Alfa omega/Jorge Herrera Valenzuela
El politólogo, Juan Linz argumenta que los sistemas parlamentarios funcionan mejor con partidos disciplinados, y esto también fortalece el funcionamiento de los sistemas presidenciales, pues la excesiva indisciplina dificulta la relación razonable y estable entre el gobierno, los diversos partidos y la rama legislativa.
Un mínimo de disciplina partidaria ayuda al presidente a lograr acuerdos estables en el congreso, acuerdos que los legisladores podrían respetar y cumplir.
En los regímenes democráticos donde prevalezca la indisciplina partidaria y legislativa poco puede asegurarse el cumplimiento de los pactos políticos de conciliación y acciones de gobierno.
En estas condiciones, el presidente se ve fuertemente inclinado a apoyarse en bases políticas que alientan el clientelismo y el patronazgo. La disciplina partidaria dependerá de la forma en que organiza la elección de candidatos, pues así los legisladores tienen incentivos para seguir la línea del partido y para ser considerado a contender en elecciones.
El autor también determina que la fragmentación del sistema de partidos incrementa el conflicto y la indisciplina partidaria, proponiendo que se limite la fragmentación partidaria o bien se logre formar frecuentemente coaliciones de gobierno y de iniciativas legislativas, para así asegurar que se guarde un mínimo de disciplina en los partidos contendientes.
Estamos de acuerdo con el autor en que el sistema democrático, ya sea parlamentario o presidencial, pero especialmente el último por ser nuestro contexto, requiere de un mínimo de disciplina por parte de los partidos políticos, puesto que fortalece la legitimidad del sistema en su conjunto.
Nuestra democracia requiere congruencia tanto del partido en gobierno como de la oposición para que podamos aspirar a niveles más estables de democratización. Sin embargo, no apoyamos la propuesta de limitar la fragmentación del sistema de partidos, puesto que México ha luchado por la representación de las minorías que buscan incidir en las decisiones gubernamentales. La disciplina de partido debería buscarse por la vía de las coaliciones y negociación parlamentaria.
A nueve meses de la administración del presidente, Andrés Manuel López Obrador, tiene razón Linz, al referirse al ganador único que encarna el presidente que, en México, reclama de mínimos equilibrios y contrapesos para atemperar al presidente fuerte que, está de vuelta con todas las dificultades para el arreglo constitucional y los riesgos para nuestra forma de democracia por algunos retos en puerta: La revocación de mandato que habilitaría electoralmente al presidente desde las reglas del juego, la ausente certeza en la política económica y la cancelación del Aeropuerto en Texcoco que, no representa la separación del poder político del económico, sino la irracionalidad al dilapidar miles de millones de pesos en una inversión fundamental y la presión hacia las ramas legislativa y judicial.
*Politólogo, periodista, académico. Director Editorial: ESCENARIO POLÍTICO.
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