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CIUDAD DE MÉXICO, 3 de mayo de 2018.- La corriente Democracia Interna del PRI, integrada entre otros por el ex gobernador de Oaxaca Ulises Ruíz, exigió la salida de Aurelio Nuño de la coordinación de campaña de José Antonio Meade.
Reconoció en un escrito como importante el relevo de René Juárez por Enrique Ochoa en la presidencia del PRI, «pero consideramos que aún es insuficiente para entrar de lleno a la competencia electoral.
«Esperamos también la salida de Aurelio Nuño de la coordinación de la campaña, pues aparece como el defensor del gobierno y no como el promotor de nuestro candidato. Lo hemos señalado: ‘que sea el gobierno quien defienda sus logros. A la campaña le compete proponer un mejor futuro a la ciudadanía'». detalló Democracia Interna en el siguiente documento:
Dr. JOSÉ ANTONIO MEADE KURIBREÑA
CANDIDATO A LA PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA
LIC. RENE JUÁREZ CISNEROS
PRESIDENTE DEL C.E.N. DEL P.R.I.
A LA MILITANCIA DEL PRI:
Después de tres semanas de campañas electorales y un primer debate entre candidatos, tiempo en que no parece haber movimientos importantes en las preferencias de la ciudadanía, hoy finalmente tenemos una grata noticia con el relevo de Enrique Ochoa en la dirigencia del Partido por un priista orgánico, combativo y responsable como René Juárez Cisneros.
Bienvenido René, estamos listos para acompañarte y enfrentar juntos, en unidad, los retos que tenemos por delante.
Consideramos necesario, en la circunstancia actual, recordar que nunca estuvimos de acuerdo en modificar los estatutos del PRI para permitir candidaturas externas, por lo que representa para la militancia en desánimo por ser una falta de respeto a la trayectoria y al compromiso al pertenecer a una organización política. La propia alianza con otros partidos hubiera resuelto la designación de un candidato externo, por lo que no había necesidad de modificar estatutos.
Una vez modificados, propusimos que la decisión de la candidatura se llevara a una consulta interna en la que la militancia pudiera expresarse. No fue así por razones que solamente entienden quienes entonces decían dirigir al Partido y se decidió por la simple imposición de una candidatura lo que, en lugar de reforzarla, la debilitó.
También manifestamos que el desgaste provocado por el ejercicio de gobierno nos tenía (y aún nos tiene) en una situación muy poco favorable. Con altos índices de reprobación y señalamientos derivados del actuar de ex gobernadores surgidos de nuestras filas, se antojaba útil buscar a un candidato de excepción, simpatizante del proyecto de nación que nuestros principios ideológicos impulsan y coincidimos en que ese candidato eres, sin lugar a ninguna duda tú, Pepe Meade.
Como una medida para fortalecer las posibilidades de triunfo, exigimos que se sometieran a consulta el resto de candidaturas que acompañarían al candidato presidencial; invitamos al priismo a que se privilegiara el peso de cada hombre y de cada mujer para designar a quienes mayores simpatías tuvieran, pero tampoco se hizo así. Nuevamente se recurrió a la imposición en unos casos por algunos gobernadores priistas que condicionaron su apoyo a la facultad de determinar “sus” candidaturas y en otros a través de liderazgos desgastados que hicieron propuestas a su conveniencia y no en favor de la necesaria inclusión que apoyara el principal objetivo que es la campaña por la Presidencia de México.
Pero fue en el CEN del PRI donde se encargaron de asestarle el golpe mayor a la campaña presidencial con el diseño de las listas plurinominales en el que la exclusión de priistas destacados, la mala distribución regional en las circunscripciones y la inclusión de los mismos de siempre dejaron más que lastimada a la militancia y una estela de deserciones que parece no terminar aún.
Y no, no es que “como siempre” se hayan presentado inconformidades con las listas de candidatos. Hoy, como nunca, la militancia pasó a segundo término y, eso sí, como siempre, los lugares de privilegio se utilizaron para incorporar a algunos muy conocidos por estar siempre ahí o en el otro extremo algunos que sólo son conocidos por su escasa experiencia política.
El relevo en el CEN es importante y era urgente, pero consideramos que aún es insuficiente para entrar de lleno a la competencia electoral. Esperamos también la salida de Aurelio Nuño de la coordinación de la campaña, pues Nuño aparece como el defensor del gobierno y no como el promotor de nuestro candidato. Lo hemos señalado: que sea el gobierno quien defienda sus logros. A la campaña le compete proponer un mejor futuro a la ciudadanía.
Hoy que se percibe un renovado ánimo de triunfo, insistimos en nuestras propuestas sobre las otras candidaturas que acompañan a la tuya, querido Pepe.
Sería sano que quienes ocupan lugares en las listas plurinominales y al mismo tiempo tienen carteras en el CEN y en sectores y organizaciones así como quienes tienen cargos en el equipo de campaña, se vayan a campo a buscar los votos que necesitamos y permitan que personas con capacidad y sin otro compromiso que la propia campaña lleguen a los lugares que hoy ocupan para realizar de tiempo completo las tareas de Partido y de la coordinación de la campaña. No, no se puede chiflar y comer pinole.
Algunos de los que deberían dejar sus candidaturas son Enrique Ochoa, que al incluirse en las plurinominales manda el peor de los mensajes: “él, ya amarró, pase lo que pase”, eso además de la contradicción entre lo que Ochoa proponía de desaparecer las plurinominales en las que hoy se apunta; Ximena Puente, ex titular del Instituto Nacional de Acceso a la Información, cuya inclusión es un golpe más a la credibilidad de los órganos “autónomos” pues todos sospechan que fue producto de una negociación política y ella, propuesta por nuestro Partido para su antiguo cargo; Rubén Moreira, experto en el asunto electoral, tiene muchísimo trabajo en el CEN por lo que debería dejar su candidatura plurinominal y dedicarle tiempo completo a su encargo.
De igual manera Vanessa Rubio o Fernando Galindo cuyas capacidades nadie pone en tela de juicio, deberían dejar sus candidaturas a alguno de tantos hombres y mujeres con experiencia y presencia política para incorporarse en su momento al Gabinete del Presidente y qué decir de los líderes de sectores y organizaciones, cómo el líder de la CNC, por citar alguno, que está cómodamente instalado en las listas en lugar de estar buscando un encargo de mayoría en la capital de Durango o el dirigente de la CNOP, que bien podría estar buscando una Diputación Federal por la capital de Jalisco, para aportar su capital político a través de los votos a la candidatura presidencial.
No es un asunto personal, sino ético y de compromiso político. ¿O acaso están cobrando su trabajo con las candidaturas? ¿Qué, no era por el proyecto de país?
También lo hemos señalado; hay que revisar las candidaturas a todos los cargos de elección y corregir donde sea necesario y hacer el trabajo político en todos los casos para limar asperezas y sumar voluntades. Esa es tarea fundamental de la política y no se ha estado haciendo. La lógica del CEN había venido siendo aquella de “o te sumas o te vas”, como si lo que nos sobraran fueran votos. Y el ejemplo del CEN se reprodujo en casi todos los estados.
Señalamos en la Asamblea Nacional que era mejor la democracia que la imposición. Pero, insistimos, se privilegió en muchos casos la imposición y los números nos dicen, hasta hoy, que es probable que no ganemos ningún gobierno estatal en este año y que tengamos en el Senado y en la Cámara de Diputados representaciones sin precedente por su pequeñez numérica. Aún es tiempo de corregir, pero el tiempo se acaba.
Por otra parte, en el discurso da la impresión que se nos ha olvidado que prácticamente la mitad de los mexicanos se encuentran en pobreza, porque no estamos hablando con ellos. A esos electores, eventualmente la mitad de quienes votarán el 1 de julio, los mueve el discurso populista y demagógico de Morena y nosotros no acertamos a deslegitimarlo con el nuestro.
Por qué no decir con contundencia que vamos a emprender el combate más serio y más profundo a la pobreza a través de una nueva política de desarrollo social basada en el fomento de las capacidades junto con un nuevo modelo económico que privilegie la economía familiar, que permitan un tránsito ordenado del asistencialismo a la oferta de empleos, en lugar de sólo ofrecer convertir al país en una potencia mundial discurso difícil de entender para la mitad de la población que se encuentra en pobreza.
No basta el eufemismo de que nadie volverá a nacer en pobreza extrema. Nadie lo compra. En México debemos reconocer que tenemos que combatir a fondo la desigualdad y que para eso necesitamos explorar una ruta distinta a la que comenzó Salinas al implantar el neoliberalismo y que nos incrustó en el mundo global pero que se olvidó de resolver los problemas de casa.
¿Por qué no proponerle a los mexicanos revisar, profundizar, modificar y de ser necesario cambiar las reformas estructurales? ¿Realmente somos la propuesta de la continuidad, como sostienen nuestros competidores?
Y en el asunto de la corrupción las señales que estamos mandando tampoco son claras, tenemos un candidato honesto, mas no es el caso de varios candidatos y colaboradores que han venido siendo exhibidos como los grandes beneficiarios de los contratos de empresas y dependencias federales.
En ese tenor se requiere un deslinde claro y contundente de los funcionarios que pudieran estar involucrados en esos asuntos. Digámosle a México que vamos a revisar todos los grandes contratos y, que si un servidor público incurrió en actos de corrupción, se buscará la aplicación de las penas máximas que prevé la Ley y que, en el nuevo gobierno, promoveremos las reformas necesarias para castigar hasta con cadena perpetua a los servidores públicos corruptos.
Creemos necesario insistir, ahora en el Senado, para que en un periodo extraordinario se apruebe la iniciativa que enviaste con el profundo compromiso que tienes con la honestidad. Es una exigencia del priismo que el Senado apruébela iniciativa anticorrupción antes del primero de julio. No hay pretexto para no hacerlo.
Basta leer a los principales columnistas y analistas políticos para darse cuenta de lo que la gente espera de quien será su próximo Presidente. Con solo revisar las encuestas serias y el seguimiento de los que realizan agregados de éstas, es suficiente para darse cuenta de la realidad de la competencia el día de hoy.
Estas son reflexiones que de manera respetuosa, clara, pero sin ambages, hacemos a nuestro Partido y a nuestro candidato.
Si se voltea a ver a los mexicanos que viven en pobreza, a los jóvenes que pocas esperanzas tienen en el porvenir, a las mujeres que sufren de desigualdad en el trabajo y de violencia, a los adultos mayores que quieren una vejez sin sobresaltos; si vemos a todos los mexicanos, los escuchamos y les ofrecemos un proyecto de país viable, sin demagogia, pero con firmeza; acorde a sus expectativas; podremos convencer a la mayoría de que conocemos los problemas y tenemos propuestas para resolverlos y que , como Gobierno, vamos a entregar la vida si es necesario para cumplirles.
Si se cambia a los dirigentes para que atiendan sus campañas y aporten votos; si se corrigen los errores en las candidaturas; si se busca la reconciliación con todas las expresiones, la militancia priista lo va a aplaudir, se va a motivar y vigorizará su presencia en la campaña volviendo a posicionarnos en la competencia para poder ganar la presidencia.
En Democracia Interna hemos asumido una postura crítica pero propositiva. Hemos señalado lo que creemos que no está funcionando y lo que consideramos se debe hacer. Podemos equivocarnos, pero siempre será mejor hablar a tiempo y no esperar simplemente a que las cosas sucedan. No estamos en la búsqueda de cargos ni candidaturas, queremos devolverle el rostro al PRI a través de su refundación.
René, bienvenido a la Presidencia de nuestro Partido. Tu presencia es garantía de compromiso con la militancia y con la campaña presidencial. Como tú lo sabes hacer, con firmeza, con carácter, con seriedad, te pedimos que vayas a fondo con los cambios que faltan por hacer para cambiar el rumbo de la historia y llevar a Pepe Meade a la Presidencia de México.