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CIUDAD DEL VATICANO, 25 de octubre (Quadratín México).- El ex mayordomo del Papa, Paolo Gabriele, ingresó a una celda del cuartel de la Gendarmería vaticana, tras negarse a apelar la sentencia emitda en su contra por un juez.
Gabriele fue sentenciado a pasar año y medio en prisión por el robo con agravantes de documentos reservados de Benedicto XVI.
El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, admitió que aún está “abierta” la posibilidad de que Benedicto XVI le conceda la gracia.
Según el texto del veredicto publicado por la Oficina de Prensa del Vaticano en el que explica que al no haber presentado una apelación a la sentencia en primera instancia, la condena “se hace definitiva”.
En el documento, publicado el 23 de octubre, se precisaba que Gabriele cumpliría su condena en una prisión del Vaticano.
Además, que la sentencia se haría firme en el periodo estipulado si no se presentaba la apelación, al no haberse aplicado los beneficios de la ley respecto a la suspensión de la pena.
La Secretaría de Estado vaticano emitió un comunicado en el que indica que con la sentencia en firme del juicio contra Paolo Gabriele, “termina un asunto triste, que ha tenido consecuencias muy dolorosas”.
Con este asunto, agrega, se ofendió personalmente al Santo Padre, porque “se ha violado el derecho a la privacidad de muchas personas que se habían dirigido al papa por su posición, se ha creado un perjuicio a la Santa Sede y a varias de sus instituciones, se ha creado un obstáculo a las comunicaciones entre obispos del mundo y la Santa Sede y causado un escándalo en la comunidad de los fieles”.
Según la instancia oficial, el proceso a Gabriele se “desarrolló de manera transparente y ecuánime y en el pleno respeto del derecho a la defensa”.
Insistió en que es posible “la eventualidad de una concesión de la gracia” por parte del papa y subraya que ésta “presupondría razonablemente un arrepentimiento por parte del reo y la sincera petición de perdón al Sumo Pontífice y a quienes han resultado ofendidos”.
El tribunal vaticano que juzgó a Gabriele, presidido por Giuseppe Della Torre, consideró para dictar dicha pena que el robo de cientos de documentos reservados enviados al papa y a su secretario, Georg Ganswein, constituye una acción lesiva contra el pontífice, la Iglesia Católica y el Estado vaticano.
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