En 2025 se construirán 16 utopías, informa Clara Brugada
CIUDAD DE MÉXICO, 11 de junio de 2019. —Ver como una circunstancia normal que haya niños en las calles haciendo malabarismos, mendigando o vendiendo dulces, y aceptar la idea de que son propiedad de sus padres, son factores por los que la sociedad ha cerrado los ojos ante la explotación infantil. Debemos ir hacia una colectividad más integrada, donde los infantes sean responsabilidad de todos, afirmó Christian Amaury Ascensio Martínez.
En el marco del Día Mundial contra el Trabajo Infantil, que se conmemora este 12 de junio, el académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM resaltó que los niños deben ser vistos como un interés superior social, “ir más allá de las relaciones privadas, pues se da por sentado que los hijos pertenecen a los padres, y no es así. Protegerlos debería ser una razón de Estado”.
Según explica un comunicado de la Máxima Casa de Estudios, la explotación, maltrato y trata de este sector de la población es un problema diverso y tiene que ver con contextos socioculturales, pero de ninguna manera se explica.
El trabajo debe ser acorde con las condiciones físicas, psicológicas e incluso biológicas de las personas, por lo que los niños no deben realizar labores de adulto”, destacó el experto en juventudes, seguridad y violencia.
Trabajo infantil
Según el Módulo de Trabajo Infantil (MTI) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI, 2017), 3.2 millones de niños y adolescentes (de cinco a 17 años) trabajaban en México en actividades no permitidas, no remuneradas y domésticas, en condiciones inadecuadas.
En ese año la población infantil ascendía a 29.3 millones, de los cuales 11 por ciento trabajaba, y 6.4 por ciento hacía labores subordinadas relacionados con el sector agropecuario, servicios y comercio.
De ese 6.4 por ciento, más de un tercio no recibe ingresos por su labor, un tercio gana hasta un salario mínimo y el resto obtiene de uno a dos salarios mínimos.
“Hay que ver las particularidades culturales; cada día aumenta la pobreza y nos encontramos familias completas en la mendicidad, y los pequeños no reciben nada a cambio de lo que producen, por lo que se debería hablar de explotación, trata y abuso”, subrayó el profesor del Centro de Estudios Sociológicos de la UNAM.
El MTI estima que en México 21 millones de habitantes de cinco a 17 años realizan quehaceres domésticos en sus hogares sin recibir remuneración; de ese total, 1.4 millones lo hacen en condiciones inadecuadas, y la mayoría residen en Tabasco (14.2 por ciento) y Querétaro (1.6 por ciento).
“Si vemos a un niño trabajando en las calles debería cuestionarse por qué. Una cosa es contribuir a las labores del hogar y otra muy distinta ser propiedad de alguien. Nadie puede utilizar a sus hijos como un instrumento, debe prevalecer el interés superior de la sociedad sobre la niñez, e indignarnos ante situaciones de esta índole”, concluyó.