Visión financiera/Georgina Howard
La supremacía legislativa (de Morena) llega tarde dado que en México y alrededor del mundo, el tribunal constitucional puede revisar e interpretar su Constitución, más aún cuando se trata de una reforma judicial mal concebida y peor ejecutada.
Al tratarse de una acción de inconstitucionalidad, es posible que no se reúnan los ocho votos indispensables para suspender la reforma judicial del oficialismo, dadas las presiones ejercidas a cada ministro, en el contexto de una decisión fundamental de la Corte que marcará el futuro de la administración de Claudia Sheinbaum que, desarrollaría su gestión en un entorno incierto dentro y fuera del país, agregando la presión de coyuntura crítica por la elección presidencial en Estados Unidos.
Más aún: una decisión contraria al gobierno mexicano le brindaría un tanque de oxígeno y sin embargo, su retórica le haría imposible procesar esa votación en su contra, con los criterios de la racionalidad.
Más allá de las reglas, Morena construye su retórica de la supremacía, no basada en modelos de gestión o de política, (así sean inviables), sino diseña reformas para su presente y futuro político inmediatos, sin admitir en sus decisiones el cambio, el gran elemento connatural del mundo de la política.
La otra parte de su retórica para cuajar la reforma judicial es su discurso sobre la austeridad, descobijada por los 13 mil millones de pesos que tendría la elección como costo financiero o las prácticas en el INE, donde el oficialismo resucitó el cobro de bonos extraordinarios en el órgano electoral. También la lucha por la corrupción es una retórica no útil para Morena al repasar a sus apellidos más notables: Bartlett, Ovalle, entre otros.
En el rubro de la corrupción, el poder judicial de la Federación tiene elementos para cuestionar su propia corrupción y también tiene otros segmentos favorables de integridad en su función pública.
Los llamados Comités de Selección que recién integró cada rama del poder público, tienen el cometido en el oficialismo de formar un único bloque entre legislativo y ejecutivo y, por su lado, la Corte ha elegido también los miembros de su comité.
Todos los comités tendrán una encomienda hasta hoy incierta, dado que por ejemplo, tendrán que filtrar por lo menos 183 perfiles por día, revisando en líneas generales un expediente básico de los aspirantes en torno a sus requisitos.
En la incertidumbre del proceso electoral judicial, se supone que se inscribirán miles para que al llegar a la tómbola, sólo haya alrededor de 1,700 aspirantes, sin que hasta hoy quede claro si la elección tendrá como referente un distrito o un circuito judiciales, por ejemplo. Al final, los comités de selección tendrán facultades mínimas para su desempeño.
En realidad, serán instancias de vigilancia ideológica para garantizar perfiles leales al oficialismo y no vuelva el escenario de proponer aspirantes elegidos por Morena que en el desempeño de su cargo judicial, ejerzan su independencia como jueces constitucionales.
Del Tintero.
Para añadir más elementos de convulsión para Morena, la elección presidencial en los Estados Unidos, se desarrolla en un país muy dividido y con posturas extremas de los dos aspirantes a la Casa Blanca, en torno a la seguridad y migración. Es la tormenta perfecta para la gran colisión que enfrenta la democracia en México.
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