![Hallan presunto explosivo en gasolinera de Culiacán](https://mexico.quadratin.com.mx/www/wp-content/uploads/2025/02/Hallan-presunto-explosivo-en-gasolinera-de-Culiacan-QS-107x70.jpeg)
Hallan presunto explosivo en gasolinera de Culiacán
CIUDAD DE MÉXICO, 9 de julio de 2017.- El reportaje global sobre el uso de empresas off shore para lavar dinero o evadir impuestos por parte de políticos y celebridades de todo el mundo, conocido como los Panama Papers, sirvió para que se introdujeran algunos cambios en distintos países para evitar prácticas con ese objetivo, pero Estados Unidos no se sumó e incluso ha flexibilizado los requisitos para la apertura de cuentas bancarias.
Así lo explican a Quadratín los reporteros Rita Vásquez y J. Scott Bronstein, autores del libro Sociedades peligrosas. La historia detrás de los Panamá Papers, editado por Debate.
“Curiosamente muchas jurisdicciones han hecho cambios y arreglado sus cosas, menos Estados Unidos, que ha flexibilizado su política para abrir cuentas bancarias y las jurisdicciones off shore de Estados Unidos como Delaware o Nevada siguen haciendo lo que la mayoría de las jurisdicciones no pueden hacer. Al final el paraíso fiscal más grande va a ser Estados Unidos, porque se ha negado en repetidas ocasiones en cumplir regulaciones de la Organización de Comercio y Desarrollo Económico (OCDE) y otros organismos internacionales que exigen más transparencia y estándares comunes de reporte”, dice Vásquez.
Ambos reporteros recuerdan que el proyecto -en el que participaron alrededor de 400 periodistas de todo el mundo que revisaron en grupos de trabajo un total de 11 millones de documentos extraídos por un particular del despacho panameño de abogados Mossack Fonseca- puso de cabeza a algunos gobiernos, como el de Islandia, cuyo primer ministro Sigmundur David Gunnlaugsson debió renunciar luego de que se reveló que usó empresas off shore para no declarar impuestos, o su homólogo inglés, David Cameron, cuyo padre también se benefició y eso golpeó la popularidad de su hijo.
En el caso -donde colaboraron medios de comunicación de distintos países- también salieron los nombres del presidente de Argentina, Mauricio Macri, su predecesora Cristina Kirchner y hasta el futbolista Lio Messi; por México salió el del entonces secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray.
CLIENTES DE ALTURA
La pareja de reporteros, integrantes de la redacción de La Prensa de Panamá, quienes además son pareja, relatan en el libro cómo durante meses el proyecto en el que participaron más de 100 periodistas de todo el mundo, fue secreto, y recuerdan las presiones posteriores a su publicación, el 3 de abril de 2016, de parte de Ramón Fonseca (uno de los socios principales de Mossack Fonseca), quien fue asesor del presidente de Panamá y dirigente del partido político gubernamental.
Les reprochó que por haber participado en el proyecto le hicieron daño al país, pero fue el Consorcio Internacional de Periodistas de Comunicación (ICIJ) quien decidió que así se llamara.
“Por twitter Ramón Fonseca estuvo diciendo ‘acuérdense que ellos fueron quienes pusieron nombre al proyecto’. No solamente no fuimos, estuvimos en desacuerdo en más de una ocasión. Porque pensábamos que ponerle el nombre de Panamá iba a implicar distraer la atención de lo que realmente era esta investigación, todo mundo se fijó en el nombre del proyecto y no en que había que hacer cambios fundamentales a la industria en Panamá y en el mundo entero”, dice Vásquez.
Cuestionados sobre el despacho, ambos dicen que de acuerdo con los 11 millones de documentos, notaron que el despacho manejaba 90 por ciento de sus cuentas en forma regular pero el restante 10 por ciento eran usadas para lavar dinero o evadir impuestos en paraísos fiscales.
El proyecto descubrió que Mossack Fonseca tenía entre sus clientes a personajes de la talla del presidente de Rusia, Vladimir Putin, o al dictador sirio Bashar Al-Assad.
“El sistema off shore, en el caso particular de esta firma, hay alguna razón que no sabemos, del por qué tantos clientes estaban en una sola firma. La forma en que se conducían en su negocio era más arriesgada que otras y corrían chances, entonces ellos tenían clientes con perfiles de narcotraficantes, como Rafael Caro Quintero, o la Reina del Sur (Marllory Chacón), traficantes de armas y terroristas, como Muamar El Gaddafi, Bashar Al-Assad, casos con un traficante de arte o uno de un ejecutivo de la empresa alemana Siemens que desde México a América Latina era jefe, quien está acusado de haberse llevado 500 millones de dólares en oro, a través de sociedades y bancos en Bahamas”, explica la reportera.
“En la firma el 90 por ciento del negocio puede ser legal pero el 10 por ciento es cuestionable, en materia de ética, decían muchas veces que solo tenían obligaciones con el intermediario, no con quién era el beneficiario final, eso es verdad, pero resulta que en ese caso particular sí sabían quiénes eran los beneficiarios reales, lo sabemos porque la base de datos nos dio acceso a correos electrónicos de la firma y a documentación interna donde se intercambiaban opiniones sobre un cliente particular”, añade.
El debate ético periodístico también estuvo presente durante la realización del proyecto, ya que la información era de carácter privado, aunque no fueron periodistas quienes sacaron los documentos.
“El libro tiene una crítica muy fuerte al tema, la forma como se manejó el proyecto, sin embargo realza que el fin es legítimo, se trata de dejar al descubierto las fallas que existen en esta industria y que necesita regulación un poco más fuerte para evitar que sea utilizada con propósitos ajenos a los que originalmente fue creada”.
-¿Se quedó información guardada?
-Claro, son 11 millones de documentos, somos 400 periodistas, nadie ha cubierto todo, contesta Vásquez.
-¿En el caso mexicano se explotó toda la información o quedó algo pendiente?
-Estoy segura que sí, son 11 millones de documentos, aunque tiene criterios de búsqueda es imposible aunque te hubieras puesto a buscar esto todos los días ver todo, hay información.
-¿De narcotraficantes?
-Nosotros lo que pudimos ver fue el tema de Caro Quintero y el de la Reina del sur y ella es guatemalteca.
“Hay muchos casos de México en Panamá Papers”, dice por su parte Bronstein en su español con acento estadounidense.
“Este proyecto fue un éxito porque fue en colaboración de periodistas de todo el mundo, en este momento está el caso Odebrecht de Brasil y otros países y periodistas. La de Estados Unidos fue una reacción aislada, para mí lamentable porque ha sido la intención construir puentes, no muros. Hubo éxito con esta colaboración y cambios en el mundo, de políticos, de Islandia, Europa pero lo de Estados Unidos es malo porque no quiso más colaboración y tiene regulaciones laxas”.