Desafíos: 3 de diciembre, día de la persona migrante con discapacidad
Los procesos de socialización desembocan en la democracia social y la democracia económica, con ciudadanos actores con derechos y obligaciones, así como con las mismas oportunidades de acceso a bienes y servicios.En su obra Perspectivas comparadas, Alfred Stepan plantea diversos caminos para la redemocratización:
1.- Redemocratización iniciada en el seno de un régimen autoritario, que plantea numerosos riesgos, pues quienes detentan el poder pueden arrepentirse de la liberalización, el costo de tolerancia es mayor que el de la represión, generan reglas para la salvaguarda de sus intereses, derivando en una democracia limitada y el aparato de seguridad del régimen intentará mantener intactas sus prerrogativas.Existen varios subtipos:a) Redemocratización iniciada por dirigentes políticos civiles o adaptados a la vida civil, que será posible conforme aumenten las demandas socioeconómicas y políticas.b) Las dudas sobre la legitimidad del régimen.c) Las posibilidades de que quienes detentan el poder traten de conservarlo, incluso en elecciones competitivas.Y es que, aún con los civiles en el poder, son vulnerables a un golpe militar.En el subtipo b, con la redemocratización a cargo de los militares, el proceso falla si éstos no encuentran las suficientes ventajas para apartarse del poder. Intentarán proteger intereses corporativos contra gobiernos civiles o militares, e incluso intentarán perpetuarse en el poder.
2.- Supresión del régimen autoritario conducido por la sociedad, tiene la particularidad de que no es guiado por los partidos o coaliciones, tampoco por movimientos revolucionarios. Se trata de protestas populares organizadas, huelgas generales, el retiro de apoyo al gobierno. Debido a la desorganización, puede desembocar en otro gobierno autoritario o en una Junta Militar. Podría inferirse que están condenados al fracaso, pero hay casos de éxito como en Grecia, Turquía y Argentina.
3.- Pacto partidario (con o sin elementos consociativos), se trata de un gran pacto opositor que tiene por objetivo derrocar al régimen y sentar las bases de uno nuevo de carácter democrático. Se caracteriza por la apertura a las fuerzas opositoras. Se basa en la erosión del régimen autoritario, la fundación de reglas democráticas, compartir el gobierno, instaurar el poder de veto mutuo y crear coaliciones. Entre sus deficiencias encontramos que todo pacto no necesariamente se mantiene y que además puede anularse, y que motiva la exclusión de quienes no participan en él.
Además, demanda dirigentes con capacidad organizativa e ideológica, y la adhesión de los adeptos a los términos del pacto. Se trata de un reto fundamental basado en la escuela alemana (realpolitik) la que tienen las oposiciones mexicanas, a las que vemos desparecidas o sin la articulación necesaria para vencer al caudillo y, sin embargo, son esas fuerzas opositoras reunidas las que, en 2021 y 2022 han sido numéricamente mayoritarias y es verdad que deben prender las emociones de un segmento de las clases medias que, como los más jóvenes tienen la capacidad de decidir con su voto las elecciones en 2023 para lograr ese pacto partidario que, trascienda la coyuntura crítica que vive el país y ofrezca en 2024, recoger el tiradero que de los diversos rubros de la administración, la economía, la inseguridad, la salud pública y un largo etcétera arrojará al cierre del sexenio el partido dominante camino a desmembrarse.
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