Iglesia, factor de estabilidad social
Irrefutable, por tanto, la máxima de que el hombre es el único animal que se tropieza con la misma piedra y, en este caso, repite la apuesta de sumar otro instituto político al amasijo de la denominada izquierda, integrado al calor de los sueños de poder por los partidos del Trabajo, de la Revolución Democrática y Movimiento Ciudadano.
El 31 de julio último, en este espacio escribí:
“(…) la del PAN sí es una verdadera crisis postelectoral, cuyas consecuencias para el equilibrio de fuerzas políticas en el país puede tener serias repercusiones que implicarían la atomización del sector conservador y de ultraderecha del país que, huérfano de partido, haría alianzas con facciones radicales y fundamentalistas de la izquierda. Todo por el poder.
“Una mezcla de esa naturaleza puede erigirse en el gran partido político que haría contrapeso al PRI, a partir de la próxima contienda intermedia de 2015 y con rumbo a la elección de 2018, para disputarle la Presidencia de la República.
“Mire usted, como lo refirió hace algunas semanas el ex consejero presidente del Instituto Federal Electoral, Luis Carlos Ugalde, dentro de dos años, es decir, en 2014, concluye la denominada veda para crear nuevos partidos políticos. Hasta antes de la elección federal del 1 de julio, la previsión es que Andrés Manuel López Obrador no colgaría los hábitos como aspirante a la Presidencia de la República. En 2018 habrá cumplido 64 años de edad.
“En esa ruta, como se ha observado, incluso en días recientes, el Partido de la Revolución Democrática no aplicaría en el esquema junto con el Partido del Trabajo y el Movimiento Ciudadano, para obtener el registro condicionado de un nuevo partido político que, en principio, se podría denominar MORENA; o que simplemente se finque en el registro de uno de ellos (..).
“(…) En términos llanos, el PRD permanecería con su estructura distanciada de López Obrador y sus aliados en el PT y Movimiento Ciudadano, pero a éstos (PT y MC) se aliarían personajes de la derecha, incluso históricamente conservadora, lastimados por el fallido caudillismo de Felipe Calderón Hinojosa y ofendidos por el triunfalismo recalcitrante del Partido Revolucionario Institucional que retoma el poder presidencial asido a intereses no necesariamente nacionalistas, aunque sí patrimonialistas.
“Ejemplo de ello son los empresarios Alfonso Romo Garza y Alejandro Gurza Obregón, integrantes de las más reputadas familias panistas del norte del país. El primero de ellos regiomontano radical impulsor de Vicente Fox Quesada y, el segundo, un anti priista y anti comunista coahuilense que hace 30 años formó parte de la campaña contra la política económica de Miguel de la Madrid y, antes, de la de José López Portillo.
“El génesis de un nuevo partido de izquierda progresista no es imposible, apenas responde a la recurrente referencia de que por sí solos, los partidos de izquierda nunca ganarán la Presidencia en México”.
Hasta aquí parte de lo referido en la entrega del pasado 31 de julio. No fue acto de adivinación; la simple lectura del acontecer de las izquierdas aglutinadas en el Movimiento Progresista y lo que ocurría en los altos mandos de las dirigencias del PRD, del PT y del PMC, respecto de las posturas de Andrés Manuel, se orientaban hacia esa ruptura, que el tabasqueño ha calificado con eufemismos.
Eso de las asambleas, de negarse a reconocer a Enrique Peña Nieto como Presidente de México, y que va a dedicar toda su imaginación y trabajo a la causa de la transformación del país, no es más que retórica.
Porque es un hecho que ha comenzado a construirse el Partido Regeneración Nacional, en eco del floresmagonismo que se negó a reconocer a Francisco I Madero como Presidente de México, pese a haber sido producto de la primera elección libre y de respeto al sufragio frente al porfirismo.
La pregunta es si México necesita de otro partido para madurar la democracia que, dígase que no y pese a las llamadas concertacesiones, en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari se abrió a la transición, en aras de enmendar aquel procedimiento que ensució su elección como Presidente. Un ejemplo es la creación del IFE.
En el acto dominical de la despedida de López Obrador a los partidos que le sirvieron para volver a rasguñar la entrada principal de Los Pinos, se dijo que el Movimiento de Regeneración Nacional cuenta con cinco millones de militantes. Es la cuota de la izquierda para López y Morena, el basamento del PRM.
Sin Andrés Manuel ¿cuál será la suerte del Partido del Trabajo y de Movimiento Ciudadano? En la elección intermedia de 2015, ya con el Partido Regeneración Nacional con registro condicionado, PT, PRD y MC sufrirán desprendimientos, de eso no hay duda.
Por cierto, ¿a qué le suena PRN? La historia se repite pero los mexicanos ya no se tragan tantos anzuelos de eso que llaman la izquierda. Si de adelgazar al Congreso de la Unión se trata y dejar de gastar miles y miles de millones de pesos en la manutención de partidos políticos, no caería mal un refresco y la desaparición del PT, el PMC y un PRD reducido. Cuestión de balances y sueños de poder. Lo dicho, en 2018 Andrés Manuel tendrá 64 años. Conste.
QMex/msl