobradorismo en la Cámara baja, haya demandado a nombre de IDN la remoción de Silvano Aureoles Conejo de la coordinación de la bancada. Para poner a quién, es la pregunta procedente. Ni hablar. El PRD en su encrucijada. Conste.
QMX/msl