Libros de ayer y hoy
El llamado Movimiento Progresista ha invocado un rosario de causales en el recurso incoado ante el máximo tribunal electoral del país, con el fin de impedir la asunción de Peña Nieto a la Presidencia de la República.
En medio de la estridencia acusatoria con pruebas de risa, unas, inverosímiles otras y, algunas con cierta credibilidad, especialmente Monreal y Andrés Manuel López Obrador han sesgado la atención de aquellas acusaciones que se han hecho contra el tabasqueño relacionadas con el origen de los fondos utilizados durante seis años para vivir y hacer campaña permanente.
“He recorrido todos los municipios del país”, ha dicho Andrés Manuel. Sí, bien por él en ese periplo de la contrición que lo llevó a asumir el peace and love que se le acabó cuando el PREP lo plantó 3.5 millones de votos debajo de Peña Nieto. Pero, recorrer más de dos mil 400 municipios cuesta, y cuesta mucho dinero.
No es un secreto que en el proceso electoral que arrancó en octubre del año pasado, se gastaron millonadas de dinero. El Instituto Federal Electoral, en acatamiento de lo dispuesto por el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales vigiló que no se rebasaran topes de campaña. Y ha determinado que los partidos políticos y sus candidatos cumplieron con la ley, al margen de algunos bemoles.
Pero igualmente no es un secreto que los operadores políticos siempre encuentran un resquicio, una rendija mediante la cual violan la ley sin complicaciones. Y se gasta dinero más allá del acotado por la ley. Así ocurrió con candidatos del PRD, del PT y de Movimiento Ciudadano. Andrés Manuel López Obrador no fue ni ha sido la excepción. ¿Honestidad Valiente? ¿Austeridad Republicana?
Apenas el sábado último Ricardo Monreal acusó a Agustín Carstens, gobernador del Banco de México, de haber participado en la alteración de un documento relacionado con la transferencia electrónica de más de 50 millones de pesos. Esta nueva acusación se suma al Monex-gate y todas esas maniobras financieras de las que se responsabiliza al PRI haber operado para comprar el voto y los espacios en medios electrónicos que favorecieron a la campaña de Peña Nieto.
Hay sobradas evidencias de que, en efecto, el PRI repartió tarjetas de Soriana (Monex) para atraer el voto; también el reparto de despensas, láminas y material para construcción, además de los elementales artículos de toda campaña como son las gorras, de mala calidad, playeras, también de pésima calidad, bolsas, matracas, banderines y, en fin todo este tipo de promocionales que dejan excelentes dividendos a los responsables de contratar a las casas que viven de esta singular industria electoral.
Empero, el punto nodal de la impugnación incoada contra la elección presidencial, tiene sus fundamentos en la triangulación de intereses en los más altos niveles para acarrear dinero a la causa priista.
¿Nos mintieron los priistas cuando dijeron que la lana que se gastaban era legal y sólo la autorizada por la autoridad electoral? ¿Nos ocultaron el tráfico de influencias y los acuerdos logrados en lo oscurito con lo que se conoce como poderes fácticos? ¡Vaya con los priistas!, si nos atenemos a pie juntillas con el dicho de Monreal y asociados.
Pero, ¿nos mintió Andrés Manuel López Obrador y su honestidad valiente? ¿Nos ha mentido Ricardo Monreal cuando sesga la respuesta en torno de la fuente que alimenta las arcas del lopezobradorismo?
Bueno, cuestión de leer la información publicada en la primera plana de El Universal, en su edición del martes 28 de agosto, es decir, ayer, en la que se alude al tráfico de influencias de altos funcionarios del Gobierno del Distrito Federal en beneficio de destacados ex colaboradores de Andrés Manuel López Obrador, cuando jefe de Gobierno de la capital del país y que, ya en campaña de éste en busca de la Presidencia de la República, han obtenido importantes contratos por más de cien millones de pesos.
Que una –solo una–de las fuentes de aprovisionamiento financiero a la causa de Andrés Manuel es y ha sido el Gobierno del Distrito Federal, se ha denunciado recurrentemente. Lo mismo se ha referido de otros gobiernos de filiación perredista. Pero los operadores de López Obrador, señaladamente Monreal, han blofeado en demanda de una investigación que saben no habrá.
La información, empero, publicada en El Universal, no tiene desperdicio. Es un excelente trabajo periodístico de las colegas Nayeli Cortés, Johanna Robles y Elena Michel, que aporta respuestas a preguntas que Andrés Manuel y su corte se han negado a responder y, sobre todo, aclarar. Es posible que ahora el tabasqueño acuse mala fe del diario, o mano negra del PRI. Yo miento, tú mientes, nosotros mentimos… Cínicos que somos. Conste.
QMex/msl