El concierto del músico/Rodrigo Aridjis
Sobre la independencia de los órganos electorales
Una aportación en torno a los modelos de sistemas electorales, es imprescindible, en el proceso de consolidación democrática, recurrir a la obra de Hugo San Martín para advertir que existen otras variables para considerar a los organismos electorales no sólo eficientes, sino verdaderamente independientes y comprometidos con la democracia. En este apartado nos referiremos al nombramiento y remoción de los integrantes del órgano electoral, generalmente integrados por organismos colegiados, en algunos casos sus miembros son de origen exclusivamente judicial; en otros son designados por el Congreso; en otras el Ejecutivo comparte la designación con el Legislativo o con el Judicial; también se da el caso, excepcional, de que la designación de sus miembros tenga origen en los tres poderes del Estado o que en su integración tengan injerencia, en diverso grado, los partidos políticos.
El problema de la influencia de los actores políticos que conforman esos poderes, considera San Martín, puede ser atemperado o acentuado por tres factores: la coincidencia o no de los períodos de ejercicio con los del Ejecutivo y del Legislativo, la existencia o ausencia de restricciones referentes a la actividad política de los candidatos a integrar el organismo electoral; y el establecimiento de los organismos en los cuales reside la facultad de remover a los mismos integrantes de estos organismos electorales supremos.
Insistimos, como afirma San Martín, esto puede atemperarse o
acentuarse.
No obstante, de fondo existe otro problema no menos grave: son los
legisladores, emanados y pertenecientes a los partidos, en sus congresos o
parlamentos, los que tienen a su cargo generar la legislación que sirve como
marco para regular tanto a los órganos electorales como los procesos
comiciales, y eventualmente establecen condiciones favorables para la fuerza
política a la que representan, lo cual también debe ser atemperado
De lo contrario se corre el riesgo de que la autoridad electoral, por sus integrantes y sus marcadas tendencias ideológicas, rompan la obligada imparcialidad y autonomía indispensables en su proceder y en sus decisiones, perdiéndose la confianza tanto de los competidores en la contienda electoral como en la sociedad en torno a la independencia, autonomía e imparcialidad del órgano electoral, un debate público indispensable en los tiempos que corren, a propósito del anuncio de la élite en el poder, para modificar el ascenso, estabilidad y duración de los miembros del Instituto Nacional Electoral en México.
*Politólogo, periodista, académico. Director Editorial: escenariopolitico.mx
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