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CIUDAD DE MÉXICO, 1 de abril de 2017.- Durante 74 minutos, el documental La libertad del diablo, de Everardo González, muestra testimonios de víctimas y victimarios de la guerra contra el narcotráfico, desatada desde el 2006 y que a la fecha ha dejado más de 120 mil muertos y 29 mil desaparecidos en el territorio nacional.
El cineasta viajó a Culiacán, Sinaloa, Iguala, Guerrero y Reynosa Tamaulipas –tres de las ciudades más golpeadas por la violencia del crimen organizado-–, donde, acompañado de su cámara recogió testimonios de familiares asesinados por el crimen organizado, madres y hermanas de personas desaparecidas y conversó con sicarios que por unos cuantos pesos mataron a personas desconocidas.
“Hay adolescentes que quitan la vida por centavos o personas que escarban con sus manos para encontrar a sus desaparecidos”, dijo el cineasta luego de presentar el documental en la gira Ambulante, en el Instituto Göethe.
Los testimonios brindados ante las cámaras se hicieron con una peculiaridad: tanto víctimas como sicarios e incluso un soldado que reveló el terror que le tiene a sus comandantes corruptos, son hechos con los rostros cubiertos.
Durante la presentación, el director explicó el uso de las máscaras: “Permite que gotas de testimonio sean verdaderos sin la interpretación de uno mismo”.
Pese al uso de las máscaras –que son como las que usan las personas quemadas– se nota el dolor en la mirada, o el pasmo que causa haber matado a alguien, a lo que se suman las lágrimas de algunas personas entrevistadas, que humedecen su rostro cubierto.
Para la realización de su documental que le llevó cinco años realizar, el director se acercó con organizaciones que trabajan en penales, abogados de víctimas o de victimarios, y con familiares, además de la colaboración de Daniela Rea, reportera integrante de la organización Periodistas de a Pie.
González da su versión sobre la guerra contra el narco y considera que a todos se les modificó algo en su vida y lamenta que pese al dolor de las víctimas y las confesiones de algunos sicarios, en realidad sólo sea un botón de muestra de lo que ocurre en el país.
Dijo que pareciera que hay una pacificación en algunos territorios, y cuestionó qué pasó con Los Zetas, el cartel sanguinario que en el anterior sexenio se convirtió en un dolor de cabeza y a la llegada de la actual administración pareció desaparecer.
“¿Ahora dónde están Los Zetas, qué pasó con el cambio de poder, a dónde se fueron? ¿Por qué dejaron de ser noticia? Pareciera que el país está pacificado y nos damos cuenta de que no”.
Hizo énfasis en que a todos ha afectado de alguna manera el tema y recordó que en 2010 a él le afectaron los narcobloqueos en Jalisco, en el festival de Cine de Guadalajara. “Nos encerraron por los narcobloqueos durante la detención de Nacho Coronel”.
Cuestionado por estudiantes de cine por qué al final del documental una señora decidió quitarse la máscara, explicó que pese a que todas las personas estuvieron de acuerdo en cubrirse, al final la mujer se descubrió por voluntad propia ante la cámara.
“La mujer que se quita el antifaz tiene dos hijos desaparecidos, es la mujer más valiente que he conocido”, concluyó.
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