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CIUDAD DE MÉXICO, 9 de marzo de 2017.- Además de su belleza gráfica, la iconografía del Escudo Nacional –constituido por un águila posando en un nopal devorando una serpiente– tiene que ver con la fundación de la gran capital del imperio mexica, que haya trascendido y permanecido hasta nuestros tiempos es el mayor símbolo de identidad como mexicanos, señaló la historiadora Cora Falero Ruiz.
“Su importancia es vital porque es una prueba de la trascendencia de los elementos indígenas de nuestro pasado prehispánico que se ha mantenido por más de ocho siglos, trascendió los 300 años de dominio virreinal y a lo largo del convulsivo siglo de la Independencia, la Revolución y se mantiene vivo hasta nuestros días”, subrayó en entrevista con Quadratín México.
Con una experiencia en museos por casi 14 años, Cora Falero ha trabajado en exposiciones temporales, así como en la reestructuración de algunos recintos culturales a nivel nacional. En esta ocasión, es curadora la muestra temporal El Escudo Nacional. Flora, fauna y biodiversidad, inaugurada en el Museo Nacional de Antropología (MNA), donde permanecerá hasta el 28 de mayo.
Esta agencia de noticias realizó un recorrido de esta completa exposición del Escudo Nacional, proyecto que comenzó en mayo de 2013 y misma que irá acompañada de una publicación donde participan alrededor de 33 autores que se dieron a la compleja tarea de ofrecer una lectura científica e histórica del emblema nacional mexicano.
“Uno de los mayores retos fue la búsqueda de colecciones, la cual implicó casi dos años, pues se quería mostrar objetos que recuperaran la iconografía del escudo y que no hubieran sido mostrado en otras exposiciones.”
“El trabajo fue muy intenso en acervos institucionales como con coleccionistas privados y muchos objetos que han sido catalogado en ésta”, detalló la historiadora.
Aunque, asegura que siempre queda la sensación de que algo faltó y se pudo mejorar, el tiempo jugó un papel determinante para poder acercarse a todos los acervos y coleccionistas que sabían contaban con obras con el discurso que se deseaba plantear en esta muestra.
“Lo más complicado fue localizar los objetos y poderlos traer a este sitio para los visitantes”, refirió sobre las invaluables obras que van desde piezas arqueológicas, obras de artes, numismática, o restos óseos, en una lectura bastante completa con objetos de distinta naturaleza.
Incluso las condiciones para el montaje, precisó que fue trabajar mucho con los museógrafos en cómo materializar el proyecto, debido a que cada objeto exige una manera distinta para ser visto y mostrado, así como cuidar las cuestiones de conservación, pues la materia orgánica que es parte de la exposición y no debía dañar otros objetos más como el papel o los óleos.
La exposición se compone de 340 objetos: piezas arqueológicas, banderas militares, esculturas, pinturas alegóricas y publicaciones, entre otros, provenientes de distintos recintos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), museos estatales y colecciones privadas.
La curadora Cora Falero dijo que el ejemplo de esta lectura humanística y científica son las cuatro águilas reales que podrán apreciarse, dos osamentas recuperadas arqueológicamente y bajo resguardo del Museo del Templo Mayor, y un par de taxidermia enviadas desde Saltillo Coahuila, por el Museo de las Aves de México, así como los restos óseos de una serpiente de cascabel, chalados en la Zona Arqueológica de Cantona, en Puebla.
El Escudo Nacional. Flora, fauna y biodiversidad, organizada por la Secretaría de Cultura, también es incluyente al contar con una sala lúdica y material para personas con debilidad visual. Cierta con la última modificación hecha al emblema nacional, cuando en 1968 se comisionó al muralista Francisco Eppens para dar una actitud más fiera al águila real y la serpiente.