Abanico
El auge de los partidos de notables estuvo acompañado por fuertes transformaciones sociales que rápidamente impactaron en la acción política. Se constituyó una nueva configuración del modo de ejercer la política que en varios sentidos era la contracara de la anterior: estados amplios que regulaban lo económico, sociedades que generaban fuertes identidades colectivas y regímenes políticos llamados democracias de partidos que se legitimaban bajo la idea de la representación política de intereses sociales. A lo largo del siglo XIX las naciones centrales vivieron una transformación monumental en un plazo históricamente breve, alimentada por los procesos de urbanización e industrialización que cambiaron radicalmente la cara a las sociedades. En el marco de esta transformación se fue constituyendo un nuevo actor social, la clase obrera, que se organizó colectivamente enfrentado al sistema en su conjunto, inspirado ideológicamente en las diversas corrientes del socialismo que proliferaron a lo largo de la segunda mitad del siglo. Las luchas libradas por los sindicatos, con el propósito de alterar el orden social y obtener mejores condiciones materiales de vida para sus asociados tuvieron un papel fundamental a la hora de ampliar la ciudadanía política, terminando con los umbrales censitarios de incorporación que caracterizaron a los regímenes políticos del siglo XIX. En tal sentido, la irrupción de esta nueva clase en el escenario político tuvo como corolario la lucha por romper la base estrictamente material a la que se ligaba el modelo parlamentario, para permitir la ampliación de la participación política. Una vez aceptado el criterio numérico como elemento central de determinación de la autoridad política (democracia), que la discusión sobre los criterios de exclusión (de capacidad, de género, de riqueza o de ingreso) y el umbral de incorporación pasaran a estar sujetos a determinados análisis de costo-beneficio, se logró –más tarde o más temprano según las diversas alianzas sociales- alcanzar el sufragio universal. De esta manera, a principios del siglo XX las instituciones del régimen político se habían transformado y la moderna democracia de masas se sustentaba sobre la base de cuerpos electorales muy amplios y heterogéneos que aglutinaban una gran diversidad de intereses materiales e ideales. Paralelamente, el estado se fue transformando hasta adquirir la forma del modelo del Estado Keynesiano de Bienestar, pasando a ocupar un lugar central en la sociedad, en franca contraposición a los tipos estatales liberales que habían proliferado en el siglo XIX. Este modelo amplio de estado suponía siempre algún grado de subordinación de los mercados a la política y actuaba en una doble dimensión: como modernizador e integrador. Como integrador, en el sentido de ampliar la inclusión efectiva de las capas sociales inferiores, que se habían vuelto políticamente relevantes desde la aprobación del sufragio universal masculino. Como modernizador, sustentado en la creencia de índole keynesiana de que el estado debía actuar como un agente de desarrollo económico, para evitar las recurrentes crisis características del siglo XIX. Para responder a estas cuestiones los estados se ampliaron, generando todo un entramado de organizaciones burocráticas que iban desde la regulación de áreas económicas hasta tareas productivas. La relevancia de las decisiones estatales para la vida de los ciudadanos se volvió enorme, ya que éstas, entre otras cosas, creaban empleo, tasaban diferencialmente a las áreas económicas y generaban programas sociales de diversa índole. La democracia en Mexico supuso (formalmente) el criterio numérico para la determinación de la autoridad política, dado que el criterio en que se fundó en la política real es un sistema político cuyo aparato público robusto descansó en el presidente fuerte y la vitalidad de sus partidos regionales y organizaciones. Hoy, ese aparato se sustenta en el modelo de partido carismático (el lopezobradorismo) que, a juzgar por las dos marchas más recientes ha arrojado estos resultados: a) la defensa del modelo de democracia y sus instituciones (IFE/INE) obligó al PRI a votar con las oposiciones y continuar su alianza electoral (Va por México) y, b) La marcha del lopezobradorismo tuvo un logro notable: dar un salto de México al pasado (la década de los 70 del siglo XX). Facebook: Daniel Adame Osorio. Instagram: @danieladameosorio.Twitter: @Danieldao1 |