Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
“Mediante el trabajo ha sido como la mujer ha podido flanquear la distancia que la separa del hombre. El trabajo es lo único que puede garantizarle una libertad completa.”
Simone de Beauvoir.
Es impresionante como en la actualidad resuena tan fuerte esta frase del siglo pasado, y nos sigue hiriendo en lo más profundo de las entrañas a las mujeres trabajadoras, porque si bien hoy en día contamos con mayores libertades, lo cierto es que la brecha que mencionaba Simone de Beauvoir, sigue viva.
Y es que, ¿por qué a los hombres les incomoda tener a mujeres en cargos de mando?, la Cámara de Diputados se jacta de contar con la Legislatura de mayor paridad de género, sin embargo México sigue siendo el tercer país de América Latina con menor número de mujeres en puestos de nivel jerárquico alto en el sector público, pero aún no está todo perdido, contamos con la posibilidad de dar una gran paso en favor de la igualdad y establecer acciones afirmativas que procuren la asignación de más mujeres en los puestos estratégicos de la administración pública.
Dentro de esas designaciones, hoy se encuentra la de Titularidad de la Unidad de Evaluación y Control en la Auditoría Superior de la Federación, Organismo primordial para el combate a la corrupción de este país y control de los recursos públicos del Estado, y donde paradójicamente, solo hombres han ocupado dicha posición.
El tema no es menor, pues de la revisión exhaustiva de los perfiles registrados en ese proceso, destacan mujeres vanguardistas, profesionales y comprometidas con el servicio público, como Blanca Estela Aldana Alejandré, María Guadalupe Arciniega García, Claudia López Corral y Dinorah García Zarate, quien además goza de independencia política y un perfil solido para esa responsabilidad.
El Congreso de la Unión tiene una gran responsabilidad: garantizar las condiciones necesarias para que las mujeres puedan contender, ascender y permanecer en los puestos de mandos superiores, o ¿acaso no estamos listos para ello?, no olvidemos que aumentar el liderazgo de las mujeres en el gobierno no es sólo un tema de feminismo, o de paridad de género, sino de pluralidad, de inclusión y de democracia representativa.
Por primera vez, México tendrá una mujer Presidenta, ¿no debe permear ese ánimo en toda la conformación de la administración pública?, ¡Al tiempo!