Presupuesto y fiscalización/David Colmenares Páramo
La democracia es una forma de Estado en que el gobierno está al servicio de los ciudadanos y no viceversa, dirá el profesor, Sartori. Se optó por esta forma de gobierno preponderantemente porque al menos teóricamente es la que mejor garantiza que los representantes estén en condiciones de gobernar y los ciudadanos en la de vigilar que lo hiciesen bien y pusiesen a salvo los intereses de la sociedad.
La democracia en 2024 está bajo fuego. Con información de Data Cívica, México Evalúa y Animal Político en su estudio: El crimen organizado en 2024 en las elecciones y la administración pública en México, tenemos entre otros indicadores de alarma los 311 ataques de la delincuencia organizada entre 2006 y 2012 a candidatos y servidores públicos que, contrasta con los 836 eventos de agresiones lo mismo a candidatos que servidores públicos entre 2018 y 2023, lo que da categoría de actor del mundo de la política a la delincuencia organizada en las elecciones. Hasta ahora, tenemos 27 candidatos asesinados y 360 candidatos a diversos cargos públicos con medidas de protección por el Estado.
Por su lado, el presidente ha practicado en su gestión una política para descalificar a todo actor social o político que se le oponga. A partir de 2015, la violencia ha crecido y, se traduce en 2024 en la renuncia de candidatos amenazados por la delincuencia organizada.
En términos electorales, a la oposición ha hecho falta articular un relato con énfasis no sólo en los 185 mil homicidios en espacios públicos durante la administración AMLO, sino en el sub registro de diversos observatorios planteando entre 20 y 80 mil víctimas de homicidios, todo lo cual amplifica la conversación pública en torno a la violencia política.
En el entorno de inseguridad, las elecciones se convierten en actos concretos para ser aprovechados por actores y partidos.
Del Tintero
Las encuestas en la política real no son útiles para los hechos, para las mediciones, para la búsqueda de la verdad, sino para la construcción de historias, nociones y, en general de relatos que, desde luego no son útiles a los votantes. Subyace en el fondo otro problema estructural, dado que las encuestas no están leyendo adecuadamente a las sociedades en México y, alrededor del mundo. En 2024, cada campaña electoral presidencial tiene su encuesta, para cada actor y con la debida distancia para el consumo de aliados y adversarios, para extender en otras palabras, la propaganda, útil (únicamente) al gran interventor del proceso electoral, el presidente, convertido en su propia contradicción.
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