Libros de ayer y hoy
Rumbo a la discusión de la reforma constitucional en materia de telecomunicaciones en el pleno de la Cámara de Diputados, el que los diputados hayan ofrecido imágenes de cordialidad y civilidad política durante la aprobación del dictamen correspondiente, abonó a su favor en el rescate del respeto que han perdido entre la sociedad.
Sin embargo, y éstas son las reglas del juego, la reserva de artículos torales de ese dictamen, para airearlos y discutirlos en el pleno camaral, avista el riesgo de que los poderes tribales den al traste con acuerdos consensuados en las cúpulas del poder político y partidista.
Indudablemente las tribus que pretenden el control en el PAN y el PRD, apuestan a vender sus votos en busca de eso, de votos para los comicios que se avecinan en 14 estados de la república. Por ello, apenas elemental que el secretario general del Partido de la Revolución Democrática, Alejandro Sánchez Camacho, haya convocado a integrar un Frente Nacional en Defensa de Pemex.
El discurso de Sánchez Camacho sigue la pauta lópezobradorista de la descalificación y el anuncio de movilizaciones en contra de la dizque pretensión del presidente Enrique Peña Nieto de privatizar Pemex y de aplicar el IVA a medicinas y alimentos.
Cuestión de haberle puesto el cascabel al gato con la reforma estatutaria del PRI para que la oposición imagine a las huestes tricolores en respaldo tumultuario a las reformas energética y fiscal que entrañe formalizar la participación de empresas privadas en la industria petrolera nacional y gravar a fármacos y alimentos con el Impuesto al Valor Agregado.
Pero la voz de Sánchez Camacho no es la voz del PRD, sí de una de las tribus que negocia cargos, espacios en la estructura partidista y en las entidades donde gobierna o cogobierna, como ocurre ahora con el Partido Acción Nacional que anda en busca de la unidad perdida desde que ganó la Presidencia de la República.
Las alianzas PRD-PAN han prosperado en busca de evitar el resurgimiento del priismo. Y en ese ánimo se instalan los jefes tribales amarillos y azules; vender caro su respaldo, por ejemplo, a los acuerdos del Pacto por México y fabricar yerros legislativos para descalificar a sus dirigentes, ofrecerlos torpes y echados a los brazos del gobierno.
Lo ocurrido con la reforma constitucional que elimina el fuero por inmunidad y mantiene ésta figura para el Presidente de la República, es el mejor ejemplo de cómo una tribu del PAN engaña al llamarse engañada y arrastra voluntades en respaldo de una demanda que no prospera porque no tiene fundamento. ¿Harán lo mismo con el dictamen de la reforma en telecomunicaciones? Son ñoñas las estrategias. Conste
QMX/msl