Escenario político
Es importante destacar que una de las promesas en la democratización de cualquier país es que el régimen logrará estabilizar al Estado aminorando el conflicto y permitirá el crecimiento y desarrollo económicos. Ante la falta de resultados del sistema político democrático surge el descontento, la crisis de legitimidad gubernamental, la falta de confianza en las instituciones públicas y la exigencia cada vez mayor de sectores que reclaman atención y apoyo al Estado para poder desarrollarse en lo económico. La promesa de que la democracia resolvería los problemas de pobreza y desigualdad ha decepcionado a la ciudadanía, concibiendo a la democracia como problema.
Otros autores concilian su postura con la de Linz en diversos puntos destacados por Linz como crítica al presidencialismo. Coinciden con el problema de la legitimidad dual como problema típico de los sistemas presidenciales, sin embargo puntualizan en que también el sistema parlamentario sufre de este conflicto, aunque en menor intensidad por ser la única institución democráticamente legítima en el nivel nacional del sistema político, entre las cámaras alta y baja, cada una reclamando para sí el ejercicio legítimo del poder. Tratando de enmendar esta desventaja del sistema presidencial, se propone que la clave es definir los poderes y métodos de elección de los poderes de gobierno de forma que mitigue el conflicto entre poderes. Otro aspecto a destacar es que la rigidez del presidencialismo, a través de los periodos fijos del mandato, lo dota de serias desventajas como la posibilidad de retirar del cargo a presidentes impopulares o ineptos sin que el sistema se quiebre, y en muchos países es constitucionalmente imposible la reelección presidencial, como en el caso mexicano. La imposibilidad de la reelección inmediata es atractiva para la ambición de políticos interesados en ocupar la silla presidencial porque quita de la escena a contrincantes peligrosos. A pesar del riesgo potencial que encierra la reelección, puede ser permitida cuando existan instituciones confiables y elecciones legítimas que no permitan la manipulación de los funcionarios públicos. Así el argumento de la flexibilidad de reemplazar gabinetes en los sistemas parlamentarios tiene una doble función, por un lado se puede retirar el apoyo al mandatario y provocar cambios gubernamentales sin quebrar el sistema político, así como propiciar mayor estabilidad al proceso de formación de políticas en la reconstrucción del gabinete, pues naturalmente serían apoyados por la asamblea parlamentaria, manteniéndose incluso por varios períodos.
En donde otros autores realizan su discrepancia es en el argumento de Linz que define al presidencialismo con una tendencia de “ganador único” mayor que el parlamentarismo, sosteniendo que esa tendencia depende del sistema electoral y de partidos, es decir, las reglas del juego. Realiza una crítica al sistema parlamentario de tipo Westminster por no proporcionar control legislativo sobre el primer ministro, gracias a que los partidos disciplinados contando con mayoría parlamentaria apoyan iniciativas políticas y legislativas al margen de las propuestas, lo que incentiva una lógica de “ganador único”. La democracia mexicana vista como problema tiene la particularidad de que su beneficiario principal está dedicado a desmantelarla para que él, personalice la vida pública nacional, al margen incluso de las reglas del juego y sus actores.
Sin embargo la coyuntura crítica por el conflicto de la compra venta de gas natural a México trasciende a cualquier presidente mexicano y devuelve la idea democrática que la realidad es el contrapeso al exterior y la cámara de diputados mexicana es el equilibrio al interior y (único) para restablecer el amplio horizonte democrático que es nuestro país.
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