Teléfono rojo
Margen aparte del punto referente, el caso es que Marcelo Ebrard, ha dejado de ser aquel muchacho bisoño que se dejaba conducir por Manuel Camacho Solís para dirigir al PRI-DF.
Marcelo creció tanto que hasta a su creador, Manuel Camacho Solís, se debe haber dolido.
Así, Marcelo debió haber sorprendido a su padre político, por aquello de que la primera la acotó para la segunda.
Bueno, de lo que se trata es de referencial cómo se cumplen los acuerdos en el alto nivel, es decir, ni usted ni yo podemos circunstanciar la plática legislativa, lo cierto es que en esos altos niveles se deciden vidas y obras.
Se acotará el número de víctimas “colaterales”, sin duda alguna. Pero de quienes vivimos simple y sencillamente del amor, ni una línea; tal vez referencias.
Bueno, disquisiciones aparte, el tema es Marcelo y cómo se ha mantenido en el papel del proyecto presidencial de Manuel Camacho Solís, su futuro es mediato.
Hace unos días, a Camacho Solís lo entrevistaron. Respeto de su pasado fue hermético. Confió en que ocho o nueve días antes de que asesinaran a Luis Donaldo Colosio cenó con él. ¿Le ofreció algo?, le preguntó Katia de Artigues. Manuel respondió fiel a su praxis que Colosio le ofreció espacios en el gobierno, pero él le dijo que sólo aceptaría ser mediador en la democracia.
Bueno, Luis Donaldo está ausente y, por ende, el comentario de Camacho es único, nadie puede refutarlo.
El caso es que, en la entrevista aludida, a Camacho se le preguntó respecto de quién es su candidato presidencial para 2018. El ex regente del entonces Departamento del Distrito Federal, fiel a su praxis se salió por la tangente.
Pero, acerca de quién, desde su óptica es el mejor político, se atrevió al destape prematuro y señaló a Ebrard como el político más indicado y mejor preparado.
Sin duda, a Camacho le ganó la prioridad sentimental. Sí, Marcelo es su hechura y, en seis años, los próximos, Manuel hará le tarea para apelmazar el camino de Marcelo rumbo a la nominación del PRD a la Presidencia de la República.
¿Y Andrés Manuel? Bien, gracias. ¡Salúdeme a Jesús! Digo.
QMex/msl