Poder y dinero
El arte de relatar historias es privilegio de pocos dotados en el oficio periodístico. Ernest Hemingway es uno de estos íconos y en su haber destacan un “Premio Nobel” y un “Pulitzer”; siete novelas, seis recopilaciones de cuentos y dos ensayos; entre sus obras póstumas figuran tres novelas, cuatro libros de cuentos y tres ensayos. Además de cientos de artículos periodísticos, dejó sin publicar tres mil páginas de manuscritos.
Homoespacieros, la motivación de abordar la vida y obra de este célebre periodista y escritor norteamericano, no es por sus innumerables logros, ni sus emblemáticos reconocimientos, es por que retrata al humano verdadero y pensante, al sentimiento embriagante de aquel que entre los toques de un teclado ve alimentado su interno. Aquel, que se vuelve adicto a cifrar sus renglones en un relato, crónica, entrevista, reseña, artículo o nota para volver suyo el momento, ya que de momentos se alimenta la vida.
Es por eso que este artículo está dedicado a ti estimado guerrero de la información, que recordando a Hemingway puedas escuchar su voz o modelar su recuerdo en tu mente, con las palabras que tal vez arengaba en una sala de prensa o en el rincón de un hotel casi devastado a sus compañeros: “Sigan escribiendo. Alguien tiene que contar esta historia; si tienen las agallas de pensar o de inspirarse ¡sigan escribiendo, señores!” Tal vez esto lo decía en medio de una guerra o catástrofe mundial, describiendo el pesar por los muertos, el dolor de los pobres o las voces de los desamparados, por eso es que este personaje evoca la pasión de un periodista.