ENTRESEMANA: Un nuevo partido

01 de agosto de 2012
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8:15
Moisés Sánchez L.

Pero no, porque la del PAN sí es una verdadera crisis postelectoral, cuyas consecuencias para el equilibrio de fuerzas políticas en el país puede tener serias repercusiones que implicarían la atomización del sector conservador y de ultraderecha del país que, huérfano de partido, haría alianzas con facciones radicales y fundamentalistas de la izquierda. Todo por el poder.

Una mezcla de esa naturaleza puede erigirse en el gran partido político que haría contrapeso al PRI, a partir de la próxima contienda intermedia de 2015 y con rumbo a la elección de 2018, para disputarle la Presidencia de la República.

Mire usted, como lo refirió hace algunas semanas el ex consejero presidente del Instituto Federal Electoral, Luis Carlos Ugalde, dentro de dos años, es decir, en 2014, concluye la denominada veda para crear nuevos partidos políticos. Hasta antes de la elección federal del 1 de julio, la previsión es que Andrés Manuel López Obrador no colgaría los hábitos como aspirante a la Presidencia de la República. En 2018 habrá cumplido 64 años de edad.

En esa ruta, como se ha observado, incluso en días recientes, el Partido de la Revolución Democrática no aplicaría en el esquema junto con el Partido del Trabajo y el Movimiento Ciudadano, para obtener el registro condicionado de un nuevo partido político que, en principio, se podría denominar MORENA; o que simplemente se finque en el registro de uno de ellos.

Habrá que esperar al 6 de diciembre próximo, para considerar esa vertiente cuando Marcelo Ebrard arranque su campaña en pos de la Presidencia de la República en los comicios de 2018, montado en la estructura del PRD. Aunque de este escenario no queda la menor duda, toda vez que el jefe de Gobierno del Distrito Federal cumplió su parte en el acuerdo y dejó el campo a la reincidencia de Andrés Manuel; no aceptaría un compromiso a futuro.

Bien, ésa sería un vertiente de la izquierda de las corrientes que convergen con Los Chuchos, que asentados en experiencias de más de un cuarto de siglo estarían en condiciones de impulsar la candidatura de un hombre de ideas moderadas, progresista de avanzada y divorciado de las prácticas fundamentalistas, que en la elección pasada fue bien calificado en la persona de su delfín, Miguel Ángel Mancera Espinosa, quien arrasó en los comicios del primer domingo de julio último.

En términos llanos, el PRD permanecería con su estructura distanciada de López Obrador y sus aliados en el PT y Movimiento Ciudadano, pero a éstos (PT y MC) se aliarían personajes de la derecha, incluso históricamente conservadora, lastimados por el fallido caudillismo de Felipe Calderón Hinojosa y ofendidos por el triunfalismo recalcitrante del Partido Revolucionario Institucional que retoma el poder presidencial asido a intereses no necesariamente nacionalistas, aunque sí patrimonialistas.

Ejemplo de ello son los empresarios Alfonso Romo Garza y Alejandro Gurza Obregón, integrantes de las más reputadas familias panistas del norte del país. El primero de ellos regiomontano radical impulsor de Vicente Fox Quesada y, el segundo, un anti priista y anti comunista coahuilense que hace 30 años formó parte de la campaña contra la política económica de Miguel de la Madrid y, antes, de la de José López Portillo.

El génesis de un nuevo partido de izquierda progresista no es imposible, apenas responde a la recurrente referencia de que por sí solos, los partidos de izquierda nunca ganarán la Presidencia en México.

Y, bueno, en la Asamblea Nacional del PAN, prevista para celebrarse antes de concluir noviembre entrante, se determinará la permanencia de Gustavo Enrique Madero en la presidencia nacional del PAN. Pero la corriente calderonista irá, en 2013, por esa posición y, desde ella, trabajará, como advirtió Felipe Calderón, para volver a echar al PRI de Los Pinos, en 2018.

Finalmente está visto que Acción Nacional se perfila como partido familiar y de cuates. Y como en México todo es posible, por qué no un nuevo partido con remanentes de izquierda, amnesias del priismo y consecuencias de conservadores que se hartaron de simular disciplina al gobernante en turno. Digo.

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QMex/msl

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